Cómo reestructurarse bancariamente sin morir en el intento
A través de un proceso de reestructuración, hemos podido solucionar un problema de sobreendeudamiento en una pyme del sector agrario valenciano, que no podía atender sus pagos y que al vencimiento de sus pólizas de crédito no fueron renovadas sin amortizaciones excepcionales.
Os pongo en contexto, la empresa contaba con un endeudamiento moderado antes del inicio de la pandemia que se incrementó de forma importante a través préstamos y pólizas ICO COVID. Al principio las pólizas tenían un uso normal, pero cuando finalizaron los periodos de carencia de los préstamos, la empresa no podía hacer frente al pago con su beneficio y empezó a pagar y a sobrevivir con las pólizas ICO COVID y las líneas de confirming ,hasta que no pudo atender los vencimientos y ya no contaba con límites de circulante disponibles.
La deuda de la empresa era prácticamente igual a su facturación y contaba con un pool bancario de 8 entidades financieras y el 45% de su crédito estaba avalado por el ICO COVID. El empresario firmaba como garante.
El empresario empezó a reestructurarse por su cuenta en cada una de las entidades, poniendo en las primeras entidades las pocas garantías que tenía y cada entidad aportaba su solución , sin contemplar la solución global para su supervivencia. Eso le permitió atender los primeros vencimientos pero a los pocos meses colapsó.
El empresario empeñado en salvar su empresa y pagar a proveedores y bancos contactó con nosotros y en un primer momento se realizó un plan de reestructuración, ya que la empresa contaba con un modelo de negocio viable e intentamos llegar a un acuerdo de reestructuración, sin iniciar el nuevo procedimiento concursal de comunicación de insolvencia e inicio de negociaciones a través de un plan de reestructuración realizado por un experto. Fue imposible porque las propuestas realizadas por nosotros como expertos independientes no fueron autorizadas por algunas de las entidades financieras, planteando propuestas distintas, sin que ninguna se adaptara a las posibilidades de la empresa, perdiendo meses en esta negociación.
Finalmente la empresa decidió realizar la comunicación de insolvencia al no renovarse una de las pólizas y hemos podido conseguir realizar la reestructuración a través de un proceso de homologación judicial, en el que 2/3 de las clases de acreedores ha arrastrado al resto de los acreedores , en este caso los proveedores y el crédito bancario con garantía hipotecaria ha arrastrado al crédito bancario con garantía personal que era el de mayor importe y donde habían 8 entidades financieras de las cuales 4 estaban de acuerdo y 4 no.
Estoy muy contenta por conseguir salvar a esta empresa, cuyo empresaria con pico y pala ha luchado hasta el final por seguir adelante sin tirar la toalla y agradecida a las entidades financieras que desde el principio apoyaron la reestructuración y a los proveedores que con mucho entendimiento y flexibilidad han permitido que la reestructuración salga adelante.
Para finalizar, solo quiero que si eres empresario de una pyme o autónomo sepas que la nueva ley concursal, tienen una solución que NO es presentar un concurso, sino negociar un plan de reestructuración sin que se comunique al mercado y sin intervención de administrador concursal y que no deben esperar a encontrarse en una situación limite , sino que este tramite se puede realizar hasta 18 meses antes de que se puedan producir impagos.
Me gustaría extraer del ejemplo real tres conclusiones importantes para que puedas tener claro que hacer si tienes estrés financiero.
Conclusiones:
1.- Reestructuración periódica: Es esencial que las empresas y proveedores financieros cambien su percepción sobre la reestructuración empresarial. Realizar reestructuraciones periódicas con la ayuda de profesionales externos independientes permite un análisis objetivo y evita situaciones complejas y pérdidas económicas y personales.
2.- Plan de reestructuración global: Las empresas no deben solicitar reestructuraciones financieras de manera individual a cada banco o proveedor. Es crucial contar con un informe profesional que demuestre la viabilidad de la empresa y realizar la reestructuración de forma global.
3.- Comunicación temprana: El miedo y la vergüenza pueden paralizar la acción. Es fundamental comunicar a tiempo una posible insolvencia para evitar situaciones más complejas. La nueva ley concursal, aprobada en septiembre de 2022, permite negociar un plan de reestructuración con un experto independiente alejándose del concurso, ofreciendo esperanza a pymes, micropymes y autónomos con modelos de negocio viables.