¡El trabajo en equipo existe!
En nuestra actual sociedad estamos más acostumbrados a protestar cuando algo no lo recibimos según nuestras expectativas, pero pocas veces agradecemos cuando se cumplen porque, simplemente, es lo que esperábamos. Ni tan siquiera, las más de las veces, cuando son superadas tenemos el detalle de aplaudirlas ¡todo lo contrario!, nos hacemos aún más exigentes. Tal es nuestra vida de abundancia.
Recientemente he sido paciente de Traumatología durante los días del 20 al 24 de marzo, y me siento agradecido por la muy grata experiencia vivida en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, debida al esmero con que todos los profesionales implicados en mi proceso sanitario se han involucrado, y subrayo además mi aprecio y reconocimiento como usuario de la 245, a quienes desempeñan su labor en esta segunda planta-izquierda, constelación ordenada de brillantes estrellas cada uno en su oficio y condición. En mi caso estoy más que agradecido.
Seguramente han vivido experiencias hospitalarias directa o indirectamente, y estarán conmigo de acuerdo en que nada como estar hospitalizado, porque así te lo impone tu malestar, para sentirte vulnerable, torpe y desvalido en un entorno desacostumbrado, con ritmos, normas y protocolos desconocidos, y entre 'extraños'. Sin embargo basta una sola jornada para percibir la gran CALIDAD organizativa y humana de cuanto acontece, pues basta observar cómo tantas personas implicadas desde diferentes servicios logran hacer fluir sus tareas de manera coordinada y con toda naturalidad (las fricciones propias de todos los trabajos, si las hay, pasan desapercibidas). Todo esto, sin ninguna duda, es fruto de un comportamiento organizativo eficientemente orientado y de una bien asimilada Cultura de 'Trabajo en Equipo' (tan cacareada y pocas veces demostrada en muchas empresas e instituciones), pero sobre todo es consecuencia directa del compromiso personal de cada profesional empeñado en mejorar la salud del paciente.
Además de la eficiencia se agradece el cuidado, el amor y la ternura hacia el paciente
Entrando en detalle. Desde la confirmación reiterada de la cita de intervención para asegurar que lo planificado se ejecutará, (imaginen cuántas personas hay implicadas para realizar tareas precisas en una fecha y horarios concretos de una sola intervención quirúrgica: personal administrativo, anestesistas, cirujanos, enfermeras, auxiliares, celadores, ambulancieros, etc. Desde tu llegada al edificio hasta el traslado a tu domicilio, en apenas tres días, tomas contacto directo con aproximadamente 30 personas, iniciando tu acogida por la amabilidad de quienes te reciben en Admisiones, y el respetuoso acompañamiento de la celadora a tu habitación, hasta la práctica acomodación en la pulcra mesa de operaciones y los informales comentarios de anestesistas y cirujanos, la calmada pero muy atenta observación en Reanimación, y la posterior visita facultativa en tu habitación…; desde el riguroso ajuste al pautado médico, la administración de medicamentos, control sistematizado de constantes y “curas” de Enfermería; el tránsito por interminables pasillos, la limpieza de la habitación y amueblamiento, la higienización personal y el avituallamiento culinario, etc., todo pasa por un exquisito CUIDADO del paciente, meticulosamente protocolizado.
Pero no es sólo la eficiente organización de la institución y el evidente dominio técnico de cada profesional en sus decisiones y acciones, sino el AMOR con el que todos y cada uno de ellos desempeñan sus tareas lo que, en tan delicadas situaciones de déficit de salud, se reciben como un regalo más allá del cumplimiento estricto del protocolo sanitario. Todo en su conjunto y en la particularidad de cada gesto personal, te va empapando de su más que eficiente profesionalidad, de su enorme humanidad vestida de compasión con su mejor gala de ternura, acunándote con primoroso celo en tu dolor tratado como si fuese el suyo, para al fin rescatarte de los miedos del niño que llevas dentro y llevarte a recuperar la tan deseada sensación de bienestar.
Claro que tanta eficiencia requiere una constante renovación de esfuerzos que el usuario, aunque en su inmensa mayoría lo agradece, no siempre acierta a manifestarlo y lo guarda para entornos familiares. Es más, en alguno hasta produce el efecto perverso de hacerle aún más exigente, desinformado e inconsciente de que cuanto se hace por él no es más que un sueño inalcanzable en la inmensa mayoría de países del globo terráqueo.
Manifiesto una vez más mi enorme agradecimiento a todos cuantos directa e indirectamente han contribuido a la mejora de mi salud, y mi expresa enhorabuena por tan altos niveles de Calidad de humanizado servicio han alcanzado.
Linkedin: Diego Yepes