Domingo, 07 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNEfectos de la política arancelaria sobre el riesgo de impago en las exportaciones
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Vicente Martínez Ruiz

Efectos de la política arancelaria sobre el riesgo de impago en las exportaciones


La última edición de la Allianz Trade Global Survey, difundida por Solunion, revela que el 51% de las empresas españolas vaticina un aumento del riesgo de impago en sus exportaciones en los próximos 6 a 10 meses. Este dato refleja la incipiente incertidumbre del tejido empresarial en un escenario internacional donde la zozobra, la guerra comercial y las modificaciones en las políticas arancelarias van a ser el denominador común, sobre todo tras el denominado 'Día de la Liberación' del 2 de abril.

 

El informe, estructurado en encuestas a más de 4.500 compañías exportadoras de nueve países que representan cerca del 60% del PIB mundial, muestra que el 60% de las empresas de todo el mundo vislumbra un impacto negativo en su actividad comercial debido al nuevo contexto arancelario, incluso un 45% prevé una caída en su facturación exportadora, y más de una cuarta parte considera ralentizar temporalmente su producción debido a la combinación de aranceles y volatilidad de divisas.

 

En el caso de España, el 39% de las empresas encuestadas espera una reducción en su volumen de negocio exterior en 2025, y el 46% considera que la guerra comercial afectará negativamente su actividad internacional. Para hacer frente a este escenario, las compañías están adoptando diversas estrategias: el 36% apuesta por expandirse a nuevas líneas de negocio, el 30% por reducir costes y mejorar la eficiencia operativa, y el 20% ha optado por paralizar grandes inversiones.

 

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La diversificación de proveedores y mercados se ha convertido en una prioridad. China (18%), Australia (13%) y Francia (13%) son los destinos preferidos por las empresas españolas para encontrar nuevos socios o trasladar centros de producción. Además, el 38% de las compañías en España está buscando abastecerse en nuevos mercados como medida para mitigar el impacto de los aranceles.

 

Asentado lo anterior y posicionándonos en el Arco Mediterráneo observamos que un sector tan sensible como es el agroalimentario español, altamente dependiente de las exportaciones y de cadenas de suministro internacionales, se vería especialmente afectado por el contexto descrito en el informe. Vaya por delante que el 'cóctel' de aranceles, volatilidad de divisas y aumento del riesgo de impago representa una amenaza directa para la rentabilidad y estabilidad de muchas empresas del sector que repercutirá en que una parte significativa de las exportaciones agroalimentarias españolas se dirija a mercados europeos y asiáticos y que cualquier disrupción en los flujos comerciales o encarecimiento de los costes logísticos pueda traducirse en pérdida de competitividad.

 

Pero, ¿sería posible que los plazos de pago más largos y la creciente morosidad puedan tensionar la liquidez de las pymes agroalimentarias, que de por sí ya operan con márgenes ajustados?

 

Cualquier agente ajeno a este sector, respondería que la necesidad de diversificar mercados y proveedores también implica inversiones adicionales en certificaciones, logística y adaptación normativa por lo que en ese caso, la resiliencia del sector dependerá de su capacidad para adaptarse rápidamente, innovar en procesos y fortalecer su gestión del riesgo comercial.

 

El corto plazo no parece que sea muy halagüeño para las dos primeras medidas en un sector cuyos cambios bruscos afectan sobremanera en forma de coste a su estructura que no puede trasladarlo de forma inminente a la cadena de suministro.

 

Retomando los datos del informe en lo que a los plazos de pago se refiere, destaca un deterioro significativo. Tras el'Día de la Liberación', el 25% de los exportadores prevé retrasos en los pagos superiores a siete días, un aumento de 13 puntos porcentuales. Solo el 13% de las empresas españolas cobra en menos de 30 días, mientras que el 70% lo hace entre 30 y 70 días.

 

A nivel global, las empresas están adaptándose mediante la diversificación de sus cadenas de suministro, la búsqueda de rutas marítimas alternativas y el ajuste de plazos de entrega, pero ante un cambio geopolítico relevante como es la 'separación comercial' entre Estados Unidos y China el friendshoring (relocalización hacia países aliados) cobra mayor importancia. Europa y Latinoamérica emergen como alternativas atractivas tanto para empresas chinas como europeas. La intención de exportar a Asia aumentó al 36%, y el interés por el sudeste asiático se duplicó al 14%.

 

Dentro del sector agroalimentario se atisba un escenario con un entorno comercial global cada vez más fragmentado, donde la incertidumbre se ha vuelto estructural. Las empresas deben adaptarse mediante estrategias de diversificación, vigilancia constante y gestión proactiva del riesgo para mantener su competitividad y sostenibilidad en el comercio internacional y en concreto las empresas agroalimentarias españolas se van a enfrentar a una caída en las exportaciones hacia el mercado estadounidense, aumento de costes logísticos y presión sobre los márgenes de beneficio, es de prever que las pymes, con menor capacidad de absorción de costes, serán las más vulnerables. Además, los plazos de pago más largos y el riesgo de impago afectarán a la liquidez del sector. Para mitigar estos efectos, muchas empresas buscarán diversificar mercados, optimizar procesos y reforzar su gestión de riesgos comerciales y financieros.

 

Linkedin: Vicente Martínez Ruiz

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