
Pedro López Graña, candidato a decano en las próximas elecciones (sábado 18 de mayo) del Colegio de Abogados de Murcia, se presenta con una fuerte motivación impulsada por una serie de experiencias personales y profesionales que revelan las carencias actuales del sistema. En la entrevista narra cómo su encuentro con abogados de avanzada edad, que aún se ven obligados a ejercer debido a pensiones insuficientes, despertó su determinación para actuar. Su decisión de postularse surgió de una mezcla de indignación y el aliento de colegas que veían en él un portavoz capaz de impulsar un cambio real.
López Graña no solo se enfoca en los problemas existentes sino que también tiene claras las soluciones. Su propuesta incluye la reducción de costes para los abogados, especialmente los jóvenes, y la eliminación de la cuota colegial de agosto. Busca establecer sistemas de honorarios justos y transparentes, y negociar una pasarela al RETA para garantizar pensiones dignas. Además, propone un estatuto para el abogado de oficio que permita una conciliación real entre vida profesional y familiar.
“Es vital que se facilite la formación continua gratuita y de calidad” afirma el candidato, destacando la importancia de hacer accesible esta formación de manera presencial y virtual. Su plan incluye fomentar la participación colegial, utilizando herramientas modernas como streaming y videoconferencias, y crear la figura del defensor del letrado para gestionar quejas contra la Administración de Justicia. Con un decálogo de 89 propuestas concretas, López Graña se presenta no sólo como un candidato, sino como un abogado comprometido a transformar el Colegio de Abogados de Murcia en una institución más justa, transparente y participativa. “Imagino un colegio donde todos los abogados tengan una voz activa y sus necesidades sean realmente atendidas”, concluye con determinación.
- ¿Qué le motivó a postularse para las elecciones del Colegio?
- Hace ya algún tiempo fui coincidiendo con abogados mayores, que, a pesar de una avanzada edad, seguían al pie del cañón en los tribunales. Con 75, 76, 77 y algunos con hasta 86 años (creo que en Murcia tenemos el récord de abogado en ejercicio con 99 años). Fui preguntando, admirado por la vocación de estos letrados. Efectivamente todos mostraban vocación, pero también me fueron trasladando que con la pensión miserable de unos 400 euros de media, no podían subsistir de una manera razonable. Además, esa pensión es de 12 mensualidades al año (no 14 pagas, como todas). Por si fuera poco, no se revaloriza nunca más, es decir, cada año será la misma cantidad que el año anterior, y así sucesivamente hasta el final de la vida de cada afectado.
Me pareció increíble que un colectivo como el de los abogados haya podido llegar a esta situación. Consideré que había que hacer algo y comencé a informarme y a realizar actuaciones encaminadas a visibilizar el problema y corregirlo, sin todavía tomar ninguna decisión.
Por otro lado, estalló públicamente la situación de los abogados de oficio, con unas retribuciones que son más bien ‘limosnas’. Con unos retrasos en los pagos absolutamente indecentes, de hasta seis meses. Unas condiciones de prestación del servicio que impiden una razonable conciliación familiar.
Otra realidad generalizada es la reducción sucesiva de los ingresos a lo largo de estas dos décadas, al cambiarse el sistema orientativo de honorarios, al quedar las costas sujetas a los reinos de taifas de cada juzgado, y al soportar una competencia de las plataformas digitales que absorben la inmensa mayoría de los asuntos que pueden llegar a los despachos. Hay que cambiar todas estas disfunciones.
A lo largo de 20 años se ha ido perdiendo el respeto que los funcionarios y las administraciones tenían tradicionalmente a los abogados. Esa falta de respeto que percibimos perjudica de manera profunda nuestro trabajo y repercute en el resultado del mismo.
La mayoría de los abogados, no forman parte del estereotipo que aparecen en las películas americanas, De tipos con trajes caros, engominados o letradas, monísimas de tacones interminables y que viven en un lujo permanente. Por el contrario, me encontré con amigos y compañeros en una situación de enorme dificultad para vivir de manera razonable y digna.
Me parece increíble que esta situación se haya estado gestando y manteniendo a lo largo de más de 20 años, sin ninguna mejora. Sin ninguna acción contundente por parte de los colegios de abogados. Todos estos graves problemas y otros más se sumaron, a la hora de ir surgiendo mi decisión de dejar de lamentarme y hacer algo eficaz, como tratar de ser portavoz del colectivo. Como cualquier abogado, tengo vocación de ayudar a quien me lo pide y lo necesita. Por alguna razón que no alcanzo a entender, comencé a recibir mensajes de compañeros y compañeras que me animaban a presentarme a las próximas elecciones. Y aquí estoy.
- ¿Qué espera cambiar específicamente en el sistema actual?
- Tan pronto como accedamos a toda la información económica del colegio, estudiaremos la posibilidad de reducir los costes de los abogados en general, y en especial de los más jóvenes. Como primera medida hemos valorado que se puede suprimir la cuota colegial del mes de agosto, a partir de este mismo verano. Hay que tener en cuenta que lo normal es que en el mes de agosto los abogados no tengamos ingresos. Por tanto deben reducirse también los costes para los mismos.
Creo fundamental establecer sistemas de honorarios que permitan retribuciones ajustadas al trabajo realizado, compatibles con la libre competencia. Es vital fijar unos criterios objetivos y sencillos para la determinación de las costas procesales. Actualmente se está́ implantando un sistema demencial, absolutamente subjetivo y complejo.
Se debe negociar de manera firme con las administraciones competentes, la denominada ‘pasarela al RETA’, de manera que los abogados puedan tener una pensión digna.
