
Las organizaciones agrarias y los productores de cereal están denunciando que el precio del grano se está situado por debajo de los niveles previos a la guerra de Ucrania. Desde 2020, la inflación se ha disparado por encima del 20% y con ella los costes de producción. Sin embargo, en las primeras semanas de recolección, el precio que se está ofreciendo no cubre siquiera estos costes.
Así, los agricultores denuncian que están siendo víctimas tanto de la especulación de los grandes compradores como de la “importación sin controles ni aranceles”; y ello a pesar de que se prevé una de las mejores cosechas de los últimos años, especialmente en las zonas productoras como las dos castillas, donde las lluvias han favorecido el crecimiento del cereal.
La actual cotización del trigo y de la cebada se está situando por debajo de la que se pagaba antes de la invasión rusa de Ucrania, y lo están atribuyendo a que los grandes compradores alimentan la tendencia bajista para obligar a una venta a esos precios a los agricultores más necesitados de liquidez. Por otro, desde que la Unión Europea impulsó en la primavera de 2022 los mecanismos solidarios con Ucrania, “los puertos españoles se han convertido en un coladero de importación masiva de grano, en muchos casos sin arancel”, como vienen denunciando organizaciones como Asaja.
En los cuatro últimos años, cuando se han registrado cosechas mediocres, los costes de producción han crecido el 27,4% como promedio, con alzas del 49% en los fertilizantes y del 74% en los carburantes.