Viernes, 26 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNPero no es un genocidio…
  • Buscar
Hipólito Martínez

Pero no es un genocidio…


Lo llamen como lo llamen, lo digan como lo digan, con mayor o menor énfasis, con pompa o sin ella, convencidos o no, por oportunismo o por pura conveniencia, por solidaridad o por seguir la corriente, exclamen lo que exclamen, callen y otorguen lo que otorguen (que muchos otorgan cuando usan las afiladas armas de la diplomacia). Se exprese como se exprese, la catástrofe sigue siendo la misma, los ríos de sangre derramada continúan su curso impertérritamente hasta la mar, mientras se escucha el rumor de voces foráneas, que opinan y opinan, no dejan de opinar; sin embargo, el orden de las palabras no altera la atrocidad.

 

La muerte y el odio más execrables imperan en la vejada Palestina; mientras en Occidente discutimos sobre terminologías, la barbarie prosigue. Lo que está haciendo Israel, lo que hizo Hamás, lo que hace Estados Unidos (y lo que sigue haciendo el resto del mundo) no tiene nombre. No lo tiene. Aunque más de 150 países ya reconocen al estado palestino, no coinciden en encontrar la palabra maestra, que lo englobe todo, que manifieste, en su intensidad toda, el horror. Y los que no lo reconocen, admiten taxativa y fríamente su desaparición tanto del vocabulario como del mapa. La angustiosa disparidad a lo hora de calificar lo que sufre esta tierra prometida, nos remite a la Torre de Babel.

 

[Img #10385]

 

Tampoco en esta España de nuestra desesperanza, hallamos consuelo; unos apelan al genocidio, otros callan, o caen en eufemismos; algunos ni eso: justifican lo injustificable. Ni siquiera su majestad, Felipe VI, nuestro Rey, se atrevió a pronunciar la palabra maléfica de genocidio ante la ONU, aunque este ente, tan multilateral como inservible, ya la utiliza para describir las atrocidades que sufren los gazatíes.

 

Mas la situación empieza a cambiar lentamente en esta piel de toro desvencijada; así en el seno del PP, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha sido el primer dirigente popular en asumir el término tabú 'genocidio'. El Parlamento gallego, guardó un minuto de silencio unánime por las “víctimas inocentes del genocidio en la Franja de Gaza y Cisjordania”. No obstante, el Partido Popular precisó que ello no significaba que admitieran su legitimidad jurídica (¿legitimidad jurídica?, ¿de qué estamos hablando). ¿Y qué dice López Miras al respecto? Pues lo que digan los demás…

 

Empero los muertos no entienden de lenguas, ni de sinónimos ni antónimos, tampoco de eufemismos; las disputas léxicas les son ajenas. Son decenas de miles de cadáveres en la actualidad, que se multiplicarán incesantemente al tiempo que seguimos discutiendo de si se trata de un genocidio o de una masacre; quizá de una matanza indiscriminada, o por discriminar. Para aquellos sepulcros blanqueados con traje y corbata, el aniquilar a una población indefensa implica un crimen de inferior categoría al del genocidio. Millares de niños han muerto -y mueren- bajo las bombas, el fuego, el hambre y la enfermedad; pero no es un genocidio, no; para aquellas almas puras (muchas de ellas se proclaman devotas de Dios, en sus más diversos nombres), el quinto mandamiento adquiere diferentes grados. Y se muestran ufanos de su caritativa bondad universal.

 

La quintaesencia de la maldad

 

En realidad, nunca sabremos cuántos han perecido y perecerán, bajo el yugo de esta operación de exterminio. Hoy se habla de unos 65.000 muertos, aunque debajo de esas montañas de escombros forzosamente habrá más, muchos más. Recientemente podíamos leer en ‘La Verdad’ las sobrecogedoras declaraciones de un enfermero murciano en Gaza: “Han fallecido ya 20.000 menores; eso es como toda la población de Caravaca o Alhama”. ¿Se imaginan una Caravaca repleta de niños muertos por heridas de bala o de bomba? ¿Y una Alhama, cubierta de cadáveres? Su relato estremece en grado sumo: “Nos llegaban a los hospitales continuamente niños con heridas por disparos. Todo lo que vi me pareció terrible. Pero volví en julio y, ahora me cuentan que lo que yo viví no es nada frente a lo que está pasando. Se ha extremado la limitación de suministros médicos y de alimentos, con esa mal llamada Fundación Humanitaria de Gaza, que gestiona Israel, y que es básicamente un matadero, donde la gente va a recoger alimentos y es atacada y asesinada.»

 

Pero no es un genocidio… Tal vez, un macabro proyecto urbanístico: entre otros deleznables objetivos, la meta podría ser crear un resort de lujo, a lo largo de la franja de Gaza, que se dividirían (no lo ocultan, no les da ningún pudor admitirlo) Netanyahu y Trump. Obviamente, no habrían de olvidar construir un parque temático en honor a la concordia, una Disneyland para niños mutilados.

 

Entre tanto, los hijos de la ira perecen en suelo bíblico. Parafraseando a Dámaso Alonso, me atrevo a decir que Gaza ya es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace muchos años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Gaza.  Por qué ocho mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

 

Un mundo, el nuestro, que se refleja y se sintetiza en una estrecha franja, la quintaesencia de la maldad: para escarnio de todos, Gaza se ha convertido en un vertedero humano, donde se hacinan dos millones de personas, muertos en vida o por enterrar. Pero no es un genocidio; por fortuna, no es un genocidio. Aun así, el buque ‘Furor’ ya ha partido… O está a punto de zarpar.

 

Linkedin: Hipólito Martínez

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.