Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNTodos los Santos, ánimas y animeros
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Alberto Castillo

Todos los Santos, ánimas y animeros

 

Celebramos mañana, día 1 de noviembre, la festividad de ‘Todos los Santos’ o como siempre hemos dicho en Murcia ‘Tosantos’. No hay que confundirla con la de difuntos que se celebra al día siguiente, el 2, pues la de ‘los Santos’ es una fiesta de alegría donde, la Iglesia Católica, celebra y recuerda a todos aquellos que llevaron una vida de santidad pero que no han subido a los altares. Aunque sea este día el elegido por la tradición para visitar los cementerios y depositar flores en las tumbas de nuestros seres queridos. Quizá por ser una jornada festiva en el calendario laboral se aprovecha para eso si bien esto ha hecho, con el paso de los años, que se confunda con la fiesta de los difuntos propiamente dicha.

 

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En los primeros tiempos de la iglesia se acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el sitio donde había sido martirizado. Frecuentemente, los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. Un día especial consagrado a la muerte de un determinado grupo de cristianos. En la persecución del emperador Diocleciano, el número de mártires llegó a ser grandísimo, hasta el punto de que no se podía separar un día para asignársela a un determinado grupo de ellos.  

 

Pero la iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquía en el domingo antes de Pentecostés. En la actualidad la Iglesia Ortodoxa sigue celebrando el ‘día de todos los santos’ el domingo posterior a Pentecostés. También se menciona este día en común en un sermón de san Efrén el Sirio en 373. En un principio, solo los mártires y san Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueron asignando gradualmente, y se incrementó. En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV, entre el 609 y 610, consagró el Panteón de Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario. Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó el aniversario para el 1 de noviembre.

 

[Img #6713]Gregorio IV (827-844) extendió la celebración del 1 de noviembre a toda la Iglesia universal, a mediados del siglo IX. Y desde aquellos días, doce siglos después, la Iglesia celebra esta festividad del uno de noviembre en recuerdo de todos ‘cuantos han muerto en santidad’ No hay que confundirla con el día de Difuntos o ‘Día de las Animas’ que se celebra el día dos. Por cierto, que fue en 1749 cuando, la Diócesis de Cartagena, concedió a los sacerdotes la potestad de celebrar tres misas seguidas en el mismo día de ánimas. Una costumbre que se mantuvo hasta los años setenta del pasado siglo XX.

 

Y fue precisamente el 1 de noviembre de 1754 cuando el Obispo Victoriano López González bendijo los llamados ‘cementerios extramuros’ de la ciudad de Murcia.  Hasta ese momento los enterramientos se hacían en el conocido como ‘suelo sagrado’ en iglesias, ermitas y conventos para aquellos que eran miembros de alguna cofradía, gremio o hermandad. Pero a partir de 1754 los cementerios, o lugares de enterramiento, se sacaron de la ciudad de Murcia para hacerlo extramuros de la misma.

 

Tradición de ánimas y animeros

 

Desde siempre, en la huerta y campos de Murcia, existió la figura del ‘animero’ que bien solo o en compañía de otros recorría, en las frías madrugadas del invierno, los caseríos para recaudar fondos para la Hermandad de Ánimas de la parroquia o ermita. Un dinero que, en todos los casos, cubría los gastos de sufragios por los hermanos fallecidos. Con un farol en la mano recorría los caminos y al llegar a la casa llamaba y al preguntar quién era contestaba haciendo sonar la campanilla que portaba y diciendo ‘las ánimas benditas’.

 

Así le abrían la puerta y le daban la limosna de costumbre entonces, el animero, contestaba: ‘Las ánimas os den el pago’ si por el contrario no se lo daban siempre replicaba ‘Otro día será si Dios quiere y nos da vida para verlo’

 

[Img #6714]También la figura del animero era utilizada por las madres para ‘asustar’ a los chiquillos cuando estos se portaban mal. Se solía decir: ‘pórtate bien que ya sabes que por la noche viene el animero’ O bien esa otra de ‘Si no te comes la cena llamo al animero’

 

Esta devoción a las benditas ánimas del purgatorio siempre ha tenido en Murcia una gran repercusión en la religiosidad popular de ahí que se conozcan letras de dichos, cantares y oraciones dedicadas a ellas:

 

A las ánimas benditas

No te pese hacer el bien

Sabe Dios si tú, mañana Serás ánima también

Si te quemas una mano

¿Qué dolor no pasarás?

Acuérdate de quien arde

Y en el purgatorio está.

A las ánimas benditas

Nadie les cierre su puerta

Con decirles que perdonen

Se van ellas muy contentas

 

 

También existe la creencia popular, que se mantiene hoy en día que, si rezas un padrenuestro a las ánimas, estas te despiertan a la hora que le pidas sin necesidad de que suene el despertador. 

 

Las cofradías preparaban la festividad de las ánimas

 

El culto a las Ánimas, junto con el del Rosario, fueron los más extendidos por ciudades, villas, ermitas, caseríos y campos de todo el reino de Murcia. La pertenencia a cualquiera de las dos y pagando la ‘tarja’ anual, garantizaba al miembro un entierro y funeral decentes, así como la asistencia en momentos difíciles. Las cofradías y hermandades de ánimas aseguraban, además, el canto de salves y acompañamiento en los entierros, así como la celebración de misas y funerales en memoria del difunto.

 

Entre los miembros del clero murciano existieron dos grandes Cofradías: La de Ánimas, compuesta por acólitos, capellanes y miembros de carácter menor, y la más poderosa que era la Cofradía de San Pedro, integrada por los Canónigos de la Catedral y los Deanes y párrocos de las iglesias mayores del Reino. Esta Cofradía entroncaba directamente con las de Ánimas y garantizaba los mismos privilegios a la hora del entierro. Así como en actos litúrgicos posteriores. En el año 1723, según actas capitulares, se prepara en la Catedral de Murcia los cultos litúrgicos para celebrar tal solemnidad como requiere el culto. La Cofradía de Ánimas solicita todo lo necesario para que el día dos noviembre, jornada posterior al día de difuntos, se celebre la de las benditas ánimas del Purgatorio. ‘Viose memorial de Francisco Arteaga, Hermano Mayor de la Cofradía de las Benditas Animas de esta Santa Iglesia, en que pide licencia al Cabildo para que en ella se celebre la función de Animas que se acostumbra pasado el día de los Difuntos, y que para esto se toquen las campanas con el toque de difuntos y se presten de la Sacristía Mayor de esta Santa Iglesia las alhajas y ornamentos que sean necesarios. Y oído el citado memorial, Acordó el Cabildo conceder y concedió dicha licencia como se pide por el dicho Hermano Mayor’.

 

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