‘Abbey Road’: Los Beatles escriben su última carta de amor al mundo
Abbey Road fue el último disco de The Beatles. Se puede decir que era una despedida, ya que, aunque ‘Let it be’ salió al mercado en 1970, se había grabado anteriormente, y fue retrasado debido a motivos comerciales y artísticos.
Intuyendo que iba a ser el último disco que grabarían, trataron de darse una nueva oportunidad, de intentar una ‘vuelta a los orígenes’, recuperando al productor George Martin, que realiza también algunos arreglos e instrumentaciones.
Los Beatles prácticamente ya no eran un grupo, la separación era inminente y cada uno de ellos hacía la ‘guerra’ por su cuenta y, por eso, en este disco reina la anarquía y la improvisación y el ambiente estaba bastante enrarecido (John y Paul ya eran pareja compositiva sólo en la firma, y en esa época apenas se hablaban y prácticamente no se podían ni ver).
Sin embargo, el resultado no es, ni mucho menos un caos, es un disco brillante, que tiene un sonido muy coherente, compacto, en el que participan activamente los cuatro, aunque apenas coincidían a la vez en el estudio. Prácticamente, cada uno organizaba sus propias canciones y el resto funcionaba como una especie de músicos de sesión, sin aportar demasiado a las canciones, para no herir susceptibilidades.
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Destaca mucho la aportación de George Harrison, con canciones como ‘Something’, una canción de amor maravillosa, de la que Frank Sinatra dijo que era la mejor canción de amor de los últimos 50 años o ‘Here Comes The Sun’, una canción optimista y brillante compuesta por George en el jardín de su amigo Eric Clapton, y que supone la popularización del sintetizador Moog en un disco de rock, instrumento que también tocaría George en otras dos canciones de este disco, ambas de John: ‘I Want you’ (she’s so heavy), y ‘Because’ (inspirada en ‘Quasi una fantasía’, de Beethoven). John Lennon aporta también ‘Come Together’.
Ringo Starr también pone su parte con ‘Octopus's Garden’, una simpática canción, con un toque saltarín, casi Naif. Además, el disco incluye su único sólo de batería en toda su carrera como beatle en ‘The End’.
Los dieciseis minutos finales del disco, desde ‘You Never Give me Your Money’ hasta ‘Her Majesty’ es una verdadera obra maestra, una suite de pequeñas canciones inacabadas unidas de forma extraordinaria y magistral por Paul McCartney, con la ayuda de George Martin, al parecer improvisando casi sobre la marcha, y que a nunca dejan de sorprender, porque parecen especialmente concebidas para sonar así, en ese orden e hiladas de esa manera. Especialmente, además de ‘You never Give me Your Money’, destacan ‘She Came In Through the Bathroom Window’, ‘Golden Slumbers’ y ‘Carry That Weight’.
Paul, además, aporta dos composiciones, la historia del asesino en serie y su martillo de plata ‘Maxwell’s Silver Hammer’ y ‘Oh! Darling’ (un capítulo más de sus desencuentros con John, al que le hubiera gustado cantarla, pero Paul se negó).
El disco cuenta con una de las portadas más icónicas e imitadas de la historia de la música, que muestra a los Beatles cruzando el paso de cebra situado enfrente de sus estudios, en el cruce de Abbey Road con Grove End Road. La Fotografía fue realizada por Ian McMillan. El paso de cebra fue incluido en la Statutory List of Buildings of Special Architectural or Historic Interés (declarado como bien de interés artístico y cultural).
Desde los tiempos del Sgt. Pepper's corría el rumor (con el que los Beatles jugaban, pues lo encontraban divertido) de que Paul había muerto y había sido sustituido por un doble.
Esta especulación iba a tener un nuevo capítulo con esta portada: Se decía que los cuatro Beatles forman un cortejo fúnebre en el que John, de blanco, es el predicador; Ringo, de negro, el encargado de pompas fúnebres; George, con ropa vaquera, sería el enterrador, y Paul, por supuesto, el finado.
Paul tiene los ojos cerrados, sostiene un cigarrillo con la mano derecha siendo zurdo, lo que probaría que el de la foto es un impostor; lleva el paso cambiado con respecto al resto de sus compañeros y, va descalzo, lo que significaría que está muerto.
En realidad, cada uno de los Beatles va vestido tal y como lo hacían de manera habitual en aquella época, y Paul está descalzo porque vivía cerca y, para mayor comodidad, se desplazaba al estudio en chanclas. De hecho, así se le puede ver en otras fotografías de esa sesión.
Aunque el álbum no se terminó llamando Everest, como en un principio se había planeado, es una de las cimas de la música popular. Se publicó el 26 de septiembre de 1969 y a finales de ese año ya había vendido cuatro millones de copias.
Es, como escribió en su momento el crítico del Daily Telegraph, ‘la ‘última carta de amor al mundo’ de los Fabulosos Cuatro. Y, como dice la canción The End, ‘al final, el amor que das es igual al amor que recibes’.



