
La crisis del gas desencadenada por la invasión rusa de Ucrania aún afecta a los sectores que requieren un uso intensivo de energía en los mercados europeos.
Como respuesta a la agresión, la Unión Europea redujo su dependencia del gas ruso a través de la importación de gas natural licuado procedente de todo el mundo. Mientras las entradas de gas ruso caían significativamente, los precios se dispararon, poniendo a los sectores químico, metalúrgico, siderúrgico y papelero en desventaja frente a sus competidores globales.
El uso de gas en la industria europea se redujo casi un 25% en 2022, según el último informe difundido por Crédito y Caución.
Más de la mitad de esa reducción se concentró en las industrias intensivas en el uso de energía. Importar gas natural licuado es más caro que transportar gas ruso, y requiere su propia infraestructura de transporte y almacenamiento. En 2022, al dispararse los costes cerca del 350%, las industrias de alto consumo energético de la eurozona sufrieron pérdidas de producción superiores al 10%.
La mejora de la eficacia en las cadenas de suministro de gas natural licuado ha permitido caídas en el precio del 68% y el 22% en 2023 y 2024, respectivamente, aunque los costes del gas en Europa siguen por encima de sus niveles previos a la guerra.
No obstante, los precios han disminuido lo suficiente como para apoyar una recuperación gradual de la producción de los sectores intensivos en el uso de energía tras dos años de contracciones. Este crecimiento se iniciará en 2024 para en el sector químico, se retrasará a 2025 para la metalurgia y la siderurgia y es más incierto en el caso del sector papelero.