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REPORTAJE UNIVERSAE

Curva del olvido: qué es, cómo funciona y cómo evitarla

Olvidar es una parte natural del aprendizaje

Nuevo Digital Jueves, 13 de Marzo de 2025


Puede sonar extraño, pero olvidar es una parte natural del aprendizaje. Según la teoría de la curva del olvido, gran parte de la información que incorporamos se desvanece rápidamente. Aprender cómo funciona nuestra memoria ayudará a recordar mejor. 

 

¿Qué es la curva del olvido?

 

La curva del olvido es un concepto que ilustra cómo la memoria humana tiende a desvanecer la información con el paso del tiempo. Este fenómeno fue descrito por primera vez por el psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus, quien, en 1885, llevó a cabo una serie de experimentos utilizando listas de sílabas sin sentido para estudiar el olvido. Los resultados de su investigación revelaron que la mayor parte de la información se pierde rápidamente en las primeras horas tras el aprendizaje. Sin embargo, cuando se trataba de contenido con significado, el descenso de la curva era menos abrupto, lo que permitía una retención más prolongada.

A pesar de esta diferencia, incluso el conocimiento significativo experimenta una pérdida progresiva y, al cabo de unos días, la información comienza a desvanecerse casi por completo. De manera general, Ebbinghaus observó que, tras un aprendizaje inicial, la pérdida de memoria es rápida, pero finalmente se estabiliza, alcanzando una meseta donde el olvido disminuye considerablemente.

En el ámbito educativo, este modelo sobre la memoria ha sido fundamental para replantear las estrategias de estudio. Durante mucho tiempo, se estableció que la mejor forma de aprender consistía en una intensa preparación antes de un examen. No obstante, la curva del olvido muestra que, sin repeticiones periódicas, la información desaparece con rapidez. Por lo tanto, los enfoques de estudio más efectivos se centran en la revisión constante de los contenidos, intentando hacer frente así al inevitable proceso de olvido. Afortunadamente, este fenómeno no es irreversible y con una adecuada estrategia de repaso, es posible fortalecer y mantener el aprendizaje a largo plazo.

 

¿Cómo funciona la curva del olvido?

 

La curva del olvido describe el grado de retención de la información a lo largo del tiempo. Se trata de un diagrama en el que el eje horizontal representa el tiempo transcurrido desde el aprendizaje, mientras que el eje vertical muestra la cantidad de información retenida. A medida que pasa el tiempo sin repasar el contenido, la retención disminuye de forma exponencial, reflejando cómo olvidamos rápidamente la mayoría de la información aprendida si no se realiza un repaso periódico.

De acuerdo con los estudios de Ebbinghaus, en las primeras 24 horas, una persona puede olvidar hasta el 50 % de la información adquirida y, en algunos casos, esta cifra puede alcanzar el 80 % en el transcurso de una semana. ¡Nuestra capacidad de retener datos recién aprendidos sin un esfuerzo consciente de repaso es muy frágil! De todos modos, según pasa el tiempo, el ritmo de olvido se reduce y lo que queda almacenado en la memoria se vuelve más resistente. Así, aunque la pérdida inicial es significativa, lo que permanece en la memoria se vuelve más estable, aunque sigue siendo susceptible al olvido.

Este modelo es un reflejo de cómo nuestra memoria es un sistema influenciado por una variedad de factores. Entre ellos destacan la calidad de la atención prestada, el contexto de aprendizaje y, sobre todo, la frecuencia de la revisión del material aprendido.

 

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¿Por qué olvidamos lo que aprendemos?

 

El olvido es un proceso inherente al funcionamiento de nuestra memoria. Olvidamos porque nuestro cerebro tiene una capacidad limitada para guardar información. ¡Importante! Si no se utilizan, las conexiones neuronales se van debilitando, lo que provoca la desaparición de recuerdos que no consideramos relevantes o útiles.

Otro de los factores clave que genera la pérdida de conocimientos es la falta de repaso. Si no se repasa de manera constante, lo estudiado se disipa, como indica la curva del olvido de Ebbinghaus. La memoria a corto plazo, la que guarda la información temporalmente, no tiene la capacidad de retenerla permanentemente sin un proceso de consolidación hacia la memoria a largo plazo.

La sobrecarga cognitiva también es otra de las causas. Si intentamos incorporar demasiada información al mismo tiempo, nuestra memoria se satura y parte de los datos no se procesan correctamente. Este ‘embotellamiento mental’ hace que el cerebro no sea capaz de almacenar de forma adecuada lo aprendido. Además, la interferencia, ya sea proactiva o retroactiva, puede dificultar la retención de información. Por ejemplo, cuando aprendemos dos cosas similares al mismo tiempo, una puede interferir con la otra y dificultar su recuerdo.

Asimismo, factores como la falta de atención, motivación o estrés influyen significativamente en por qué olvidamos lo que aprendemos. Cuando no existe suficiente interés en la temática, el cerebro no la considera relevante para su almacenamiento a largo plazo. También, la falta de sueño impide que los recuerdos se consoliden correctamente, contribuyendo al olvido.

