Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNA las once en punto de la tarde
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Hipólito Martínez

A las once en punto de la tarde

 

Este lunes 29 ha sido el día D, y la hora hache fue a las once. Después de cinco días de asueto, Pedro Sánchez desveló el secreto de los secretos, el arcano de los arcanos, la esencia de las esencias… Y se quedaron los pájaros cantando. Unos más felices, otros más defraudados. Ahora (en este ahora fuera del tiempo) hay quien sonríe, también hay quien se estremece; muchos siguen en la duda y con temores inconfesables. ¿Qué sucederá al final de esta triste historia? Ni el mismísimo Sánchez lo sabe.

 

Comenzó nervioso el presidente que saludó a la audiencia con un inesperado ‘buenas tardes’... a las once de la mañana. Ese “buenas tardes” mostraba una imagen de inseguridad, desacostumbrada en Sánchez. Después de semejante saludo, ¿qué podría venir después? ¿Qué oscura decisión habría tomado? Salvando las muchas distancias, la de Sánchez, cada vez recordaba más a ‘la decisión de Sophie’. Supongo que la habrán visto, en vez de la oscarizada Meryl Streep, en aquellos memorables momentos nos sobrecogía el ‘oscarizable’ Sánchez.

 

Sánchez sigue… y la vida sigue igual, aunque no tan igual

 

Pero sería una falsa impresión; la decisión de Pedro en seguida quedó diáfana, para el gozo de tirios y el disgusto de troyanos. A los escasos segundos, el líder socialista retomó el rumbo de su destino universal y actuó con la contundencia que le caracteriza; con su típica retórica y sus clásicos argumentos, despejó la incógnita que planteara con melodramática pericia cinco días atrás. Y sin dejar de mirar a la cámara, como él sólo sabe hacerlo, su actuación ganaba enteros; volvía por sus fueros. El actor se superponía una vez más al político. A los suyos, seguramente les convencería; a los de enfrente les volvió a indignar, como les indigna siempre; pero a muchos, ni lo uno ni lo otro, se quedaron como estaban; en realidad, pocos esperaban otra cosa. Sánchez sigue… y la vida sigue igual, aunque no tan igual.

 

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En nuestra Región, se vivió intensamente aquel instante histórico. El líder del PSRM-PSOE, José Vélez, reaccionó a la decisión del presidente del Gobierno, con un solemne “juntos, unidos como país” demostraremos “al mundo cómo se defiende la democracia de los bulos, el acoso y la confrontación”. Esta última no es una frase cualquiera: se trata de una de las más sonoras incluidas por Sánchez en su discurso. “Con más fuerza que nunca, seguiremos trabajando por España”, añadió Vélez en la red social X. No era nada original Vélez, casi nunca lo es; no se apartaba ni una coma de la oratoria de su presidente. Aunque como actor secundario, su papel no podía ser otro.

 

Sin embargo, otros intérpretes murcianos sí brillaron con luz propia y ajena en el Lunes de la Decisión; entre ellos, sobresalía López Miras, siempre sobresale. En nuestra Murcia querida, jamás faltan el verbo, el garbo y la profunda mirada del presidente. Nuestro Miras no pudo reprimirse, ni quiso; acababa de escuchar a Feijóo afirmar que Sánchez había hecho el ridículo, y ahondó en esa herida: “El espectáculo del circo de Pedro Sánchez ha sido lamentable, bochornoso e irresponsable”.  Pero, a un Sánchez de película, a este guerrero de lo imposible, no creo que le importara ni lo más mínimo el alegato ‘mirasiano’. Tampoco le debió emocionar la actuación de Vélez. Murcia queda insondablemente lejos de La Moncloa, hoy como ayer.

 

Tras lo vivido, y lo que se vivirá, aún se esperan sabrosas secuelas literarias. A no mucho tardar, para glorificar este lunes 29 de abril, alguien ha de escribir la crónica de una dimisión anunciada, probablemente lo haga el propio autor de Manual de Resistencia. Mas, no se sabe a ciencia cierta si el presunto escritor se introducirá por los vericuetos de la novela y del realismo mágico, o simplemente cambiará de género (literario). Puestos a dramatizar, quizá le siga cautivando más el teatro...

 

O la poesía:

 

A las once de la tarde / Eran las once en punto de la tarde / Un niño trajo la blanca sábana a las once de la tarde / Una espuerta de cal ya prevenida a las once de la tarde / Lo demás era muerte y sólo muerte / a las once de la tarde

 

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