Viernes, 17 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNLa espada de Damocles moderna
  • Buscar
Gabriel Vivancos

La espada de Damocles moderna


Cuenta la mitología griega que Damocles era un joven ambicioso que envidiaba el poder del rey Dionisio I de Siracusa. Su alma no era limpia y guardaba en su interior el natural impulso por crecer de la juventud pero sin el filtro necesario de la virtud.

 

El rey Dionisio, de alguna forma, se enteró de que las adulaciones continuas de Damocles no eran sinceras y decidió concederle lo que tanto anhelaba.

 

Una mañana, el rey habló con el joven y le propuso sentarse en su trono y reinar por un solo día.

 

Damocles estaba entusiasmado, así que cuando le llegó su momento dispuso que se organizara un gran banquete para que él pudiera disfrutarlo sin levantarse del trono. Todo era perfecto, los lujos y comodidades invadían al monarca efímero y las ricas viandas se sucedían. Sin embargo, Damocles alzó la cabeza y contuvo la respiración al contemplar como una enorme espada pendía sobre él sujeta por una única crin de caballo. Trató de continuar con la celebración pero no podía evitar sufrir al saber lo que tenía encima de su cabeza. Poco a poco la felicidad se tornó en miedo y el miedo en tormento hasta que le pidió humildemente al rey terminar en ese momento con el juego y comprendió, para el resto de su vida, que una gran responsabilidad siempre está cargada de afilados peligros.

 

              [Img #10587]         

 

La vida compleja que llevamos en el mundo que nos ha tocado vivir viene cargada de responsabilidades y riesgos inminentes que en cualquier momento pueden desencadenarse.

 

Hay muchas espadas de Damocles mires donde mires. Puedes encontrarlas en los acontecimientos bélicos que siempre amenazan al ser humano o en las decisiones de nuestros dirigentes o en el crecimiento de nuestros competidores o rivales. Pero no es necesario irse muy lejos, también, en nuestro interior, todos custodiamos algunas. 

 

Cuanto mayor es el triunfo que alcanzamos mayor es el peligro que debemos afrontar, cuantas más responsabilidades adquirimos mayores son los riesgos que nos aguardan.

 

Sin embargo, está en nuestra naturaleza crecer y el crecimiento conlleva amenazas e inseguridades continuas.

 

Un amigo me hizo la pregunta del millón ¿Quién no ha sentido miedo alguna vez al levantarse de la cama un lunes y ver la semana que le espera?. Pero obedientes y disciplinados nos levantamos con la cabeza bien alta y cumplimos, sin más, con nuestro cometido de la mejor forma, sea la acertada o no.

 

Lo que ocurre es que las exigencias de la vida muchas veces nos hacen plantearnos si no preferiríamos ser como el joven Damocles y renunciar al trono. Dionisio y Damocles estaban en un juego, por mucha moraleja que hubiera y allí no había más consecuencias que dejar de jugar.

 

En la vida real pocos son los que pueden dejar de jugar porque las consecuencias son demasiado graves e impredecibles como para arriesgarse.

 

Ya le gustaría a más de uno decir “quítate que me pongo yo” pero seguro que habría muchos que si pudieran se levantarían aliviados y les cederían el trono sin pensarlo.

 

La vida es una constante toma de decisiones con consecuencias peligrosas; pero hay que tomarlas, porque solo hay una cosa peor que equivocarse: el no hacer nada.

 

Así que por muchas espadas de Damocles que pendan sobre nuestras cabezas, por muchas incertidumbres que tengamos en nuestro interior, por muchos trances que nos aguarden, nos ha tocado “de por vida” ser Dionisio y no abandonar el trono. ¡Que así sea!  

 

Linkedin: Gabriel Vivancos

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.