Globalización y digitalización: Impulsores de estafas a escala mundial
En el informe de Interpol de mayo de este año 'Evaluación mundial sobre la amenaza que plantean las estafas', se nos advierte de una realidad ineludible: la globalización y la digitalización, promotores del progreso y del conocimiento, han potenciado también una época de crecimiento de las estafas en el mundo. Se trata de un movimiento delictivo que se extiende como una telaraña invisible, a la que hay que responder con la adecuada respuesta articulada y alineada con las nuevas realidades tecnológicas y sociales.
Las TIC han eliminado las barreras geográficas y han dado lugar a unas condiciones en las que se produce un espacio virtual sin fronteras, donde los estafadores pueden trabajar sin impedimento aparente. Internet, con su falsa promesa de anonimato y su aumento ostensible en el número de usuarios, se ha convertido en un verdadero jardín del Edén para el crecimiento de las estafas. Los cibercriminales han sabido aprovechar esta interconexión para acceder a un mar infinito de posibles víctimas, así como para multiplicar sus engaños de manera rápida y eficaz. La falta de fronteras digitales agrava la persecución de los estafadores, que pueden ocultar sus identidades y pueden actuar desde cualquier parte del planeta.
La digitalización, con su continuo flujo de innovaciones tecnológicas, ha agrandado lo que se puede encontrar en el mundo, pero además con una sofisticación sin precedentes.
La Inteligencia Artificial (IA), los Grandes Modelos de Lenguaje (LLM) y las criptomonedas, se han convertido en herramientas con enorme potencial para el progreso empresarial y social, aunque también pueden ser armas en manos de los ciberdelincuentes.
La IA permite crear contenido sintético (deepfakes) hiperreal que puede ser utilizado para suplantación de identidad, manipulando la información y así estafar a sus víctimas con mayor convicción. Los LLM, capaces de generar texto simulado como humanos, se utilizan en estafas de inversión, ofertas de empleo falsas y otros engaños a través de aplicaciones de mensajería móvil. Las criptomonedas, por su naturaleza descentralizada y la dificultad para rastrear las transacciones, se han convertido en una herramienta clave para los estafadores, especialmente en las estafas de inversión y sentimentales (estás últimas generalmente utilizando ingeniería social).
El este informe de Interpol también advierte sobre la "democratización" del cibercrimen, impulsada por la proliferación de un modelo de negocio que podemos denominar 'la delincuencia como servicio'. Esta alarmante tendencia permite que el cibercrimen sea accesible a delincuentes poco capacitados en materia técnica, que podrían adquirir tanto software malicioso y datos personales robados como incluso servicios de blanqueo de capitales a través de plataformas en internet. Como resultado se ha incrementado la presencia de las estafas de internet, abarcando incluso campañas más sofisticadas que antes requerían un alto nivel de capacitación técnica.
El impacto de la globalización y de la digitalización en torno de las estafas de internet es variable por región global, formando reflejos de las diferencias tanto socioeconómicas como de tipo tecnológico. En Asia, las estafas más comunes pasan por ser las de suplantación de identidad, las sentimentales y el phishing en internet, aprovechando la creciente digitalización y confianza de los usuarios. África enfrenta un crecimiento de los fraudes por pago anticipado, de inversión, de BEC (Business Email Compromise) y sentimentales, esto se debe en gran medida a la creciente digitalización que se ha producido en el sector financiero. En Europa, por el contrario, las estafas de inversión en línea, el phishing y demás fraudes económicos en internet son cada vez más frecuentes, además de la combinación de criptomonedas para blanquear capitales. En América, el phishing, las estafas BEC y el pago anticipado son las más frecuentes, esto es porque han buscado una explotación de las vulnerabilidades en línea intensificadas por la pandemia pasada y una mayor exigencia en el suministro de material médico.
Frente a esta sensible y complicada situación, Interpol lanza la recomendación de apelar a la cooperación internacional adaptando estrategias de aplicación legislativa. La lucha contra las estafas digitales requiere un enfoque más amplio y proactivo, una combinación coordinada de innovación y colaboración de gobiernos, empresas y ciudadanos. Además, las fuerzas de orden público han de adaptar su estrategia y mecanismos frente a la sofisticación y velocidad en la que las estafas en línea han conseguido evolucionar.
Por lo tanto, hay que señalar que la globalización y la digitalización han originado un nuevo campo de batalla en la lucha contra el fraude; adaptarse a esta situación necesita del esfuerzo colectivo de todos los actores implicados. La innovación tecnológica, la cooperación multinacional y la formación en ciberseguridad son los pilares fundamentales que evitan que el impacto de estas tendencias se agrave y ayuden a construir un entorno más seguro en los espacios digitales para todos y para cada uno de nosotros.