 

¿Cómo evitar la curva del olvido?

 

¿Estás estudiando de la forma correcta? Un error muy común al estudiar es no tener en cuenta cómo funciona nuestra memoria. ¡La curva del olvido demuestra que recordarás lo que refuerces de forma estratégica! En este sentido, las técnicas de estudio varían en efectividad según la persona; por eso, es necesario que las adaptes a tus necesidades. A continuación, te contamos cómo puedes mejorar tu capacidad de retención. ¡Toma nota y experimenta!

 

·Espacios cada vez más largos entre cada repaso

 

Para evitar olvidar lo estudiado, una de las estrategias más eficaces es la repetición espaciada. Este método consiste en repasar la información en intervalos cada vez más largos, comenzando al día siguiente, luego a los tres días, una semana después y finalmente al mes, por ejemplo. Espaciando los repasos se persigue reforzar las conexiones neuronales y se evita la saturación mental. Al hacer un resumen, puedes identificar rápidamente los puntos débiles en tu comprensión y repasarlos antes de que la curva del olvido haga su efecto. Igualmente, cuando te dedicas a hacer esquemas, el aprendizaje se vuelve más visual y estructurado, lo que ayuda a tu memoria a resistir la curva del olvido.

 

·Aprendizaje activo

 

El aprendizaje activo es también fundamental para fortalecer lo aprendido. En lugar de simplemente leer o escuchar pasivamente, se recomienda interactuar activamente con el contenido. Realizar autoevaluaciones o explicarle el tema a otra persona son estrategias imprescindibles. Estas prácticas no solo refuerzan tu memoria, sino que también te permiten detectar fácilmente tus áreas de mejora. Al enseñar lo aprendido, uno mismo es capaz de reforzar lo aprendido así como identificar los huecos de conocimiento, contribuyendo directamente a una comprensión más profunda.

 

·Aprendizaje significativo

 

El aprendizaje es mucho más efectivo cuando lo conectamos con lo que ya conocemos. Relacionar conceptos nuevos con experiencias anteriores o conocimientos existentes ya totalmente asentados ayuda a crear vínculos profundos que integran la información. Este enfoque, conocido como aprendizaje significativo, convierte lo que estudiamos en algo más relevante, facilitando su recuperación a largo plazo.

 

·Aplicar lo aprendido en contextos reales

 

Además, aplicar lo aprendido en contextos reales tiene un papel esencial. El aprendizaje contextual es otra forma de enfrentarse a situaciones prácticas que requieren el uso de los conocimientos adquiridos. Resolver problemas o formar parte de proyectos prácticos ofrece una oportunidad para comprobar la relevancia y la utilidad del aprendizaje, garantizando que el conocimiento vaya un paso más allá pasando del plano teórico a la acción.

·Hábitos de estudio saludables

 

Establecer una rutina de estudio, en el mismo lugar y a la misma hora, facilita que el cerebro asocie ese espacio y tiempo específicos con el aprendizaje. De manera similar, durante el sueño, el cerebro procesa y organiza la información adquirida, lo que favorece un almacenamiento más eficiente. Además, el uso del método Pomodoro, que alterna períodos de estudio con descansos breves, contribuye a aumentar la productividad y previene el agotamiento mental. A este respecto, el uso adecuado de apps para estudiar puede ser clave para mejorar la retención de la información y combatir la curva del olvido.

 

Cómo planificar el estudio para reducir la curva del olvido

 

El primer paso consiste en desglosar el contenido de estudio en bloques pequeños y realistas. Este enfoque no solo previene la saturación mental, sino que también permite concentrarse en un tema a la vez, facilitando su asimilación. La organización del contenido debe seguir niveles de dificultad ascendentes. De este modo, es recomendable comenzar por los conceptos más complicados cuando la mente está fresca y reservar los más sencillos para etapas posteriores.

Otro de los pilares de un plan de estudio que persigue maximizar la retención es implementar la técnica de la repetición espaciada. Como indicamos anteriormente en este artículo, consiste en revisar el material en intervalos crecientes. Esta metodología intensifica las conexiones neuronales y facilita la consolidación de lo aprendido en la memoria de largo plazo. Para hacer frente a los efectos de la curva del olvido es necesario un planning de estudio con espacios para repasos periódicos. ¡Debe ser flexible!

El aprendizaje intercalado es otra estrategia para reducir la curva del olvido. Esta técnica se basa en alternar entre diferentes temas o tipos de contenido durante las sesiones de estudio, en lugar de centrarse en un solo tema por un largo período. Este enfoque refuerza las conexiones entre conceptos diversos, evitando el sesgo de aprender en bloque, lo que facilita recordar la información en distintos contextos y mejora el aprendizaje a largo plazo. Además, es fundamental el aprendizaje activo, mediante actividades como resolver ejercicios, enseñar a otros o hacer autoevaluaciones, que estimulan diversas áreas del cerebro. Variar los temas y métodos de estudio mantiene el proceso dinámico, evitando la monotonía y favoreciendo una mayor concentración. ¡A por todas!

 

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