Sábado, 25 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNError mayor que cero
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Juan Luis Pedreño

Error mayor que cero


 

Hay tanto que escribir sobre la inteligencia artificial que uno no sabe por dónde empezar. Lo más habitual que nos encontramos en artículos, jornadas o conferencias se enfoca hacia los retos, las aplicaciones y también hacia la inseguridad, los miedos y cosas así. Canciones que ya empiezan a sonar en nuestros oídos.

 

Entonces me voy dando cuenta de que, con la IA, nos fijamos en la utilidad, en cómo usar las aplicaciones que nos van recomendando cada día y que nos descargamos, cada vez más, en nuestros teléfonos móviles. Creando cosas nunca vistas a golpe de click. Descubriendo algo nuevo hecho con IA. Como si esta tecnología se hubiese inventado ayer. Lo que hoy llaman Deep Learning son las redes neuronales que ya se utilizaban hace más de veinte años. Casi, casi del siglo pasado, pero con las capacidades de computación y almacenamiento de este siglo. Pero es cierto es que se trata de una gran revolución. Hablamos de la tecnología disruptiva en mayúsculas. La que realmente puede cambiar muchas cosas de nuestras vidas. Lo que antes era una innovación para las empresas, hoy lo es para el resto de los mortales que sabemos que no podemos estar de espaldas a este tornado. Qué digo tornado, un huracán. Y esto sólo acaba de empezar.

 

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Pero vayamos por partes para que no nos tiremos al monte, sin saber el camino. Que nos nos perdamos y terminemos dándole a la IA el poder de ese Gran Hermano al que recurrir porque tiene todos los datos. Billones de datos. Y esto nos puede hacer caer en un error de concepto.

 

Confiar, los que se dice confiar, mejor en la familia, un buen amigo o nosotros mismos

 

Hace unos días, en una charla sobre IA, una de tantas, alguien me vino a preguntar por algo que yo desconocía, pero que supuestamente debería ser correcto porque así lo había generado ChatGPT o alguna de estas aplicaciones. En realidad, para lo que trato de explicar, me valdría, cualquiera. Me da igual que sea GEMINI de Google, COPILOT de Microsoft, OLYMOUS de Amazon o XAI de Grok. Al final, el fondo del caldo es el mismo para todas. Donde voy es que poco se sabe que un sistema de IA se compone de tres artilugios importantes, cada una con su nivel de error correspondiente. Por un lado, el modelo de red neuronal artificial, con sus capas de neuronas y sus conexiones sinápticas entre ellas. Por otro, el algoritmo de aprendizaje para ir ajustando esos pesos neuronales, en base a la experiencia y al entrenamiento con muchos datos. Y, finalmente, esos datos. Con sus sesgos y sus ruidos.

 

Pues bien, cada uno de esos tres elementos, forman el famoso Machine Learning que es lo que entendemos como inteligencia artificial. Como vemos, aquí hay muchos agujeros y posibilidades de error que puede alcanzar niveles pequeños, admisibles o muy altos. Aquí decide la aplicación concreta y las capacidades tecnológicas usadas. No es lo mismo un error en un misil lanzado con IA que en una recomendación de una película de Netflix. En IA no existe el error cero. Sin embargo, esta tecnología nos dará muchas alegrías, y trataré de traerlas a estas páginas, pero confiar, los que se dice confiar, mejor en la familia, un buen amigo o nosotros mismos. La combinación perfecta.  

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