Domingo, 07 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNTipología de tontos
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Gabriel Vivancos

Tipología de tontos

 

Hoy vamos a hablar de los tontos, porque los hay. Según dice aquel, hay más que botellines. ¿Quién sabe si yo también soy uno de ellos?, o ¿tú que me estás leyendo? Por eso, es importante identificar toda su tipología y contemplarlos en todo su esplendor.

 

El primer ejemplo que se me viene a la cabeza es el tonto activo, que es aquel tonto que no sabe estarse quieto, va de un sitio a otro sin llegar a ningún sitio. Empieza muchos proyectos pero no acaba ninguno. Se mete en mil charcos y lo que es peor salpica a los que están cerca.

 

También tenemos el tonto útil, que es aquel que sin saberlo se deja manipular por el 'listo' que siempre se encuentra cerca de él para aprovecharse. Obviamente sólo es útil para el manipulador porque para los demás es un estorbo o un problema.

 

[Img #9404]

 

                                      

El tonto tierno es aquel que su simpleza provoca afecto, suele ser muy querido por todos. Casi todas las personas hemos sido en alguna ocasión un tonto tierno a tiempo parcial, puesto que de esta tipología hay variantes como la del tonto enamorado o el tonto bondadoso que hace el bien y recibe el mal.

 

Luego está el que, en mi opinión, es el tonto más peligroso de todos que es el que no sabe que es tonto, muy al contrario, se piensa que es muy listo. A este lo llamo el tonto muy tonto. De estos encontramos muchos, es la variedad que más abunda. No suelen tener nunca la boca cerrada y presumen de lo que carecen en una eterna huida hacia delante.

 

Por último, me acuerdo del tonto inteligente, que es aquel que va de tonto, pero en realidad es muy listo y es el protagonista de la fábula del tonto del pueblo que para los que no la conozcan dice así (en versión libre):

 

Cuentan que en un pueblo entre las montañas, había una persona que era conocida por su estupidez y su simpleza a la hora de expresarse y de vivir la vida. Los 'listos' del lugar se burlaban continuamente de él. Un día, el tonto muy tonto para probar la necedad del tonto del pueblo se le ocurrío humillarlo en el bar de la villa. Lo llamó y le dio a elegir entre dos monedas. Una pequeña pero de más valor y otra más grande pero de menor importe. El tonto del pueblo, escogió la más grande, es decir, la de menor valor y toda la clientela capitaneada por el tonto muy tonto comenzaron a reir burlándose del ignorante.

 

Tanta gracia causó, que el tonto muy tonto cogío la costumbre de llamar al tonto del pueblo todas las noches para mofarse de él en presencia del resto de tontos (allí estaban todos; el tonto activo, el útil, el tierno, el tonto muy tonto y el tonto del pueblo).

 

Así estuvieron con la chufla varios meses seguidos, hasta que, un día, el tonto tierno, se acercó al tonto del pueblo y en un apartado le dijo:

 

-”¿No te das cuenta que la moneda más pequeña es la que más valor tiene?”

 

A lo que el tonto del pueblo respondió:

 

-”Por supuesto, no soy tan tonto, pero si la elijo, el juego se acaba y dejo de llevarme todos los días una moneda grande. “Dame Pan y dime tonto”.

 

Por eso, es tan importante saber identificar a los tontos porque en su infinita variedad los hay muy pero que  muy peligrosos y algunos de ellos, cuando menos te lo esperas, te dejan por tonto a ti.

 

Por supuesto, he dejado para el final el tonto más sublime y excelso. Se trata del extraordinario e inigualable tonto del c*** pero su descripción la dejo para vosotros, seguro que conocéis más de uno.  

 

Linkedin: Gabriel Vivancos

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