El tiempo y la distancia

Olivia es hija de Christophe y de Claire. Hermana de Tom y Martin. Es la de en medio, como en la canción. Parece ser que los hijos de 'en medio', arrastran la condena de no ser los mayores, ni los pequeños. Pero en su caso es la única chica, así que doy por compensada la 'maldición de ser la mediana' por la bendición de ser la niña de la casa.

La distancia entre París y Murcia es de 1.450 Kilómetros o de diez años más o menos... Ella tenía doce, tal vez menos porque la memoria a veces es traicionera, cuando camino de Cádiz pasó por las Salinas de San Pedro y se enamoró de la laguna y de los flamencos. No es algo difícil y eso que, siendo corredora, no ha tenido hasta el momento la oportunidad de rodearla cuando está amaneciendo y sobre el espejo rosa del agua, se refleja el sol y se ven correlimos despertando el día. Los recuerdos de infancia atraviesan el tiempo y la distancia, se graban en alguna parte del alma.

La familia Pace, terminó su viaje y volvió a París. Siguió su vida. La niña continuó corriendo cada vez más rápido, cada vez más lejos. Tanto, que terminó en el 'IMT Mines Albi de Tolouse' estudiando Informática y especializándose en IA&Data. Su facultad exige o recomienda, desconozco el grado de intensidad, que sus alumnos salgan a hacer prácticas fuera en su último año. Pudo elegir cualquier país, pero eligió España. Podría haber elegido Madrid o Barcelona, donde el Teatro Real o el Liceu habría hecho las delicias de una pianista como ella…pero eligió el Romea y quiso venir a Murcia.

Entonces hizo algo decisivo para nosotros, que fue postularse a unas prácticas que no existen en ITRES, con una insistencia capaz de tirar la puerta abajo. Durante semanas se declaró' a Javier Medina. Quería venir a trabajar con nosotros. Me consta que no fuimos los únicos a los que la señorita Pace se dirigió, lo intentó con otras empresas que si tienen Recruiter Department, Talent Management Department, Talent Sourcer, Head of Human Resources…montones de siglas en inglés, para reclutar talento y gestionarlo. Pues no la vieron. Se perdió, como lágrimas en la lluvia.

Hace años, me dijeron que 'lo bueno' pone a todo el mundo de acuerdo. Eso ha pasado con Olivia Pace. Javier le puso todas las trabas que pudo, para verificar su valía además de sus ganas. Las superó. Llegó hace apenas un mes, casi sin hacer ruido. Es callada. Muy educada y tiene la viveza en los ojos de quien tiene hambre de aprender y ganas de comerse el mundo. Por el momento, nos ha regalado un 'ciber informe' que la empresa ha puesto gratuitamente a disposición de sus clientes y que hará extensivo al resto del mundo en breve. Pero al margen de eso y de que veamos qué hacer cuando dentro de seis meses termine las prácticas (y que quiere ella, claro), ha dejado una lección que yo nunca he olvidado y que otros han aprendido: no siempre querer es poder, pero sin querer no se puede. Olivia quiso y ha demostrado que puede. ITRES ha acertado con ella, nos atrevimos a premiar la valentía.

Bienvenue chez toi, ma collègue!

Linkedin: Daniel Matás Quintanilla