
El impacto de la morosidad sobre el tejido empresarial se ha mantenido a lo largo de 2024 en niveles muy elevados.
El 53% de las empresas españolas sufre el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y el 9% afirma que corre el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados, lo que supone cerca de 130.000 firmas, extrapolando ese dato con el número de empresas activas que publica las Seguridad Social.
El 46% de las empresas españolas afronta pérdidas de ingresos significativas a causa de la morosidad. En un contexto de con tipos de interés aún elevados, el retraso en el pago de los clientes también provoca que el 22% del tejido empresarial registre un incremento de sus costes financieros, según el estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, de Crédito y Caución e Iberinform, en el que han participado los gestores de cerca de 600 empresas de todos los tamaños y sectores.
El 18% de las empresas tiene que frenar su expansión comercial y el 14% se ve obligado a limitar sus nuevas inversiones.
La falta de control sobre la morosidad es un riesgo para la actividad empresarial. El incumplimiento de los pagos acordados genera importantes tensiones de liquidez en una situación como la actual y es especialmente desestabilizadora en la operativa de las empresas de menor tamaño.
Si una sociedad con un margen comercial del 10% sufre un impago de 10.000 euros, deberá generar un nuevo negocio por 100.000 euros para compensar el impacto de los 9.000 en costes de producción.
En un contexto de estrechamiento de los márgenes comerciales, como consecuencia de los incrementos de costes de producción y la importante subida de tipos de interés, es especialmente importante para la supervivencia de la empresa gestionar adecuadamente sus riesgos de impago.