Fin del soporte para Windows 10 en octubre: ¿Un tiro en el pie de Microsoft?
Microsoft pierde terreno en PCs de escritorio
Microsoft ha revelado una caída pronunciada en su base de PCs con Windows: según datos recientes, los dispositivos activos pasaron de 1.400 millones en 2022 a “más de 1.000 millones” en 2025. En otras palabras, alrededor de 400 millones de equipos con Windows han desaparecido en poco más de tres años. Este retroceso se atribuye a varios factores: muchos usuarios ya no renuevan sus equipos, prefiriendo tabletas o móviles; el impulso de la pandemia (que hizo crecer temporalmente las ventas) ya se ha disipado; y el mercado doméstico de PC se ha estancado, reduciéndose principalmente a jugadores y profesionales mientras las empresas apuntan a compras masivas. En conjunto, la presencia de Windows en escritorio ha disminuido considerablemente, conforme a este análisis.
En paralelo, Microsoft confirmó que el soporte de Windows 10 terminará el 14 de octubre de 2025. Esto deja un problema crítico: unos 240 millones de dispositivos que no cumplen los requisitos mínimos para Windows 11 quedarán fuera del programa de actualizaciones. Estos equipos “no podrán actualizarse a Windows 11” y, al perder el soporte de seguridad, quedarán expuestos a vulnerabilidades.
Ante esta situación, los usuarios deben decidir si mantienen sus PCs sin parches (arriesgando su seguridad) o cambian de equipo, o utilizan parches no oficiales para forzar la instalación de Windows 11. Esta complejidad en la migración –impulsada por las estrictas exigencias de hardware para Windows 11 (como chip TPM 2.0, procesador moderno, etc.)– ha frenado la adopción de la nueva versión y contribuye a la erosión de la base de usuarios de Windows (sobre todo en el ámbito doméstico).
¿Qué es el TMP 2.0 y cual es su funcionalidad?
El chip TPM 2.0, o Módulo de Plataforma de Confianza 2.0, es un chip de seguridad físico integrado en la placa base de un ordenador o en su procesador, diseñado para proporcionar protección a nivel de hardware contra malware y ciberataques sofisticados. Su principal función es almacenar de forma segura información confidencial, como contraseñas, claves de cifrado, certificados digitales, huellas dactilares y otras credenciales de autenticación, protegiéndolas detrás de una barrera de hardware para mantenerlas a salvo de ataques externos. Este chip actúa como un procesador criptográfico seguro que realiza operaciones criptográficas, garantizando que la información almacenada no pueda ser accedida ni alterada por software malicioso.
La funcionalidad del TPM 2.0 se extiende a múltiples aspectos de la seguridad del sistema. Entre sus funciones clave se encuentra el cifrado de unidades mediante BitLocker, que permite cifrar volúmenes lógicos y unidades completas. También es fundamental para el sistema Windows Hello, que permite el acceso mediante autenticación biométrica como huellas dactilares, escaneo del iris o reconocimiento facial, utilizando claves criptográficas como la Endorsement Key (EK) y la Attestation Key (AIK). Además, el TPM 2.0 contribuye a la verificación de la integridad del sistema durante el proceso de arranque, midiendo secuencialmente los componentes del software y hardware para detectar cualquier alteración no autorizada. Si se detecta una modificación, el sistema puede bloquear el arranque o alertar al usuario.
Otra funcionalidad importante es la protección contra ataques de fuerza bruta, como los ataques de diccionario, mediante la limitación de intentos de acceso a las credenciales. También se utiliza en la protección de credenciales mediante Credential Guard, que aísla y protege las credenciales de los usuarios mediante una auditoría de seguridad basada en virtualización. El TPM 2.0 es esencial para el funcionamiento de Windows 11, que requiere su presencia como requisito de hardware obligatorio, junto con una UEFI con arranque seguro. Aunque muchos equipos modernos vienen con TPM 2.0 integrado, a menudo está desactivado de forma predeterminada y debe habilitarse en la configuración del BIOS/UEFI. Vamos, que Microsoft no va a ayudar a saltarse esta restricción, porque funcionalmente el nuevo Windows 11, tiene vulnerabilidades de origen, que ese chip permite proteger.
