
El mundo actual va muy rápido. Reuniones, transporte público arriba, transporte público abajo; pantallas, correos, mensajes, dispositivos ‘hiperconectados’ que no dejan descansar…
Esta velocidad que significa volver a la rutina después del verano y ese estrés constante que se necesita para cumplir objetivos laborales son algunas de las razones que llevan a muchas personas a ocupar su tiempo libre en actividades que ayuden a relajar la mente, o simplemente a centrarla en otro asunto.
Además del deporte, se están poniendo de moda en estos tiempos actividades plásticas formativas que hacen ver el mundo de otra manera, o que al menos ayudan a desconectar del mundo tal cual se conoce.
Una de estas actividades son las clases de cerámica y este viernes a partir de las 19.00 horas se inaugura en el barrio murciano de Santa Eulalia (calle San Antonio, 14) un nuevo taller de cerámica que promete ‘desacelerar’ la vida moderna. Se llama ‘Tilde’ y está dirigido por Belén Pérez.
Belén Pérez López-Sandoval (Murcia, 1995), estudió ADE Internacional en Madrid, lo que le valió para trabajar de su formación durante siete años en una multinacional tecnológica. Justamente ese trabajo le dirigió a llevar una vida con mucho estrés: en la capital de España, con muchas pantallas, pocos trabajos manuales y mucha carga mental.
Trabajar la arcilla es casi una meditación
Dicha carga mental le empujó a buscar expansionarse con una actividad que después convirtió en su ‘hobby’: el trabajo de la arcilla y la cerámica. Se apuntó a clases en el barrio madrileño de Malasaña y descubrió que era realmente su pasión, lo que le impulsó a decidirse por estudiar alfarería en la Escuela Oficial de Cerámica Francisco Alcántara. “Trabajar la arcilla es casi una meditación”, afirma Belén Pérez cuando explica por qué dio ese gran paso en su vida.
Tras seis años de estudio y de experiencia en el mundo de la arcilla y la cerámica, Pérez López-Sandoval decidió exportar a Murcia sus conocimientos obtenidos en Madrid. “Nunca me desvinculé de mi tierra”, afirma ella misma, y además asegura que siempre mantuvo un gran interés por la tradición alfarera murciana, y es por eso que decidió montar Tilde, un taller que empieza sus clases la próxima semana y que ya tiene apuntados a casi cien alumnos.
Belén Pérez siempre valoró mucho la tradición alfarera en la Región de Murcia, especialmente en lugares como Totana o Lorca, de donde proceden técnicas tradicionales muy útiles hoy en día.
Y es en parte por esa conexión e interés por su tierra que Belén Pérez inaugura su propio taller. Un taller de cuyos alumnos espera perfiles muy variados, aunque si afina en qué tipo de personas suelen apuntarse a este tipo de actividades tiene claro que es una afición bastante feminizada y de personas de entre 30 y 40 años.
Generalmente suelen asistir personas sin experiencia en el mundo de la arcilla, aunque sí en muchos casos procedentes de mundos del diseño o la arquitectura, es decir, que muchas veces tienen ya una sensibilidad creativa previa.
Sin embargo, que los asistentes no suelan tener experiencia previa no significa que no puedan apuntarse aquellos que quieran profesionalizarse, una de las bondades de las clases de Belén Pérez será que su método es dar a cada alumno un proyecto personal y que se complejice todo lo que él mismo pueda o quiera.
Lo que sí suelen tener en común los distintos alumnos es que estas clases les sirven como desconexión de sus ocupaciones y obligaciones, como una verdadera meditación. Hoy en día muchas personan trabajan con ordenadores, pantallas y sobre todo de forma intelectual, y la arcilla permite ignorar durante ese tiempo las preocupaciones laborales y conectar con otros sentidos y habilidades.
Las clases tendrán tanto horario de mañanas como de tardes y durarán dos horas, y en ellas Belén Pérez enseñará tanto el modelado manual, (con métodos como el churro o el pellizco), como el torno alfarero, que permite la elaboración de objetos que requieren simetría.
La cerámica, la mejor aliada para hacer equipo en empresas
Si el trabajo de la arcilla ayuda a desconectar de pantallas y desestresarse, también es muy útil justamente para mejorar en el trabajo en sí. Son varias las empresas que ya han contactado con Pérez López-Sandoval para que les imparta sesiones de ‘team building’, esto es, clases que tengan como objetivo aumentar o mejorar la cohesión de equipo de estas entidades.
¿Cómo? “Trabajar la cerámica puede encuadrarse como un reto colectivo que ayude a distender relaciones laborales, o a motivar internamente a un equipo”, afirma Belén Pérez. Ayuda, además a desarrollar la creatividad y también enseña a aceptar la frustración: si no sale un bol, hay que aceptarlo, como en la oficina no sale siempre todo.
En definitiva, la afición por la cerámica está a la orden del día y negocios como Tilde engarzan a la perfección con el movimiento cultural murciano que, en palabras de su impulsora, “une la tradición y la modernidad”.
“Cada vez hay más interés en rescatar las raíces y sus técnicas y tradiciones, y ese es uno de los objetivos de Tilde: mantener la tradición de los talleres locales adaptándola al mundo actual”, destaca Belén Pérez, que vive con ilusión la inauguración de su propio taller en el corazón murciano.