Bando y Entierro para Alfonso XII
Cuando todavía hoy tenemos en nuestra retina las imágenes de la quema de la 'Sardina' sobre el catafalco creado por el ceheginero Nicolás de Maya poniendo punto final a un nuevo ciclo de Fiestas de Primavera, vamos a inaugurar esta sección de 'La Murcia que se nos fue' recordando un fastuoso acontecimiento que tuvo lugar en nuestra ciudad coincidiendo con la visita que, el rey Alfonso XII, realizó el jueves 22 de febrero de 1877. Se organizó en su honor un Bando y Entierro de la Sardina, quedaba muy lejos todavía qué estos festejos se separaran, y en aquellos años se trataba de la misma mascarada pues su desfile se celebraba en los días de carnaval. Tendría que llegar el año 1900 para qué, separados, formaran parte del programa de fiestas de primavera. Pero eso es otra historia.
Alfonso XII vino a Murcia en tres ocasiones muy concretas. La primera de ellas siendo Príncipe de Asturias y con apenas cuatro años, en 1862, acompañando a su madre la reina Isabel II y junto a toda la familia real. La segunda vez, que es la que nos ocupa, con diecinueve años y ya coronado como Rey de España gracias a la labor para restaurar la dinastía borbónica qué hizo el malagueño Antonio Cánovas del Castillo. Y la tercera vez fue dos años después, en 1879, con motivo de la trágica riada de Santa Teresa que costó miles de vidas y la furia desatada de las aguas del Segura y el Reguerón arrasaron todo cuanto encontraron a su paso. Murcia tardaría más de veinte años en recobrar la normalidad después de aquella catástrofe.
Pero centrémonos en la visita realizada en 1877. Por cierto, que al rey le faltaban diez meses para contraer matrimonio con su prima Mercedes de Orleans en la Real Basílica de Atocha. La novia tenía apenas dieciséis años y el monarca diecinueve. Sé casaron el miércoles 23 de enero de 1878.
Alfonso XII llegó directamente a Cartagena donde inauguró el paseo que lleva su nombre, visitó el Arsenal Militar, varias fortalezas y algunas baterías de costa que protegen el puerto más seguro del Mediterráneo. Por la tarde llegó a Murcia y se alojó como hiciera en la visita anterior, acompañando a su madre, en el Palacio Episcopal. Era el jueves 22 de febrero.
En su honor, la ciudad, preparó una gran mascarada con un desfile especial de Bando y Entierro que tras su recorrido finalizó en la Glorieta para que el rey disfrutara del espectáculo desde los balcones del palacio de la Diócesis de Cartagena que se asoman al céntrico jardín murciano.
Las actas concejiles cuentan, con todo detalle, como se desarrolló aquel desfile especial en honor al rey de España.
“Por la noche, en honor de Su Majestad, volvió a salir el Bando del Entierro de la Sardina, con las siguientes carrozas y carros alegóricos: El Invencible: hermoso bergantín de completa arboladura y alegre y obsequiosa tripulación. La Victoria: precioso cuadro que es imposible describir a la ligera, pues su bellísima composición y sus artísticos detalles merecen un relato minucioso. Ese carro es una obra de arte. Los Argonautas, en una remera nave, era un recuerdo del mejor gusto. Es digno de alabarse este carro, que como el anterior lo costean los empleados de la Diputación Provincial. La Urna Cineraria: levantada sobre el panteón sardinero y rodeada de druidas, sacerdotes, romanos y demás curia sardinera, es un carro que salió también en el pasado año y que, como en este, ha sobresalido por su gran belleza. El Vulcano: histórico carro que ha desenterrado este año con grandes dispendios, la sociedad de jóvenes murcianos, conocida con el nombre de Centro Sardinero. La Muerte con sus lúgubres parcas. El Carro Mortuorio, torrente que sale de un monte, en cuya falda lloran las ninfas y los genios de la muerte de la finada Sardina que sobrenada en un pequeño lago. De todos los carros caía sobre los balcones y el público una lluvia de flores, dulces y versos por toda la carrera del cortejo. Al final el magno cortejo terminó en la Glorieta que fue profusamente iluminada con miles de farolillos venecianos, presentando un fantástico aspecto. Casi todos los carros la rodeaban y en el momento de la fatal cremación de la Sardina, con tanta bengala y con el bonito castillo de pólvora que se quemó nuestra Glorieta, la huerta, el río, la torre… Murcia parecía una ciudad encantada en honor a su Majestad el Rey.”
Llama la atención que se destaque, de aquel singular desfile, la participación de un 'carro' con el nombre del dios Vulcano, además según estas crónicas, 'rescatado' por un grupo de jóvenes bajo el nombre de Centro Sardinero. Estamos por tanto ante un grupo que, actualmente forma parte del Entierro de la Sardina, con 147 años de antigüedad si bien se comenta que 'había sido rescatado' por tanto pudiera tener muchos más años todavía o ser de los primeros que tomaron parte en ese festejo singular y único como es nuestro 'Entierro de la Sardina'.