Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNPropuesta para 2025: ser feliz
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Lucio Fernández

Propuesta para 2025: ser feliz

 

Hemos finalizado unas fechas donde todos nos llenamos de buenos deseos, enviamos y recibimos mensajes deseando buenos momentos a todos nuestros contactos, incluso a aquellos que no vemos hace meses. Además, nos llenamos de propósitos para el año que empieza sabiendo que, la mayoría de ellos, nunca llegaremos a conseguirlos.

 

Uno de esos propósitos puede ser el de ser más feliz y afrontar la vida personal y profesional con entusiasmo y con una sonrisa todos los días. Pues bien, ya te adelanto que ese propósito tampoco lo vamos a conseguir. Eso de ser feliz permanentemente es una quimera y un engaño. Lo que sí debes proponerte es afrontar las situaciones complejas con una actitud positiva y ser lo más resiliente posible. La actitud es fundamental en esto de ser feliz y, te puedo garantizar, que si lo consigues tu vida cambiará y disfrutarás de los buenos momentos que la vida nos pone en el camino.

 

La actitud positiva inteligente, como dice mi gran amigo Fabián Villena, debes utilizarla también en tu trabajo. Tenemos la capacidad de aportar gran valor a nuestra organización y, las organizaciones tienen el reto de motivar a sus empleados para conseguir aumentar la productividad.

 

La felicidad, si bien parece un concepto abstracto o incluso ajeno a las métricas de negocio tradicionales, está presente en estudios científicos que han demostrado que la felicidad no es solo un lujo emocional, sino un recurso estratégico fundamental en las empresas de hoy.

 

La relación entre felicidad y productividad ha sido objeto de numerosos estudios en las últimas décadas. Investigadores como Shawn Achor, autor de 'The Happiness Advantage', han demostrado que los empleados felices son hasta un 31% más productivos, un 37% más creativos y tienen un 40% más de probabilidades de recibir una evaluación de desempeño superior. Estos datos no solo desafían la visión tradicional del trabajo como un lugar de sacrificio y presión, sino que también sugieren que fomentar la felicidad dentro de las organizaciones puede generar un impacto positivo tangible en los resultados empresariales.

 

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Pero, a pesar de los avances científicos, todavía existen varios mitos en torno a la felicidad en las organizaciones que impiden que muchos directivos comprendan su verdadero potencial.

 

Mito 1: 'La felicidad no depende de mí'

 

Uno de los mitos más comunes sobre la felicidad, tanto a nivel personal como organizacional, es la creencia de que depende de factores externos fuera de nuestro control. A menudo, los empleados y directivos piensan que la felicidad es algo circunstancial: una promoción, una bonificación, la aprobación de un cliente importante o un ambiente de trabajo ideal son vistos como condiciones necesarias para sentirse felices.

 

Sin embargo, la psicología positiva ha demostrado que la felicidad tiene un componente interno mucho más grande de lo que imaginamos. Estudios de la Universidad de Harvard y la Universidad de California, por ejemplo, han mostrado que más del 40% de nuestra felicidad está determinada por nuestros hábitos y actitudes internas, no por el entorno o las circunstancias externas. Es decir, aunque factores como un salario adecuado o un buen ambiente laboral pueden influir en el bienestar, el control último de nuestra felicidad reside en nuestra capacidad de gestionar nuestras emociones, pensamientos y perspectivas.

 

Los líderes no pueden delegar la responsabilidad de la felicidad únicamente a las políticas de bienestar corporativo, sino que deben reconocer que la cultura organizacional, los valores y la relación con los empleados también juegan un papel crucial en la construcción de un entorno positivo. Además, fomentar el autoconocimiento y la resiliencia en los equipos es clave para fortalecer la capacidad de los individuos para gestionar su propia felicidad, incluso en momentos de adversidad.

 

Mito 2: 'Todo es posible, siempre que quieres puedes'

 

Este mito sostiene que cualquier persona puede lograr lo que se proponga si tiene la suficiente motivación y esfuerzo. Aunque la perseverancia y el trabajo constante son importantes, esta creencia tiende a simplificar excesivamente la naturaleza humana y puede generar frustración cuando las expectativas no se cumplen, o incluso llevar a una sobrecarga de trabajo en busca de logros poco realistas.

 

La realidad es que las personas operan dentro de un contexto más complejo que solo deseos y voluntad. Factores como la educación, las oportunidades, las habilidades previas y el contexto social influyen enormemente en lo que una persona puede alcanzar. En las organizaciones, este mito puede generar una cultura de alta presión, donde se espera que los empleados “den todo de sí mismos” sin tener en cuenta sus limitaciones personales o sus necesidades de descanso y equilibrio. Esto, lejos de promover la felicidad, puede generar estrés y agotamiento.

 

En lugar de decir "todo es posible", los líderes deben centrarse en ayudar a los empleados a establecer metas alcanzables y realistas, apoyados por confianza y formación continua. La clave no está en forzar el éxito, sino en crear un entorno que favorezca el desarrollo personal y profesional, donde los empleados puedan avanzar dentro de sus capacidades y recibir el reconocimiento por sus logros, independientemente del tamaño de estos.

 

Mito 3: 'Trabajar la felicidad en las empresas es un gasto'

 

Muchos directivos, especialmente en tiempos de incertidumbre económica, consideran que las iniciativas de bienestar y felicidad dentro de la empresa son un gasto innecesario o una distracción de los objetivos principales.

 

Según un estudio de la Universidad de Warwick, cuando los empleados son felices, su productividad aumenta en un 12%, mientras que aquellos que se sienten insatisfechos o desmotivados son hasta un 10% menos productivos. Además, las empresas que invierten en el bienestar de sus empleados experimentan una disminución en la rotación de personal, menor absentismo y mejores resultados económicos a largo plazo. La felicidad, entonces, no es un gasto, sino una inversión que genera retornos tangibles tanto en el rendimiento como en la satisfacción de los empleados.

 

Crear un entorno donde la felicidad sea una prioridad no significa simplemente ofrecer beneficios superficiales o regalos envueltos en lazos maravillosos. Se trata de construir una cultura organizacional en la que se valore la comunicación abierta, el reconocimiento constante, el desarrollo personal y la flexibilidad.

 

El bienestar de los empleados debe ser considerado como un pilar fundamental en cualquier estrategia organizacional. Combatir estos mitos sobre la felicidad es crucial para construir un ambiente de trabajo donde las personas se sientan valoradas, motivadas y comprometidas con los objetivos de la empresa. En lugar de ver la felicidad como algo innecesario, debemos entender que es una herramienta poderosa para incrementar la productividad, la creatividad y la fidelización del talento dentro de las organizaciones. La felicidad es, en última instancia, un elemento clave para el éxito sostenible y la salud organizacional a largo plazo.

 

Como directivos, tenemos la responsabilidad de crear entornos laborales que no solo favorezcan la productividad, sino que también promuevan el bienestar integral de cada miembro de nuestro equipo. La felicidad, lejos de ser un lujo, es un recurso estratégico que, correctamente gestionado, puede marcar la diferencia entre las empresas exitosas y las que no lo son.

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