Too late, Joe
Finalmente, este fin de semana el presidente de los Estados Unidos Joe Biden ha tomado la decisión que todo el mundo esperaba y que era exactamente la contraria a la que él quería tomar: anunciar que no se presentaría a la reelección.
No es de buen gusto el poner en evidencia la situación de salud de nadie, o sus dificultades cognitivas, salvo que esa persona sea el presidente de la, por ahora, mayor potencia mundial y además se haya empeñado hasta que le ha sonado la campana en seguir.
Era un cuadro verlo salir a los escenarios dando algunos saltos y quedarse parado mirando a la gente unos minutos interminables, pero era ya La Traviata verlo salir al terminar –o lo que se consideraba como tal- en la dirección equivocada. Nos ponía el corazón en un puño cada vez que bajaba del helicóptero, pensando tal vez en una caída, o en que se diera media vuelta y se subiera de nuevo. En fin, sus confusiones entre Putin, Trump, Zelenski han sido antológicas.
Demasiado tarde, Joe Biden. Con tu empeño o de quien haya sido de persistir en la reelección correlativamente a tu deterioro de salud –que todos lamentamos– has abierto una ventaja aparentemente insalvable para el candidato Trump que, tras el atentado, se presenta como el candidato de la moderación y la unidad. Con tu tardía decisión que no has tomado tú, pones en situación de máximo estrés a la maquinaria demócrata, que ahora tiene que gestionar un pastel de considerables dimensiones en tiempo récord.
¿Cómo puede haber gente inteligente, experimentada políticamente, conocedora de los tiempos, con una larga trayectoria, que cometa el error de que tengan que decirle que se vaya, que renuncie a ser candidato por evidentes motivos de salud, y no lo haga a tiempo, sino tal vez demasiado tarde?
Porque nunca es too late, y conviene tenerlo en cuenta, si te empeñas en equivocarte.
PD. Con los mejores deseos para la salud del sr. Biden.