Jueves, 02 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNEl sufrimiento
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Gabriel Vivancos

El sufrimiento

 

Hoy día tenemos alergia al sufrimiento, especialmente al propio, tratamos de hacer cualquier cosa para evitarlo, somos capaces hasta de provocarlo a otros con tal de no soportar el nuestro.

 

La capacidad de sufrir es algo que se ha ido perdiendo en nuestra civilización occidental motivado, sin duda, por el grado de desarrollo de nuestra sociedad que ha conseguido evitar o paliar muchos sufrimientos que durante siglos atormentaban a la raza humana. A base de no enfrentarnos al dolor se nos ha ido olvidando cómo hacerlo y ahora sufrimos por si sufrimos.

 

La verdad es que hagamos lo que hagamos, el dolor siempre estará cerca de nosotros porque forma parte cotidiana de nuestra vida. Puede que ya no sean las mismas causas de sufrimiento, pero ese sentimiento siempre estará ahí. Incluso cuando no hay motivo, el ser humano se lo produce consciente o inconscientemente en su mente. No se puede escapar.

 

Por eso, creo que más que evitarlo sería más inteligente aprender estrategias para minimizarlo o al menos gestionarlo con cordura y solvencia.

 

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Como padre que soy, desde que nacieron mis hijos siempre he tratado de protegerlos frente al dolor y he estado más preocupado por esquivarles la tristeza que por enseñarles a enfrentarla y soportarla. Sospecho que no soy el único y que es un error muy común especialmente entre los de mi generación.

 

Sin embargo, el sufrimiento ha estado presente desde el principio de los tiempos y han sido muchas las escuelas filosóficas que lo han tratado. Así por ejemplo, para los budistas el origen del sufrimiento está en el apego y deseo a las cosas y su solución es llegar al estado mental del Nirvana (la ausencia de sufrimiento) que se consigue precisamente con el desapego y la comprensión trascendente de la realidad.

 

Para la escuela estoica (tan de actualidad en estos tiempos) el sufrimiento es una cuestión de percepción y es inevitable por lo que hay que aprender a aceptar las dificultades de la vida con serenidad.

 

Por contra para la filosofía epicúrea el sufrimiento es el resultado de la ansiedad que produce el miedo a la muerte y a otros males y su solución pasa por atemperar las emociones y llevar una vida relajada y tranquila (a esta escuela sí que me gustaría abonarme yo…si supiera cómo).  

 

Decía Antonio Gala en el programa Trece Noches dedicado al 'Sentido de la vida' con el singular Jesús Quintero, que el sentimiento cuando se enquista se convierte en sufrimiento. Es como cuando haces dieta que el estómago se hace más pequeño, así, si no aceptas el sufrimiento, cuando llega se hace más pequeña el alma.

 

A muchos el sufrimiento los acerca a Dios (al menos mientras padecen) mientras que a otros los aleja y enfrenta.

 

Sea como sea, lo cierto es que hay quienes hacen del sufrimiento una fuente de energía maravillosa para ayudar a los demás y vivir una vida más plena.

 

He comenzado este artículo tras ver una entrevista al exportero de la selección española de fútbol Santi Cañizares quién perdió a su hijo cuando éste tenía cinco años por un cáncer cerebral.

 

Cañete cuenta cómo la muerte de su hijo no sólo lo cambió a él de forma trascendente sino que también unió e hizo mejor a toda la familia. Es un auténtico ejemplo de superación del dolor o quizá más bien de transformación del sufrimiento en energía positiva y alegría por vivir.

 

Ojalá Cañizares pudiera darnos la receta a todos y enseñarnos cómo se convierte la adversidad en positividad, pero mientras tanto…que por nadie pase.   

 

Linkedin: Gabriel Vivancos

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