Domingo, 26 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNEl tratamiento natural del Parkinson sí existe
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Carlos Escolano

El tratamiento natural del Parkinson sí existe

 

Tengo el privilegio de cada cierto tiempo poder asomarme al conocimiento de la investigación y los avances científicos. Como un arqueólogo que encuentra algo de valor escondido, resulta emocionante. Dedicar tiempo y energía en eso, me hace aprender y cambiar. Y digo cambiar, porque el descubrimiento implica siempre actualizar o cuestionar la práctica clínica habitual. La cual muchas veces, por el motivo que sea, no le permea todo el saber disponible.

 

Desgraciadamente, la búsqueda de soluciones (especialmente naturales), es tarea cada vez más titánica por la influencia de una parte del sector de la industria, los algoritmos de búsqueda cada vez más programados (en base a unos intereses determinados), y a todo un mundo de influencers y blogueros, que enturbian la posible información real, mediante la exageración, la manipulación o la mera fantasía.

 

Afortunadamente tengo una suerte, gracias al esfuerzo de mis padres, de disponer de unos conocimientos y una formación que me permiten (al menos hasta el momento) poder identificar y discernir el grano de la paja. No siempre con éxito, todo quede dicho.

 

Pues bien, con gran alegría recibí hace ya un tiempo, la noticia de un paciente de Párkinson cuyo neurólogo anda sorprendido, por ser el único paciente que tiene (e imagino que ha tenido) que en vez de empeorar, está mejorando en todos los signos clínicos de su enfermedad.

 

Este paciente realizó un abordaje totalmente multidisciplinar, utilizando lo mejor de la práctica clínica instaurada, en combinación con tratamientos 100% naturales. El resultado habla por sí solo: más movilidad, sin apenas rigidez, ni temblor.

 

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El Párkinson, es una enfermedad de causa variada, y no muy clara del todo, pero la mayoría de investigaciones apuntan a nuestro estilo de vida. En concreto al estrés, al contacto agudo o crónico a contaminantes (ozono, teflón, aluminio…), a los pesticidas y plaguicidas, y a repetidos golpes en la cabeza (como sucede por ejemplo en el fútbol americano). Es decir, toda agresión ya sea física o química, sostenida en el tiempo sobre el cerebro, presentando especial atención a las sustancias neurotóxicas.

 

¿Y qué mecanismos desencadenan estos efectos neurotóxicos? Parece ser que, la presencia de los productos antes citados, pueden perturbar la microbiota. Propiciando la acumulación de metabolitos tóxicos y proteínas alteradas en los intestinos, los cuales viajan mediante células enteroendocrinas al cerebro a través del nervio vago, donde se agregan para formar depósitos (cuerpos de Lewy), que destruyen las neuronas especializadas en fabricar dopamina.

 

Cuando la enfermedad da síntomas y se diagnostica, debido a esa pérdida de dopamina, ya hay una destrucción del 80-90% de neuronas dopaminérgicas. No obstante, hay formas de potenciar las que quedan y de detener el daño, en mayor o menor medida. El éxito dependerá mayoritariamente de en qué fase se ha detectado la enfermedad y el grado de cumplimiento e implicación del paciente.

 

Como hemos visto, la clave de nuestro enfoque, debe ser por tanto: potenciar todo el sistema dopaminérgico (el que produce dopamina), mejorar la composición de la microbiota (tanto en variedad de especies como en cantidad), y disminuir la carga tóxica, protegiendo además al cerebro con sustancias neuroprotectoras.

 

- Mejorar la producción de Dopamina: Para ello hay que cuidar las neuronas que quedan y favorecer la neurogénesis. Es imprescindible el ejercicio físico, en concreto aquel que estimule el movimiento, la destreza, el equilibrio, la agilidad… Con tal fin, es necesario contar con un fisio o especialista en ejercicio para personas con Párkinson. Por otro lado los medicamentos actuales son el otro gran pilar para estimular esa producción de Dopamina. Si la enfermedad esta avanzada se optará por utilizar directamente la sustancia (Dopamina), o incluso terapias de pulso eléctrico para la estimulación profunda cerebral. Con todos los efectos adversos y fracasos que puede conllevar, en ese término es interesante probar la Dopamina natural que ofrece Mucuna Pruriens, de gran ayuda y con muchos menos efectos adversos.

