Lunes, 27 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
EMPRESASCuando Ruiz Mateos quiso hacerse ‘gratis’ con Caramelos Cerdán y Mario Conde estuvo a punto de acabar con la empresa
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CASO DE ÉXITO

Cuando Ruiz Mateos quiso hacerse ‘gratis’ con Caramelos Cerdán y Mario Conde estuvo a punto de acabar con la empresa

La empresa de Torre Pacheco, una firma que endulza los paladares más exigentes de España y de Europa

Fernando Abad Lunes, 01 de Julio de 2024
Franco de la Sena Cerdán, administrador de Caramelos CerdánFranco de la Sena Cerdán, administrador de Caramelos Cerdán

 

José María Ruiz Mateos, un ejemplo de empresario para algunos y para la mayoría un vulgar tratante (en el peor de las acepciones) que en lugar de camisola negra vestía de traje y corbata quiso ennoviarse y llevarse la dote en su día de una empresa centenaria de la Región. Se trata de la pachequera Caramelos Cerdán. Esta empresa se ha movido y se mueve -sin serlo por volumen de negocio- entre las más grandes. No es Fini ni es Vidal ni es Jake, firmas de referencia del sector, y todas murcianas, pero sí destaca por calidad, voluntad y… personalidad.

 

Alfonso Cerdán fundó la empresa allá por 1914, cuando ese apellido ‘mandaba romana’ en la arquitectura y el urbanismo. Un hermano del fundador, Pedro Cerdán, fue quien diseñó entre otros muchos edificios el actual mercado de Verónicas, en Murcia, o la fachada del Casino en la calle Trapería. También diseñó barrios en El Palmar, en Novelda (Alicante) o el de Santa Eulalia en Murcia. Incluso el edificio del ayuntamiento de la capital en la Glorieta de España lleva su firma. Otros edificios de referencia que diseñó fueron La Casa del Reloj en San Pedro del Pinatar, que acogió un reconocido restaurante hasta que hace pocos años sus propietarios dieron suspensión de pagos (quizá no pudo superar el ‘éxito’ de las cumbres murciano-valencianas con Eduardo Zaplana y Valcárcel entre sus ilustres comensales -es ironía-); también está entre su obra la Casa del Piñón (La Unión), el teatro Apolo (El Algar), o junto a Víctor Beltrí el Mercado Público de La Unión, entre un sinfín de otras construcciones que hoy son Bien de Interés Cultural.

 

Con esas referencias, Alfonso Cerdán se dedicó al caramelo, una tradición que siguió uno de los hijos y hoy continúa, aunque ya jubilado oficialmente, uno de los nietos: Franco de Sena Cerdá.

 

Mientras el abuelo creó una empresa que elaboraba especias, trabajaba el chocolate y elaboraba caramelos, los herederos tuvieron que reajustar el negocio. Las especias tenían como principal destino las familias que hacían sus particulares matanzas que finalmente fueron restringidas por cuestiones veterinarias y de salud. El chocolate había quedado en manos en grandes monopolios y solo quedó un camino: el caramelo.

 

Habían sido emprendedores en especias contando con una maquinaria que fue prácticamente pionera de un pujante sector en la Región; si bien no fue suficiente; por lo que el caramelo se impuso. También fueron arriesgados cuando formalizaron inversiones de varios millones de pesetas (de la época).

 

La Semana Santa y la relación que las cofradías de la Región han tenido con este dulce fueron uno de sus objetivos; y lo consiguieron. Mejoraron y crecieron en este sector cuando la empresa pachequera introdujo en sus líneas de producción una maquinaria flexográfica que permitía elaborar y personalizar sus propios envases con imágenes y versos impresos que aún se recuerdan.

 

Si eran de elaboración personal o ‘plagiados’ poco importaba; aunque Franco de Sena admite que la mayoría fueron copiados. Tuvieron su éxito y Franco y su mujer, Paquita, con el respaldo de la farmacéutica Cerdán, pudieron demostrar que aquella locura empresarial de abandonar una prometedora carrera profesional trabajando por cuenta ajena había merecido la pena.

 

Al tiempo, o poco después de los caramelos de Semana Santa, Franco de Sena (nombre dedicado al santo del mismo nombre y no al del dictador), convirtió su empresa en una de las principales firmas del sector dedicada al caramelo publicitario en Europa. Se trataba de participar en promociones de compañías que ofrecían dulces en sus oficinas a sus visitantes y clientes.

