
En pleno debate sobre la regulación de los pisos turísticos para facilitar el acceso a la vivienda, especialmente en los centros de las ciudades, y el inicio de la campaña estival, por tanto de la temporada alta para el turismo en la Región, Murcia no es ajena a los problemas que ocasionan estos alojamientos.
Los profesionales del sector más regulado no dejan de echarse las manos a la cabeza y se llegan a plantear si realmente merece la pena mantener establecimientos abiertos ante una competencia cada vez más agresiva, precisamente, por una menor regulación.
El hecho es que la capacidad de alojamiento en las viviendas turísticas gestionadas mediante la fórmula conocida como B&B ya es superior a la que ofrecen hoteles y apartamentos de la Región. Las cifras hablan por sí solas: las cerca de 7.900 viviendas de estas características registradas en la Región suman 39.500 plazas, en tanto la comunidad autónoma dispone de poco más de 22.100 plazas en hoteles. Ni aún sumando las 8.825 disponibles en apartamentos (en torno a las 31.000 en total) se alcanzarían las disponibles de las viviendas particulares dedicadas al negocio del alojamiento.
Solo si se le añadieran las 15.000 plazas en camping y las 2.000 en casas rurales superarían en número de camas las de un floreciente negocio que crece a un ritmo de un 12% anual, según los cálculos del Instituto Nacional de Estadística y que son coincidentes con los del Instituto de Turismo de la Región.
Cinco alojamientos más cada día
En cualquier caso, el crecimiento de estos negocios según el porcentaje que ofrece el INE (12% anual) no se corresponde con los números reales. En 2019 había registradas en la Región unas 400 de estas viviendas turísticas y en la actualidad rondan las 7.900, lo que da una cifra de crecimiento de cinco aperturas diarias.
Su proliferación, concentrada mayoritariamente en los tres últimos años, no se ha limitado a la costa, donde cabría suponer que tiene mayor demanda, sino también en las dos mayores ciudades de la Región. En la capital murciana ya se acercan a las mil y en la ciudad de Cartagena y su zona de influencia (sin contemplar La Manga), superan las 1.300. En ambos casos se hace referencia a los alojamientos turísticos registrados oficialmente, pues son muchos más los que se ofrecen en plataformas de alquiler y que no constan en ningún censo.
El problema, por tanto, es doble. De un lado, el sector hotelero se pregunta si el modelo que se quiere es el de calidad con hoteles que generan empleo y riqueza u otro que solo aporta ingresos a los propietarios de la vivienda. El segundo problema es que estas viviendas alquiladas por días a los visitantes están obstaculizando el acceso de los habitantes a un alojamiento digno y están expulsando a la población autóctona.