
Treinta años después de que comenzara la fabricación de baldosas artesanas, la empresa Blas Alemán ya es historia. Ubicada en la pedanía de Valentín (Cehegín), esta firma con nueve trabajadores vio cómo su negocio se vio seriamente amenazado durante la pandemia y al año siguiente se vio obligada a presentar concurso de acreedores.
Arrastrada por unas deudas de cerca de medio millón de euros, ni la propietaria de la empresa ni la administración concursal han logrado un acuerdo con los acreedores y en 2022 se abría la fase de liquidación, ahora ya finalizada y el concurso concluido.
Esta fábrica de cerámica artesanal estaba especializada en la elaboración de baldosas de barro cocido y ladrillo rústico (ladrillo de Valentín), que veía utilizando las mismas técnicas que hace siglos, con arcillas de la zona y agua para la fabricación, aire para el secado y fuego para la cocción. El color de las baldosas, los ladrillos o las tejas lo daban los distintos combustibles que se utilizaban en el horno, todos procedentes de biomasa.