¿Con quién nos manifestamos el 8 de marzo?
Este sábado se conmemora, de todos es sabido, el Dia Internacional de la Mujer, anteriormente el día de la Mujer Trabajadora.
Esta efeméride arranca en el siglo XIX, en particular en los primeros 20 años del siglo XX, con el propósito de poner de manifiesto la desigualdad laboral y de derechos civiles y políticos de las mujeres a lo largo de mucho tiempo y también, aunque menos, en la actualidad. Como curiosidad, en China es festivo, pero sólo para las mujeres, que no está nada mal.
Las conquistas en estos ámbitos se han ido sucediendo y adecuándose a lo que tiene que ser normal, justo, y, sobre todo, producto de la igualdad de capacidades de la mujer y el hombre. Esto tenía que ser así y costó, porque incapaces hay en ambos sexos, pero ellas tenían más dificultades y restricciones, siendo en muchos casos significativamente más competentes, como la Historia ha demostrado y lo sigue haciendo.
Básicamente este es el esquema de lo que tiene que ser una apuesta por una sociedad libre de discriminaciones en este sentido.
Pero, lo que ocurre, es que me vienen a la cabeza otras cuestiones.
Supongamos que el 8 de marzo decido acudir a una manifestación sobre este tema. Antes de encaminar mis pasos hacia ese evento estoy casi seguro que me vendrán, como decía, a la cabeza, inputs tales como la ley del solo sí es sí, por ejemplo.
O los asuntos de acoso en las filas de algunos partidos lideres en la reivindicación feminista, extremadamente progresistas o, por decirlo en términos coloquiales, todo el 'puterío' asociado a la administración de infraestructuras.
Y con todo este balamío en la cabeza nos podemos encontrar sin manifestación alguna a la que acudir, lo cual, por otra parte, no constituye un grave problema, siempre que la alternativa sea pensar y hacer lo correcto, lo que es normal desde siempre, lo que constituye la columna vertebral de quien se conduce bien, y de las sociedades que así lo hacen:
El hombre y la mujer son iguales antes, durante y después. Ni una mujer merece más que un hombre por el mero hecho de serlo, ni un hombre por la misma razón.
La mujer cumple un papel fundamental en la vida, ni más ni menos -y por obsoleto que esto parezca- traer la vida misma, si quiere y puede. Sólo por eso ya es muy cualitativamente diferente al hombre. Y sólo por eso ya es un ser único.
Y, en un terreno más práctico, no voy a traer a colación los porcentajes de sexo femenino en carreras como medicina y el sector sanitario en conjunto, abogacía y judicatura y funciones públicas conexas, ingeniería y educación. Las cifras hablan solas.
Hombres y mujeres, mujeres y hombres. En todas partes, y en todos los sexos, cuecen habas. Lo que ocurre es que ya empieza a escocer un poco todo este salvapantallas, y continua performance, del feminismo de manifestación, y posterior colocación.
El 8 de marzo no me voy a manifestar con nadie. Pero no será una falta de respeto. Será mi modesto homenaje para las que verdaderamente,
Se lo merecen.
Linkedin: Francisco Martínez Ruiz