Colección Abelló
El otro día fui a ver la colección Abelló que actualmente se exhibe en el Centro Cultural Las Claras. Como es natural con algunas obras tuve más conexión que con otras, de las dos salas me quedo con la que alberga las pinturas azules. Las vanguardias, que se encuentran en la parte inferior, son “delicadas” de ver y de explicar. Aunque más de una tendría espacio en mi casa.
En mis libros de arte, cuando era estudiante, aparecían muchos cuadros de la colección Abelló, ya me preguntaba yo por aquel entonces cómo sería esta de amplia. En 2023 se expuso en Madrid una representación de cuadros que se identificaba temáticamente con la capital. En 2007 se mostraban sus dibujos en el Thyssen, esto da una idea de la variedad y amplitud de la misma. Tiene obra de Juan de Flandes, Picasso, Francis Bacon, Modigliani o Matisse. Las más de 800 obras de la colección Abelló se encuentran dispersas entre los diferentes salones de las casas y oficinas de la familia, 63 de ellas son las que se exhiben ahora en Murcia, de las que destacaría a Guardi, Sorolla o Madrazo.
En Málaga se encuentran en exposición pinturas de primer nivel de Picasso, Juan Gris, Murillo o Francis Bacon. Lo que he visto en redes y en televisión me parece espectacular. Muy buena, sin duda. En otros países, pongamos por ejemplo Estados Unidos o Suiza, sería cedida o donada, casi con toda seguridad, a un gran museo. O se haría una Fundación con su nombre. En cualquier caso, es de agradecer que la estén mostrando en público, ya que el financiero Juan Abelló es un hombre discreto, que se hizo conocido para el gran público, al que yo pertenezco, por haber tenido como socio al carismático Mario Conde, hombre encantado de su estampa y de su verbo y cuya trayectoria es de sobra conocida por todos.
La historia del coleccionismo de obras de arte está unida al poder y a las finanzas. De ahí que Londres o Nueva York, gracias a Wall Street o a la City, lideren las subastas internacionales. Hay otras ciudades importantes como Ginebra, donde se subastan los diamantes más famosos y las joyas más especiales. En Hong Kong, el arte oriental de primera categoría encuentra su mejor ubicación.
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Cuando hablo de casas de subastas me refiero a dos, a Sotheby’s y a Christie’s, hay muchas más, pero ellas son las que consiguen las mejores cifras y las que tienen oficinas de representación en medio mundo. Sus grandes sedes están en Nueva York y en Londres. Recuerdo el día que pisé la de Sotheby’s, en la elitista New Bond Street, situada en el no menos elitista barrio londinense de Mayfair. Allí se respiran historia, glamur y libras a raudales, aunque mi relación de calles con encanto está en otros barrios menos transitados. Pues bien, el día que entré en ese coqueto edificio levité, aunque creo que no era consciente del año tan duro e intenso que me esperaba. Aprendí a investigar las obras de arte, a llegar hasta el fondo de cada porcelana, lienzo o mueble, a entender el porqué de su importancia, y aprendí que el precio es subjetivo y que depende del mercado. Se da una estimación y a partir de ahí empieza el juego. Pero lo más importante fue comprender el funcionamiento de una sociedad internacional, en la que tú eres una ficha más de un tablero que tiene sus normas y sus códigos. Que no eres nadie, y que lo único que vale es tu interés, tu capacidad de trabajo y de adaptación a un mundo donde el cliente, como Abelló, por decir uno, es lo primero. Los diccionarios eran mis mejores amigos, me pasaba horas en la biblioteca del V&A y al llegar la noche, desde mi habitación, miraba los tejados londinenses y el campanario del Imperial College y me decía: estoy en Londres, no me lo creo. Ni la lluvia ni la comida de mi residencia victoriana consiguieron ensombrecer mi estancia en una ciudad que nunca para, y cuya oferta museística quita el hipo.
Para terminar, creo que es justo comentar el esfuerzo que hace Murcia por traer música, arte, cine, danza, teatro y ópera para disfrute de sus ciudadanos. Espero que el resto de la colección Abelló pase por aquí, lo que he visto de la parte que está en Málaga me parece espectacular. No obstante, recomiendo al que no lo haya hecho todavía, que se dé una vuelta por el Centro Cultural Las Claras
Apellidos como Wallace, Guggenheim, Frick o Thyssen, por mencionar unos pocos, ya están en la historia gracias a sus magníficas colecciones. Lo que empieza como un capricho se convierte en una auténtica afición e incluso, me atrevo a decir, que en un objetivo y en una razón de ser. Todos los que he nombrado compraron con criterio. Sus museos tienen sentido y hoy son el orgullo de ciudades como Nueva York, Londres o Madrid. Ignoro cuál es el futuro de la de los Abelló, su mujer, Anna Gamazo, también es clave a la hora de seleccionar y adquirir obra, no tengo duda de que está hecha con mimo y con criterio, hablamos de coleccionistas con mayúsculas. Sus propietarios la ubicarán donde crean conveniente. De momento disfrutemos de las exposiciones temporales a lo largo del país.
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