
El sector agroalimentario español aumenta su valor añadido en 2024 un 3,9% hasta los 125.160 millones de euros, frente a la caída del 2,9% de media en la Unión Europea. Esta es una de las conclusiones del último informe del ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo’, que han elaborado Joaquín Maudos y Jimena Salamanca, especialistas del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) para Cajamar.
En este contexto, España se mantiene como la cuarta economía del sector agroalimentario en la UE y aporta el 12,3% del valor añadido bruto (VAB) comunitario del sector.
Aumenta el empleo
La actividad agroalimentaria, que engloba el sector primario, la industria de la transformación y la comercialización de alimentos y bebidas, emplea a 2,5 millones de personas, un 1,4% más que el año anterior, en tanto el relevo generacional y la menor proporción de mujeres siguen siendo dos de los principales retos.
En cuanto a las exportaciones del sector agroalimentario alcanzan los 76.356 millones de euros, un nuevo máximo histórico, tras crecer un 5,9%, respecto a 2023, y así, el sector agroalimentario español es más competitivo que el de la UE-27, ya que sus costes laborales por unidad de VAB son un 19% inferiores. Esta mayor competitividad se mantiene cuando se comparan con los sectores de la UE-14, con un coste laboral por unidad de VAB un 18% menor.
Durante su presentación, el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, ha señalado que “el informe 2024 certifica un año más el peso y carácter estratégico que el sector tiene para nuestra economía, apoyado en su competitividad y con ello en el crecimiento de las exportaciones y su saldo exterior positivo. En un año de crecimiento macroeconómico el sector ha sido capaz de crecer por encima del conjunto de la economía, apoyándose en gran medida en la demanda exterior”. Y continuó explicando que, “por la relevancia que la competitividad tiene en el futuro del sector, el Observatorio ha profundizado en su análisis comparativo con la Unión Europea. Con respecto a nuestro entorno económico más cercano, ésta se apoya más en los costes laborales que en la propia productividad”. Por último, ha indicado que “el informe identifica un déficit agregado en materia de inversión en I+D, que seguramente oculte diferencias sectoriales y empresariales, aspecto en el que pretendemos profundizar en ediciones futuras”.