Es necesario un estatuto de abogado de oficio, que determine un estatus y unos baremos que retribuyan realmente el trabajo realizado y que permitan una conciliación familiar de las abogadas y abogados adscritos al mismo.
Hay que facilitar la formación continua de calidad. Concursos gratuitos y útiles para todos los colegiados impartidos tanto presencial como online. Y que una vez terminado el curso, la grabación esté disponible en Internet de manera permanente.
Es importante también fomentar la participación y cambiar normas decimonónicas propias de épocas pasadas. En una reciente asamblea para un asunto tan importante como la compra de locales, en la que votaron “abrumadoramente” a favor de la compra 76 colegiados de un colectivo de 4.500 (23 en contra). Es decir, se obstaculiza la participación, en vez de favorecerla. Hoy en día tenemos sistemas que permiten la asistencia de manera fácil y generalizada: whatsapp, streaming, videoconferencias...
Propongo la creación del defensor del letrado, que se encargue de tramitar las quejas o reclamaciones contra la administración de justicia o contra funcionarios, que traten indebidamente a los letrados y letradas.
Hemos elaborado un decálogo con las reivindicaciones principales, que se traduce en 89 propuestas concretas y “vivas”, que serán afrontadas y revisadas permanentemente.
- La transparencia es un pilar fundamental en su campaña. ¿Qué estrategias específicas implementaría su equipo para aumentar la transparencia en la gestión del colegio?
- La transparencia es la asignatura, pendiente de todas las administraciones, y de las corporaciones de derecho público, como el colegio de abogados. Desgraciadamente, en nuestro colegio no aprueba la asignatura de la transparencia. En el último índice de transparencia, obtiene poco más de un 4/10
En mi opinión, cualquier cuestión “pública”, debería ser accesible al público. De igual modo, cualquier cuestión colegial debería ser accesible a los colegiados.
Toda la información, toda, tendría que estar al acceso de cualquier abogado y abogada que quisiera consultarla. Por ejemplo y por supuesto: las cuentas, los contratos, los criterios para asignar cualquier puesto, los criterios para establecer los turnos de los abogados de oficio, las listas de las distintas tareas y actividades, para que sea transparente y limpia la concurrencia. En definitiva, hasta el último bolígrafo que se compra.
La transparencia es la receta más eficaz contra la corrupción, en todos los entes públicos.
- Ha mencionado los problemas con las pensiones y las condiciones del turno de oficio. ¿Cuáles son las medidas concretas que proponen para mejorar estas situaciones?
- Como he dicho, es imprescindible traspasar los fondos de la mutualidad que corresponden a los abogados mutualistas, a la Seguridad Social, a fin de que sea la administración que gestione esos fondos y que todas esas “cotizaciones” que desde hace décadas han ido aportando los abogados, se traduzcan en años de cotización, lo que se llama vida laboral para poder percibir una pensión aceptable.
Hay que sentar a la mesa a los representantes del Estado, para que el turno de oficio no recaiga sobre los abogados. Se trata de un servicio público que debe costear la administración y no el colectivo de los abogados. Siempre hemos sido generosos y solidarios. Pero no podemos ser mártires. Se deben fijar baremos retributivos justos. Horarios adecuados. Diseñar procesos de manera inteligente para no incrementar la carga de trabajo. Establecer métodos para que sea el propio Estado quien se ocupe de reclamar los honorarios a quien se haya beneficiado de asistencia, pero que no tenga derecho a la misma. Garantizar que el trabajo del abogado de oficio implica una cotización a los efectos de la pensión futura. Dar transparencia a la gestión y distribución de la actividad. Exigir que la retribución esté fijada en los presupuestos generales del Estado, de manera que no haya retrasos de hasta seis meses cada año.
Todo esto hay que exigirlo porque es necesario e imprescindible, y si los representantes de la administración deciden ser rácanos o mirar para otro lado, entonces deben adoptarse medidas conjuntas de todos los abogados, de todos los colegios. y por supuesto, si un colectivo o parte del mismo decide razonadamente, fijar una huelga, no se debe amenazar a esos abogados con sanciones, sino apoyarlos en todo lo que sea necesario.
- ¿Cómo planea mejorar la formación y el apoyo para los abogados jóvenes dentro del colegio?
- Las mentorías o tutorías (antes se usaba la figura de la “pasantía”), son una herramienta esencial para los jóvenes abogados que se inician en la profesión. Es conveniente establecer vínculos entre los jóvenes y los veteranos
En nuestra profesión es vital la formación continua, las leyes cambian cada vez de manera más frecuente. se hace necesario ofrecer cursos que sean verdaderamente útiles. y para que, además sean accesibles, el colegio debería ofrecerlos de manera gratuita, permitiendo que se puedan impartir igualmente de manera Virtual
Una vez realizados y grabados los cursos, deberían estar disponibles en la web del colegio o de un modo que faciliten la consulta o la formación permanente cada vez que un letrado lo necesite
- La conciliación familiar es un tema recurrente en su plataforma. ¿Qué iniciativas concretas tienen en mente para facilitar este equilibrio para los abogados?
- Se puede y se debe crear “bolsas altruistas de colaboración”. Para facilitar mutuamente la vida de las compañeras y compañeros.
Facilitar espacios próximos a los tribunales, donde las abogadas que son madres y los padres puedan ausentarse de manera segura y tranquila por asuntos profesionales. El diseño de un Registro de Incapacidades en coordinación con los tribunales, para evitar las angustias de las peticiones de suspensión.
- Finalmente, si gana estas elecciones, ¿cómo imagina que será el Colegio de Abogados bajo su liderazgo en los próximos años?
- Imagino un colegio donde todos los abogados tengan una voz activa y sus necesidades sean realmente atendidas.