
Ha concluido la instalación de ocho boyas oceanográficas en el Mar Menor para recoger y analizar los datos en el gemelo digital, con la incorporación de las últimas cuatro colocadas recientemente. Éstas se suman a las otras cuatro que se instalaron en la primera fase y que integran la red de monitorización y seguimiento del agua.
Estos sensores miden de forma permanente la conductividad, temperatura, oxígeno disuelto y clorofila a diferentes cotas de profundidad, enviando los datos de forma inalámbrica y remota al gemelo digital del Mar Menor para que, aplicando los algoritmos y la inteligencia artificial, se pueda predecir los parámetros de oxígeno y clorofila a una semana vista, evaluar las medidas implementadas o anticipar posibles soluciones ante una situación de crisis.
El titular de Medio Ambiente aseguró que “hemos aumentado las tomas de muestras, la incorporación de sensores de última generación, tecnología de transmisión de información en tiempo real y un sistema de análisis de datos que usa inteligencia artificial, que será capaz de crear predicciones”.
Las boyas están estacionadas en el fondo y ascienden de forma automática para registrar medidas a diferentes profundidades dependiendo de la cota. La frecuencia de ascenso a superficie es de cuatro veces al día. Los datos obtenidos son procesados por el personal científico del Imida, a través del gemelo digital, que integra los datos y mediciones como las realizadas en niveles piezométricos en pozos, condiciones de humedad y salinidad del suelo, así como los datos obtenidos de las estaciones agrometeorológicas o las tomadas por diferentes satélites de alta resolución.