 

- Mejorar la microbiota: Ya hemos visto que, aunque la causa no está clara, la consecuencia es la disbiosis intestinal. Para ello, tomar un probiótico con un gran número y variedad de Bifidobacterium y Lactobacillus es clave para mejorar todo el ecosistema microbiano intestinal. En concreto hay dos cepas muy específicas, estudiadas en animales con un gran potencial, y que han demostrado mejorar los problemas motores e impedir formar esas proteínas tóxicas que luego viajan al cerebro. Estos son Bacillus subtilis y Lactobacillus plantarum PS128. También algunos estudios plantean la posibilidad del trasplante fecal como otra solución para mejorar ese microbioma.

 

-  Disminuir tóxicos y tomar neuroprotectores: En este punto, es imprescindible modificar los estilos de vida (donde se encuentra nuestra causa): alimentación saludable y fresca (sin conservantes, ecológica, de temporada, variada, baja en azúcares…), no fumar, ni alcohol, no utilizar plásticos en la cocina, realizar algún tipo de actividad, evitar sedentarismo, tomar sustancias depurativas, beber suficiente agua rica en minerales y mantener tanto relaciones sociales como un buen hábito de sueño. Pero, como muchas veces no podemos identificar bien donde están todos esos tóxicos (ya que pueden estar incluso en el aire), lo que debemos hacer es proteger al cerebro de esos tóxicos y de la inflamación (recordemos que el cerebro no duele cuando está inflamado, por lo que no nos da pistas).

 

Para ello hay un hongo con unas cualidades excepcionales conocido comúnmente como Melena de León. Este hongo tiene la habilidad de reparar el tejido nervioso: crea nuevas neuronas, restablece la formación de mielina (imprescindible para esas conexiones), mejora la cognición, los problemas motores y la depresión o ansiedad que el paciente pueda padecer (muy frecuentes en esta enfermedad). Este último efecto lo produce porque además actúa a nivel digestivo, como antiinflamatorio, antibacteriano y reconstitutivo de la microbiota protectora. De modo que, mejorando la función del eje intestino-cerebro, pueden mejoran todos los síntomas asociados al Parkinson.

 

Podemos también añadir a nuestra alimentación, más con un enfoque preventivo que curativo: los omega 3, el café, el mate, la alcachofa, el aceite de oliva y la canela. Ya que hay numerosos estudios que vinculan el consumo de estas sustancias con menor incidencia de padecer Parkinson y Alzheimer.  El café y el mate son los más estudiados, y los que más ácido clorogénico tienen. Este polifenol, tiene la propiedad de acumularse en el cerebro, y al igual que el omega 3 (recordemos que nuestro cerebro es “principalmente grasa”) evitar la formación de ovillos proteicos, disminuyendo la inflamación y el estrés oxidativo. De este modo veo interesante añadir su consumo siempre que lo toleremos bien.

 

Por último, pero no menos importante, si optamos por un tratamiento natural, debemos  siempre hacerlo de la mano de un especialista en fitoterapia o micoterapia, disciplinas científicas, que estudiadas y aplicadas, pueden ayudar a la mejora de esta enfermedad. Ya que la dosis, el tipo de producto, el tipo de cepa, la compatibilidad del tratamiento, el estadío de la enfermedad,  etcétera, son determinantes.

 

Como vemos son numerosos los factores, que influyen en el éxito final de este enfoque, pero sí, existir, existe el tratamiento natural y complementario del Parkinson.

 

Linkedin: Carlos Escolano Martínez

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