
Los productores de limón habían ‘colocado’ a la industria hasta el pasado 31 de mayo 285.433 toneladas de fruto, que es un 66% más que en la pasada campaña, pero no todo ha sido negocio. Al contrario. Los productores han tenido que pagar para que los retiraran del árbol o recogieran del suelo los recién caídos; y lo han hecho a un precio de doce céntimos por cada kilo de producto.
Así lo denuncian organizaciones agrarias como Asaja, que califican esta situación de “vergonzosa”.
Las exportaciones de limones españoles se han incrementado este año cerca de un 4% hasta las 521.000 toneladas y los agricultores han recibido un precio máximo de 25 céntimos por kilo, lo que supone hasta un 48% menos que un año antes. Esto en los considerados ‘limones de primera’, pues los de segunda no llegaban ni a ese precio y solo quedaba la solución de dejarlos en el suelo o pagar por su retirada.
Dejar que el árbol los tirara y abandonarlos en el suelo no es una práctica agraria aconsejable, pues deja al limonero con poca fuerza para emprender una nueva floración; y hacer una retirada del fruto a costa del agricultor supone una inversión aún mayor que lo que han pagado a la industria.
A juicio de Asaja, “alguien está haciendo un gran negocio a costa del citricultor, y no son los supermercados”, afirma José Vicente Andreu, presidente de esta organización agraria en Alicante.
El precio medio pagado a los agricultores en mayo por sus limones fue de 0,22 céntimos el kilo, en tanto el precio medio para los consumidores fue de 1,89 euros; es decir, se había multiplicado por más de ocho.