
CaixaBank, Banco de España… y ahora es el BBVA el que rebaja la previsión de crecimiento de la economía española en 2025. Lo hace en tres décimas sobre lo pronosticada en marzo y lo sitúa en torno al 2,5% en 2025 y el 1,7% en 2026 (Banco de España y CaixaBank lo sitúan en el 2,4%), lo que implicaría mantener un avance cercano a la tendencia de medio plazo, pero en un contexto de desaceleración.
El servicio de estudios del BBVA explica que los datos recientes indican que la ralentización puede estar reflejando un menor dinamismo de la demanda interna, particularmente del consumo, tanto público como privado. Las exportaciones del sector servicios continúan siendo uno de los motores más fuertes del crecimiento aunque con una aportación menguante.
También señalan que el corte en el suministro de electricidad sufrido el 28 de abril habría tenido un impacto significativo en el gasto, pero temporal y sin efectos importantes en el conjunto del segundo trimestre.
La recuperación de la economía española continuará gracias a varios factores. Entre ellos, la caída en los precios del petróleo y del gas; el tono más expansivo de la política económica en Europa (tanto la fiscal como la monetaria); o una mayor capacidad de crecimiento del sector servicios, impulsada por la inmigración y los aumentos de la productividad por hora trabajada. Asimismo, se espera que durante los próximos dos años se observe un incremento de los salarios superior al de los precios; la inversión en vivienda aumentará su contribución al crecimiento de la demanda en un entorno de encarecimiento de los precios; y las medidas anunciadas tanto para cumplir los objetivos de mayor gasto en defensa como para ayudar a los afectados por la DANA apoyarán a la actividad.
Como aspectos clave apuntan que el proteccionismo y la incertidumbre lastrarán la actividad. El crecimiento se desacelerará más de lo previsto en EE UU., pero no necesariamente en China y en la eurozona. En Europa, el impacto de los aranceles se verá mitigado por el gasto fiscal, sobre todo, en defensa; y en este sentido consideran necesario un consenso alrededor de medidas que aumenten el crecimiento a largo plazo. En este sentido, la productividad por persona ocupada crece por debajo del promedio histórico, por lo que habría que elevar la participación en el mercado laboral, reducir la precariedad del empleo y aumentar la rentabilidad de la inversión.
Por último, subrayan que las finanzas públicas son vulnerables a escenarios menos favorables y que es necesario acelerar la ejecución de los fondos europeos Next Generation.