
La inflación anual de la zona del euro vuelve a bajar. En agosto descenderá cuatro décimas y se situará en el 2,2%, por debajo del 2,6% de julio, según una estimación preliminar de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea. El objetivo macroeconómico a medio plazo es situar la inflación en la eurozona en el 2%.
Este freno en la subida de los precios se debe especialmente al descenso del coste de la energía, que baja un 3%. Por el contrario, suben los precios de los servicios (+4,2%), de los alimentos (+2,4%), y en menor medida lo hacen los bienes industriales no energéticos (0,4%).
De entre los países de la eurozona, Bélgica presenta la mayor tasa de inflación (4,5%), y en el otro extremo se presenta Lituania (0,7%). En el caso de España, el Índice de Precios Armonizada es del 2,4%, que es dos décimas más alto que el aportado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (2,2%).
La diferencia entre ambos indicadores lo explica el INE de la siguiente manera: “El IPCA estima el gasto a partir del consumo interior (el realizado dentro del territorio de España de los hogares residentes y no residentes), mientras que el IPC lo hace teniendo en cuenta el concepto de consumo nacional (el gasto que los hogares residentes realizan dentro y fuera de España)”.
La contención generalizada de los precios es un aliciente más para que el Banco Central Europeo decida en su próxima reunión del 12 de septiembre afrontar otra ligera bajada de los tipos de interés, tras el recorte en 25 puntos básicos aprobado en junio.