Domingo, 07 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNLiderar es jugar para ganar
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Lucio Fernández

Liderar es jugar para ganar

 

Déjame compartirte una escena que seguramente te suena. Final de Wimbledon, dos tenistas exhaustos tras cinco horas de juego. En el centro de la pista, uno se arrodilla en señal de victoria. El otro, lejos de mostrar frustración, se acerca con una sonrisa y le abraza. No es solo deporte. Es respeto, es liderazgo, es una lección que muchas veces olvidamos en nuestras organizaciones.

 

En el mundo del tenis, el liderazgo no se impone: se gana. Rafael Nadal ha construido su legado sobre valores como la humildad, la perseverancia y el respeto por el rival. Federer, con su elegancia y autocontrol, lideró una generación entera mostrando que se puede ganar sin perder humanidad. Djokovic, con su resiliencia y evolución constante, ha demostrado que el liderazgo también se forja en la adversidad. Y ahora Carlos Alcaraz, con su frescura y valentía, nos recuerda que el liderazgo también puede ser alegre, cercano y espontáneo.

 

¿Y si te dijera que lo que ocurre en una pista de tenis se parece mucho a lo que pasa en nuestras empresas?

 

Aunque el tenis se juegue uno contra uno, detrás de cada gran campeón hay un equipo: entrenadores, fisioterapeutas, psicólogos, preparadores físicos… Ningún jugador gana solo. Lo mismo sucede en las organizaciones. Los líderes que entienden esto -que su función es crear las condiciones para que su equipo rinda al máximo- son los que transforman departamentos en equipos campeones.

 

Una investigación de Gallup reveló que el 70% del compromiso de un empleado depende directamente de su jefe directo. Y sin embargo, un estudio de ESADE indica que el 43% de los empleados españoles creen que su empresa no tiene un liderazgo claro.

 

Aquí hay una gran oportunidad para el cambio, para ejercer un liderazgo que no se base en controlar, sino en inspirar. Que no busque obediencia, sino compromiso. Que no imponga metas, sino que las construya junto al equipo.

 

Federer no fue el más fuerte ni el más rápido, pero entendió como pocos que el juego mental era tan importante como el físico. En la empresa, los líderes que saben leer el entorno, anticipar cambios y mantener la calma en los momentos críticos son los que logran que sus equipos sobrevivan y prosperen.

 

Egoísmo Responsable® habla de liderar pensando en los demás como la mejor forma de garantizar también tu propio éxito. Porque cuando tu equipo está motivado, bien dirigido y siente que su trabajo tiene sentido, los resultados llegan solos.

 

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Uno de los momentos más emocionantes del tenis moderno fue ver cómo Federer abrazaba con orgullo a Alcaraz tras un partido. Podía haber sentido celos o nostalgia, pero eligió celebrar el futuro.

 

En las empresas necesitamos más líderes así: capaces de formar talento, de delegar, de reconocer cuándo su etapa ha terminado y dar paso a nuevas generaciones. Líderes que no se aferren al poder, sino que lo compartan. Que entiendan que su verdadera victoria está en dejar un legado.

 

¿Tienes esa mentalidad de legado? ¿O aún crees que liderar es tener todas las respuestas?

 

Y, no cabe duda que se puede -y se debe- “ganar antes de salir a jugar”.

 

En el tenis, esto significa preparación mental, estrategia, estudio del rival, visualización del partido. En la empresa, significa tener una visión clara, construir cultura, alinear propósito y resultados, y trabajar cada día en el liderazgo personal y colectivo.

 

Las organizaciones que prosperan no son necesariamente las que corren más rápido, sino las que piensan mejor, lideran con propósito y entienden que las personas son el verdadero motor del rendimiento.

 

¿Y si empezamos por escuchar más y mandar menos?

 

En la vida corporativa, como en el deporte, no todos los retos son sencillos. A veces, las circunstancias te colocan en una encrucijada: falta de recursos, presión del mercado, problemas inesperados… ¿Puede un equipo alcanzar objetivos ambiciosos incluso bajo esas condiciones? La respuesta es sí, si su líder actúa como Carlos Alcaraz en Roland Garros 2025.

 

Lo que ocurrió esa tarde en Roland Garros es espejo de lo que puede pasar en una organización:

 

  • Claridad ante la adversidad: el líder construye propósito incluso cuando las metas parecen inalcanzables.

 

  • Apoyo estructurado al equipo: detección de talentos, mejora de procesos, herramientas adecuadas.

 

  • Mentalidad ganadora: la capacidad de liderar momentos críticos, no rendirse antes de tiempo.

 

El tenis nos enseña que el liderazgo no se construye gritando desde el palco, sino que se construye punto a punto, con cada gesto, con cada mirada, con cada palabra de aliento. En la empresa, pasa igual. El liderazgo no se gana por el cargo, sino por la actitud. Por cómo acompañas, por cómo escuchas, por cómo haces sentir a los demás.

 

¿Estás liderando como Nadal o como un jefe cualquiera? ¿Estás construyendo un equipo campeón o simplemente gestionando un grupo de personas? ¿Qué pasaría si mañana te comportaras como un líder que juega para ganar, pero sin dejar de cuidar a su equipo?

 

Recuerda 'liderar es jugar para ganar'

 

Linkedin: Lucio Fernández

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