Vox populist
Antelo aprieta, pero no ahoga. Eso pensará Fernando López Miras cada vez que el líder de Vox en la Región de Murcia le amenaza con revisar el pacto de gobierno, tal y como ha hecho recientemente tras no obtener el apoyo popular para modificar la Ley del Mar Menor.
Si para algunas parejas la intervención de agentes externos (como un ex) es lo que destroza las relaciones y las convierte en tóxicas, el Mar Menor podría ser aquel factor que rompa la bonita relación que iniciaron el PP y Vox allá por septiembre de 2023.
El Mar Menor siempre fue el problema… O ellos lo fueron para él, pero ese es otro tema. La cuestión principal es que el hecho de que el PP haya perdido cierta conexión con las élites de agricultores que movilizan el voto y el apoyo del sector, ha coincidido con la centralidad de dicho sector en los discursos de Vox.
Esas circunstancias, de alguna manera, en la dicotomía entre Mar Menor y agricultura, y también por las crisis de los últimos años de la laguna, han provocado que el Partido Popular de la Región de Murcia se decante públicamente por el Mar Menor. Y especifico que públicamente porque es evidente que quien rechace al 100% y ‘off the record’ al sector agrícola en esta comunidad está muerto políticamente.
De este modo, los de López Miras muestran la constante discursiva de defender el Mar Menor, del cuidado del Medio Ambiente, etc. Es lógico. Ostentando el Gobierno regional y ante crisis tan graves no les ha quedado otra, pero ese discurso pesa y mucho para la coalición murciana entre derecha ‘mainstream’ y radical.
Vox es la otra cara comunicativa de esa moneda, pues aquellos agricultores que quedan huérfanos ante el protagonismo político del Mar Menor, son estimulados por un mensaje político muy sencillo de entender (que lanza Vox) y sobre todo que apela directamente a sus necesidades, sin por supuesto tener analizadas ni reflexionadas otras variables como la contaminación o las externalidades. Además, se trata de un mensaje muy coherente internamente con las críticas a la agenda 2030, la construcción como enemigo del progreso o las críticas al ecologismo. En definitiva, un contenido que genera bienestar a los que lo escuchan, pero con poco futuro de eficacia en la gestión.
Un discurso populista que, si procediera de alguien con vocación real de gobernar o de gestionar correctamente, estaría alejado de argumentos que simplifican tanto la realidad o de pensamientos anticientíficos como la negación del cambio climático o la separación de la situación del Mar Menor de la agricultura.
El populismo es una hipoteca larga y con un tipo de interés muy alto que acaba pesando cuando se logra gobernar. ¿Por qué no se consiguen las cosas tan fáciles como se decía en campaña? ¿Por qué no mejora rápidamente la vida de las personas cuando estos líderes gobiernan? Que le pregunten a Milei por dicha hipoteca.
Es por todo esto que el eslogan de José Ángel Antelo en las pasadas elecciones fue 'Riega', así como todo lo anterior explica que sus principales exigencias para la investidura de Miras fueran relacionadas con el Mar Menor, e incluso haya sido el mismo asunto el que está dinamitando la tranquilidad de la coalición.
Una coalición que, si les sirve la ‘premonición’ de este humilde analista, no termina de peligrar porque ambos grupos políticos querrán conservar al menos sus puestos. Alguno de los dos cederá, como lo hicieron para la investidura y, si alguno de los presentes quiere votar ‘antes de tiempo’, que se informe sobre las elecciones europeas y ya de paso les empezamos a dar la importancia que deberían tener.
En definitiva, de momento solo son consecuencias naturales de tener a ‘Vox populist’ en el Gobierno, un partido político con hipotecas discursivas.