 

También alcanzaron su éxito son otros productos que ahora contaremos. Vamos por partes.

 

En la década de los ochenta, un joven abogado del Estado llamado Mario Conde se convirtió en el primer accionista del Banco Español de Crédito (Banesto) y poco después en su presidente.

 

Franco de Sena Cerdán se hizo con un contrato para suministrar caramelos a las oficinas de la entidad. Se trataba de un negocio que le valía para ingresar varios millones de pesetas (de la época) a la empresa. Los caramelos estaban fabricados, entregados y ya eran repartidos en las sucursales de Banesto cuando llegó aquel 28 de diciembre de 1993 y el entonces gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, bajo las órdenes del ministro Miguel Boyer, intervino el banco. El empresario murciano no había cobrado sus caramelos.

 

No se trataba de un puñado de caramelos, no. Eran cien toneladas (100.000 kilos) o, lo que es lo mismo, unos 12,5 millones de caramelos.

 

Para la empresa Cerdán era el mayor pedido que había tenido en su historia: unos 28 millones de pesetas.

 

Viajes a Madrid, encuentros con la cúpula de Banesto y muchas horas de espera en las salas de visitas… pero finalmente se cobró la deuda por la insistencia y el empeño de Franco de Sena, que no podía permitirse aquella pérdida.

 

La historia ha sido contada por el propio empresario que aún ya jubilado sigue visitando cada día la fábrica y es el primero en enfundarse la bata, colocarse el gorro y pasar los zapatos por líquido desinfectante antes de pasar a unas instalaciones asépticas con las máximas medidas de seguridad alimentaria.

 

La última confesión la hizo durante una jornada empresarial con el Foro Ilusionando, que convocó a empresas centenarias para contar su devenir en la empresa (en otra entrega contaremos la de otra empresa, también muy interesante).

 

Lo que no se debe dejar en suspense es la de Ruiz Mateos, que da protagonismo al titular de este reportaje.

 

El jerezano creó un pequeño imperio empresarial con decenas de empresas agrupadas en torno a una abeja, se supone que como imagen representativa de lo que era un panal para este insecto (siendo la reina, por supuesto).

 

Comprando, creando, interviniendo o asociándose, José María Ruiz Mateos llegó a controlar más de 700 empresas en España, también en la Región de Murcia, alguna de ellas suspendiendo pagos. Lo hizo directamente o a través de la veintena de bancos de los que el polémico accionista o miembro de su consejo de administración.

 

En ese afán por sumar empresas a su panal también hizo una llamada a Caramelos Cerdán. A Franco de Sena lo llamaron a Madrid, donde tuvo que hacer espera en una antesala a la que de  vez en cuando se asomaba alguna secretaria para llamar al siguiente convocado. Entre tanto, el murciano seguía esperando.

 

Solo cuando tras más de una visita a Madrid le sentaron frente al ‘todopoderoso’ éste le hizo la ‘grandiosa’ y ‘extravagante’ oferta: sus camiones de flanes Dhul podían repartir sus caramelos.

 

La cara del pachequero que ya había vivido mil y un sinsabores se transmutó: “Me llama para engañarme”, se dijo. Y así era. Quería quedarse con su negocio a cambio de nada, pues no iba a invertir céntimo, pero quería la mayoría de las participaciones solo con la promesa de que sus camiones podrían llevar los caramelos a cualquier punto de España.

 

La obvia respuesta fue “no” y hoy Caramelos Cerdán continúa con su independencia habiendo establecido un protocolo de empresa familiar con una gestión externa que le mantiene como un referente en el sector del dulce. Y lo ha hecho quien ya supo lo que era arriesgar: cuando la empresa apenas facturaba 800.000 pesetas (4.800 euros) invirtió en maquinaria por valor de 28 millones (unos 170.000 euros).

 

Solo en un arranque de sinceridad Franco de Sena reconoce una espina clavada: no elaborar dulces masticables o, lo que es lo mismo, gominolas. Aún así ahí sigue: elaborando caramelos para sí, para cofradías, para marcas y algunas de las empresas farmacéuticas y de nutrición más importantes del país, también de la Región de Murcia.

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