
Los dispositivos vulnerables son todos aquellos puntos con conexión a Internet que están potencialmente expuestos, comprometidos o vulnerables, según especifica el Incibe (Instituto Nacional de Ciberseguridad). Además, pueden estar afectados por softwares maliciosos o simplemente mal configurados o expuestos sin quererlo. Y esto hace referencia tanto a personas físicas como a empresas y administraciones.
El número de dispositivos vulnerables en España ha aumentado un 26% en tan solo un año en toda España. Todas las principales ciudades, como Madrid, Barcelona y Valencia como grandes focos de dispositivos, han aumentado la cifra de vulnerables por encima del 24% en todos los casos. En lo que respecta a Madrid y Valencia incluso se supera el 34% con creces. Si se habla de Murcia, el crecimiento es de más de un 8% superando los 100.000, según el análisis de la tecnológica española Pandora FMS en base a los datos del Incibe
En 2022 la cifra de dispositivos vulnerables era algo superior a los 3.300.000 dispositivos. Una cantidad que se ha quedado corta en 2023 con más de 4.100.000 dispositivos. Un crecimiento del 26% que es preocupante y que en Murcia ha supuesto pasar de algo más de 98.500 a rozar los 107.000.
Además, volviendo a las principales ciudades, se puede observar cómo Madrid ya supera los 800.000, mientras que Barcelona está por encima de los 540.000 y Valencia todavía lejos con algo más de 200.000.
Los ciberataques a sectores estratégicos han descendido un 80% en cuatro años. Sin embargo, desde la compañía subrayan que es solo el número total, no la gravedad, pues en los tres últimos meses hasta tres empresas del IBEX 35 han sufrido ataques.
Esta misma estadística muestra cómo el 25% de los ciberataques a operadores estratégicos son para el sector transporte, mismo porcentaje que el bancario. El 22% fueron al sector de la energía, y el 18% lo concentró el sector TIC y comunicaciones.
Los ciberataques van ligados a muchos escenarios, pero entre ellos al de la tensión geopolítica y a la digitalización de las diferentes administraciones. Los ciberatacantes buscan revender los datos privados, un simple rescate o únicamente paralizar la actividad económica de una empresa o un país.