
Prácticamente coincidiendo con la salida de las primeras volutas de humo blanco de la estufa instalada en la capilla Sixtina se abrían las puertas de otro ‘templo’, este infinitamente más modesto y dedicado no a acoger a cardenales en cónclave, sino a empresas en su institución de referencia, la Cámara de Comercio. En la de Murcia no se iba a elegir a ningún líder -espiritual y jefe de estado del Vaticano-, solo se iba a acompañar a El Nuevo Digital Murcia para soplar la que era la vela de su primer cumpleaños.
En una tarde pasada por agua y con un acontecimiento mundial que estaba seguido por millones de personas en todo el mundo, los invitados del periódico no faltaron a su cita. Según llegaban a la puerta principal de la Cámara -en la murciana plaza de San Bartolomé- venían comentando la aparición de la fumata blanca o se enteraban de ella allí mismo. Las conversaciones eran tres: el cielo de Murcia recibía al nuevo Papa con la bendita lluvia, la lluvia ya había provocado los habituales atascos en los accesos a la ciudad y las especulaciones sobre quién sería el nuevo Pontífice.
En una mesa del vestíbulo de la sede cameral, El Nuevo Digital había instalado una improvisada redacción desde la que publicar la noticia del día: el cónclave había acabado y los Príncipes de la Iglesia habían elegido al sucesor del Papa Francisco, la Sede ya no estaba vacante.
Ciertamente no hubo que retrasar en demasía el inicio del acto del periódico a la espera de conocer el nombre del elegido. El Nuevo Digital estaba compartiendo con sus lectores la elección del cardenal Prevost y el nombre con el que gobernará la Iglesia (León XIV), cuando comenzaron a tañer las campanas de San Bartolomé.
Las conversaciones en los corrillos que se habían organizado en el hall de la Cámara subieron un poco el volumen de la voz y en los teléfonos de los invitados se buscaban referencias de Robert Francis Prevost: agustino, nacido en Estados Unidos, con antepasados españoles (de existir en EE UU, su segundo apellido sería Martínez) y misionero primero y luego obispo en Perú. Esta era una información inicial suficiente para que en los ojos de alguno de los presentes asomara una ligera humedad que, si no fuese porque se estaba en público, habría acabado en lágrima, pero eso es otra cuestión.
Solo al fin del repique de júbilo en las campanas de San Bartolomé, los invitados entraron al salón de actos de la institución cameral. Iba a comenzar la celebración del periódico, que arrancó con un vídeo que recogía en imágenes solo una pequeña muestra de las informaciones periodísticas que han marcado un hito en el reflejo diario de la actividad informativa.
De las intervenciones ya se da cuenta en otras informaciones, así que en esta crónica se da un salto en el tiempo y se vuelve al vestíbulo de la Cámara.
Mientras en el interior del salón se sucedían las interesantes intervenciones, en el exterior los trabajadores de Nueva Cocina Mediterránea habían preparado el ágape que toda celebración se merece.
Con una cerveza o una copa de vino en la mano y un buen bocado en la otra era momento de ‘comentar la jugada’. No se dejó de hablar del Papa, por supuesto, pero ya había más protagonistas: la presentación del evento y la reflexión sobre la amenazada libertad de prensa, además de las incertidumbres que se ciñen sobre la economía mundial que había hecho Francisco Martínez Ruiz, miembro de la sociedad editora del periódico; la magnífica, sintética y clarificadora intervención que el doctor ingeniero de Telecomunicación en Neurotecnología, Control y Robótica Juan Luis Pedreño hizo sobre los retos de la Inteligencia Artificial; y la clausura del consejero de Economía y Transformación Digital, Luis Alberto Marín, toda una inyección de moral tras los optimistas apuntes que presentó sobre el destacado avance de la digitalización en las empresas y las administraciones de esta Región.
Sin el corsé del protocolo, los periodistas de este periódico y los miembros de su sociedad editora (Javier Escolano, Carlos Conesa, Pura Hernández-Gil, Francisco Martínez Ruiz, Julián Sánchez Carrión, Marta Navarro-Valls -de había disculpado su presencia- y Ramón Mateos), compartieron charla con los invitados.
La lista superaba el centenar, lo que es difícil mencionarlos a todos, así que de antemano pedimos disculpas si no se les cita.
No faltaron los patrocinadores del acto o sus representantes: Fundación Intega (Joaquín Ruiz Montalbán), PwC -PriceWaterhouseCoopers- (Javier Celdrán), y el grupo de formación ATU; como tampoco empresarios o directivos (Luis Miguel García de Andrés, Tomás Borchert, Javier Fernández Gallardo, Carlos Recio, Victoria Fernández Ilundain, José Sánchez, Manuel Jódar, Ana Martínez, Miguel Ángel Esteban Cánovas, Joaquín Flores, Antonio Martínez, Isabel Sánchez Serrano, José Luis HernándeZ-Gil, Juan Alcaraz…). El etcétera es largo y, como se ha dicho, muy difícil de reproducir en su integridad.
Pero no solo empresarios se sumaron a la fiesta. También lo hicieron representantes de asociaciones y colegios profesionales (Alfonso Hernández Quereda, Reyes Samper, Carlos González-Sicilia, Francisco Fuentes, Salvador Gómez, Martín Izquierdo, Eric Van Hout, Antonio Rael, Pablo Ruiz Palacios, Salvador Gómez…).
También fue un momento para estrechar lazos entre los profesionales que cada día realizan el periódico con los colaboradores que aportan sus reflexiones en las columnas de opinión (Ernest Berkhout, Patricia López Haás, Rafael García-Purriños, Alejandro Garriga…).
El mundo universitario, los profesionales independientes y el sector de la comunicación y la publicidad tampoco quiso faltar (Isabel Martínez Conesa, Jaime Sánchez-Vizcaíno, Jesús López-Varela, Javier Adán, Javier Franco, Pedro Rivera, Belén Pardo, José Antonio Rodríguez, José Antonio Hernández, Ángeles Ballesta…).
Volviendo reiterar disculpas a los no mencionados, y también aceptando las disculpas de quienes excusaron su asistencia por la lluvia, la representación del ‘todo Murcia’ fue evidente como puede apreciarse en el reportaje fotográfico realizado por Abel F. Ros y todo bajo la supervisión de la organización técnica del acto, Teresa Díez, de C de Congresos, y de Carlos González-Sicilia.