Seguridad patrimonial, una diferencia estratégica
En la competitiva actividad empresarial, la seguridad desempeña un papel fundamental a la hora de diferenciar a las empresas de sus competidores. Una sólida seguridad no sólo fomenta la confianza con los clientes y los proveedores, sino que también proporciona una ventaja competitiva y protege contra pérdidas financieras. Sin embargo, también hay contraargumentos que resaltan los posibles inconvenientes de centrarse demasiado en la seguridad de los activos, la falta de garantía de éxito y los altos costes de implantación.
Es más probable que los clientes elijan una empresa con reputación de tener una sólida seguridad. La confianza es un factor fundamental en las relaciones comerciales y las empresas que priorizan la seguridad patrimonial, indican a los clientes que sus datos y recursos están en buenas manos. Esta sensación de seguridad puede conducir a una mayor retención de los clientes, e incluso a un posible incremento de precios y márgenes empresariales. Por el contrario los incidentes de seguridad pueden tener graves repercusiones en la reputación de una empresa, lo que resulta en una pérdida de confianza y en que los clientes potenciales recurran a competidores que priorizan la seguridad de los activos.
En este sentido, la seguridad patrimonial puede brindarle a una empresa una ventaja competitiva de varias maneras: confianza comercial, cumplimiento normativo, operatividad o prevención de la cadena de suministro, entre otras.
Las empresas que cuentan con sólidos procedimientos de gestión de seguridad son más atractivas para posibles socios comerciales (e inversionistas), ya que demuestran un compromiso con la protección de los recursos propios y de sus clientes. Además, en un mercado saturado donde la diferenciación es clave, esta se distinguirá entre sus competidores. Esto puede aprovecharse como un punto de venta en los esfuerzos de marketing y publicidad, atrayendo a los clientes que priorizan la seguridad y la confiabilidad en sus relaciones comerciales.
Una robusta seguridad de los activos puede evitar pérdidas financieras importantes para una empresa. Las intrusiones, sabotajes, accidentes, violaciones de datos y los ataques cibernéticos tienen el potencial de provocar daños financieros sustanciales, incluidos costes asociados con la recuperación de información, sanciones normativas y daños a la reputación. Al implementar medidas de seguridad de activos propios y ajenos (como mercancía de los clientes), las empresas pueden mitigar el riesgo de robo, fraude y acceso no autorizado a propiedad intelectual valiosa. Este enfoque proactivo no sólo salvaguarda los medios operativos, sino que también protege la sostenibilidad y la competitividad comercial a largo plazo de la empresa.
En contrapartida, pasar de inversión a gasto (nótese el cambio en enfoque) en materia de seguridad podrá requerir recursos financieros que potencialmente requieran desviar fondos de otras áreas críticas del negocio.
Como director de seguridad, es esencial enfatizar que la SEGURIDAD PATRIMONIAL se ha convertido en un pilar fundamental para sobresalir en el competitivo entorno empresarial actual. Implementar medidas de seguridad no solo fortalece la confianza de los clientes y proporciona una ventaja competitiva significativa, sino que también es crucial para la prevención de pérdidas operativas.
Sin embargo, debemos ser conscientes de ciertos desafíos que pueden surgir, tales como posibles limitaciones productivas, la falta de una garantía absoluta de éxito o los elevados costes que algunas medidas conllevan. Es vital encontrar un equilibrio adecuado entre las medidas de seguridad efectivas y los objetivos estratégicos del negocio.
Al lograr este equilibrio, la empresa no solo se diferenciará de la competencia, sino que también fomentará un crecimiento sostenible y un éxito continuo en el largo plazo. La protección de los activos, por tanto, no es solo una cuestión de seguridad, sino una estrategia integral para garantizar la prosperidad y la resiliencia de la empresa.
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