El veto tecnológico de China
El declive de Windows en occidente coincide con la ofensiva de China para sustituir tecnología extranjera.
A finales de 2023 el gobierno chino prohibió el uso de procesadores Intel y AMD en ordenadores gubernamentales, y planea “bloquear” también el sistema operativo Windows en esas instalaciones. De acuerdo con informes de medios, estas nuevas normas afectan a cerca de medio millón de PCs estatales. El Ministerio de Industria chino publicó listas de hardware y software “seguros y confiables” que excluyen explícitamente a Intel, AMD y Windows, favoreciendo en su lugar procesadores y sistemas operativos de origen local. Este veto tecnológico –que busca ampliar la independencia tecnológica de China– desplaza la presencia de Windows (y de chips extranjeros) en la administración pública china, añadiendo presión a la hegemonía global de Microsoft en el escritorio.
Una brecha en el gaming: La irrupción de Linux
Mientras Windows enfrenta dificultades, Linux gana terreno en el mercado de videojuegos, una nueva brecha para Windows. Desde el lanzamiento de la Steam Deck (un dispositivo portátil con Linux/SteamOS) en 2022, el panorama gamer ha cambiado: las estadísticas de Steam muestran que los usuarios de Linux en la plataforma prácticamente se han triplicado en tres años. En la encuesta de mayo de 2025, Linux alcanzó el 2,69% de cuota en Steam, frente al ~1% de inicios de 2022. La participación de Windows en Steam cae mes a mes, mientras que la de Linux sube (por ejemplo, en julio de 2025 Windows perdió 0,44 puntos porcentuales y Linux ganó 0,32). Este avance no es sólo obra de SteamOS; muchas otras distribuciones Linux especializadas en gaming están emergiendo. SteamOS sigue líder entre usuarios de Linux, pero distros como Fedora (Workstation/KDE, ~4% de cuota en Steam) y nuevos clónicos de SteamOS (p. ej. Bazzite, diseñada para juegos portátiles) están ganando adeptos. Todo ello mejora la compatibilidad (gracias a Proton) y la experiencia de juego en Linux, alentando a jugadores ávidos a replantearse Windows. Estos desarrollos sugieren que Linux deja de ser una opción experimental para gamers: más títulos funcionan bien en Linux, y la plataforma ofrece ventajas (menor consumo de recursos, larga vida a PCs antiguos, menos «lock-in» comercial) frente a Windows.
La tormenta perfecta
El efecto combinado de estos factores ('Windows perdiendo usuarios', la finalización del soporte de Win10, el veto chino y el auge de Linux en juegos) puede llevar a Windows al vertedero de los sistemas de escritorio a medio plazo en el segmento de consumo. Lo que no necesariamente significa el fin de Microsoft como empresa, ni mucho menos.
Microsoft ha diversificado enormemente su negocio más allá del escritorio: sus fuentes de ingreso incluyen productos y servicios empresariales (Office 365, Azure para servicios empresariales, servidores en la nube), redes sociales como LinkedIn, buscadores, consolas Xbox y servicios de videojuegos en la nube, entre otros.
En contraste con otras tecnológicas (por ejemplo, Apple depende en un 63% del iPhone, Google de los anuncios publicitarios, etc.), Microsoft “no depende de ninguna línea de negocio en particular”. Aunque la plataforma Windows pueda perder protagonismo entre los usuarios de PC convencionales, la empresa mantiene sólidos ingresos en sus divisiones de nube, productividad y gaming.
Lo peor de todo es que 250 millones de dispositivos, se convertirán en objetivo de ciberdelincuentes y atacantes, con un sistema operativo como Windows 10 que quedará fuera del soporte de seguridad el 14 de octubre. Si tienes equipos con Windows 10, empieza a pensar en opciones para migrar a Windows 11 o saltar a otras plataformas como Linux Ubuntu, para eludir los problemas de seguridad que pueden generarse.
Linkedin: Aquilino García