Domingo, 07 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNAlgo más que una comida
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Francisco Martínez Ruiz

Algo más que una comida

 

La cita era a las 14.30 en el restaurante Muchachicha, en la calle Frenería de Murcia justo casi al lado del antiguo edificio de la Telefónica que, cerrado hace tiempo, ofrece la impresión de una especie de cuartel general de la Stasi sin reformar. A esa hora estaba cayendo en Murcia tal lorenzo que, in itinere, no sabíamos si tal vez estábamos atravesando un barrio periférico de algún pueblo de Etiopía.

 

Todo cambió al entrar en el restaurante, donde habíamos quedado un trio tan dispar como unido desde hace ya casi 30 años o más. Ahí estaba Arsenio Pacheco esperándonos a José Antonio Martínez-Abarca y a un servidor.

 

Ha sido tal el cúmulo de experiencias compartidas, buenas y malas, que no acertábamos por donde empezar. Pero no hacía falta porque ocurrió que, en el primer cruce de miradas, tras los correspondientes abrazos, nos echamos a reír a mandíbula batiente. Esa primera explosión resumía de forma definitivamente explícita todo el caudal de cosas, circunstancias, avatares que, a nosotros en conjunto, o a cada uno por separado, nos han entrelazado a lo largo de tantos años.

 

Y a partir de ahí se produjo una sucesión interminable de reflexiones que concitaban el acuerdo unánime del trio en cuestión. Hablar alivia, y hacerlo entre íntimos amigos, alivia aún más. Juanico Pacheco, socio del restaurante, nos miraba flipando mientras íbamos degustando los magníficos platos de la cocina del establecimiento.

 

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Es rotundamente cierto que abrir el corazón sin miedo al enjuiciamiento resulta, cómo decirlo, alentador y plácido, y alimenta nuestra mente de una energía que muy pocas otras cosas pueden proporcionar.

 

En contextos así realmente se recupera la confianza en el ser humano, incluso en uno mismo. Horas de conversación, multitud de errores en la precisión de fechas y una retrospectiva en la que nos íbamos reflejando y quizás pensando si las vivencias tenidas hubieran sido posible sin tener la suerte de habernos conocido. Tengo para mí que no.

 

Tres personalidades enormemente diferentes se conjuraron en este almuerzo. Arsenio sólo puede recibir un calificativo: persona noble en toda la extensión de la palabra y me quedo corto. Hecho en la adversidad, pero sin embargo intacto en su buen carácter.

 

 José Antonio magistral periodista, o mejor, escritor, que siempre nos ha regalado un oído atento y unos giros que pueden aproximarse, sin llegar, a lo sarcástico y que, para quien lo conoce, resulta poseer una combinación de escepticismo, gran corazón y certero criterio sobre la condición humana, que lo hacen sin ambages una persona especial donde las haya.

 

Yo, que no les llego a la suela de los zapatos a ninguno de los dos, introduzco normalmente cierto punto irónico que es una forma de conducirme porque no me gusta lo concreto o preciso, prefiero los matices que rodean las cosas, los conceptos, y a las propias personas y personajes.

 

No hicimos ninguna concesión a la melancolía, aunque planeara a lo largo de la tenida, y concluyó la tarde con la sensación del trabajo bien hecho: cuidar a los amigos de verdad.

 

Y eso fue, a grandes rasgos, lo que ocurrió este jueves en el Muchachicha. Que no es poco.

 

Gracias Arsenio y José Antonio, por todo y por todos estos años.

 

P. D.: no dejen de ir a ese restaurante, a pesar del calor.

 

Linkedin: Francisco Martínez Ruiz

 

 

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