NIS 2 y seguridad privada en entorno estratégicos
La entrada en vigor de la normativa NIS 2, que regula la seguridad de las redes y sistemas de información en la Unión Europea, no ha pasado desapercibida para quienes trabajamos en el ámbito de la seguridad privada, especialmente en entornos estratégicos. Desde mi experiencia como director de seguridad, me gustaría compartir algunas reflexiones sobre lo que esta directiva significa para las empresas del sector y para las personas que, día a día, velamos por la protección de infraestructuras críticas y servicios esenciales.
Quizá el cambio más notable con la NIS 2 sea su alcance. Ahora, más empresas, incluidas las de seguridad privada, estarán obligadas a cumplir con estas medidas. Esto tiene todo el sentido del mundo, porque el trabajo que realizamos en este sector no será solo físico: cada vez más dependeremos de sistemas tecnológicos avanzados que, si no se protegen adecuadamente, podrán convertirse en una puerta abierta a riesgos de todo tipo. Hablamos de cámaras de videovigilancia, controles de acceso, drones y, cómo no, la cantidad ingente de datos sensibles que gestionaremos. No bastará con tener buenos sistemas de seguridad física; necesitaremos una ciberseguridad sólida que los respalde.
Uno de los puntos que más llama la atención es la obligación de reportar incidentes de seguridad de manera más rápida y precisa. Antes, si había un problema con un sistema, había margen para evaluarlo con calma. Ahora, con la NIS 2, tendremos que notificar a las autoridades en un plazo máximo de 24 horas desde que detectemos un incidente. Esto requerirá tener los procedimientos internos bien definidos y, sobre todo, que todo el equipo humano esté formado para actuar con rapidez y eficacia. No se tratará solo de cumplir la normativa; se tratará de dar una respuesta ágil que minimice el impacto de los incidentes tanto en nuestros clientes como en la sociedad.
La ciberseguridad, que en algunos casos seguirá siendo la asignatura pendiente de muchas empresas, pasará a ocupar un lugar prioritario. Y no será para menos. Si un sistema de videovigilancia de un aeropuerto, por ejemplo, es hackeado. No estaremos hablando solo de un fallo técnico; estaremos hablando de un impacto directo en la seguridad de cientos, quizá miles, de personas. Lo mismo ocurrirá con las empresas que gestionen infraestructuras estratégicas como centrales energéticas o instalaciones sanitarias. Aquí es donde la NIS 2 nos obligará a reflexionar: no podremos permitirnos lagunas en nuestra seguridad tecnológica.
Por supuesto, adaptarse a esta normativa no será sencillo. Implicará inversiones en tecnología, auditorías periódicas, formación del personal y, algo que a veces pasamos por alto, un cambio de mentalidad. La seguridad no será solo responsabilidad de los equipos técnicos o de los directivos; será un trabajo conjunto en el que todos los niveles de la empresa tendrán que estar implicados. Desde la persona que gestione los accesos hasta quien supervise el funcionamiento de los sistemas, todos tendremos que entender los riesgos a los que nos enfrentamos y cómo mitigarlos.
En el día a día, la colaboración se habrá vuelto más importante que nunca. La NIS 2 promoverá el intercambio de información entre empresas y sectores para identificar vulnerabilidades y actuar de manera preventiva. Esto romperá un poco con la tendencia a trabajar de forma aislada, que tradicionalmente ha sido común en nuestro sector. Ahora sabremos que, compartiendo conocimiento, podremos ser más eficaces y protegernos mejor frente a amenazas comunes.
No podremos olvidar tampoco que la normativa traerá consigo sanciones significativas para quienes no la cumplan. Las multas, que podrán alcanzar el 2 % de la facturación global de una empresa, serán un recordatorio contundente de que el cumplimiento no será opcional. Pero más allá de las sanciones económicas, estará en juego algo aún más importante: la confianza de nuestros clientes y de la sociedad en general. Un incidente de seguridad podrá dañar seriamente nuestra reputación, y recuperarla será mucho más difícil que prevenir un ataque.
Como director de seguridad, me encuentro a menudo explicando estos cambios a clientes. Aunque a veces pueda parecer que todo esto será "más papeleo", la realidad será que estaremos elevando los estándares de seguridad para adaptarnos a una realidad social. Y eso será positivo, porque reforzará nuestra posición como actores clave en la protección de la sociedad.
En definitiva, la NIS 2 no será solo una nueva normativa que tendremos que cumplir. Será una oportunidad para profesionalizarnos, para modernizar nuestras operaciones y para demostrar que la seguridad privada podrá estar a la altura de los retos actuales. Si conseguimos integrar estos cambios de forma natural en nuestro trabajo, no solo estaremos cumpliendo con la ley; estaremos contribuyendo activamente a la seguridad de los entornos estratégicos que protegeremos.