La nueva era de las advertencias personalizadas en streaming
La publicidad invisible: cuando la IA reescribe los anuncios mientras miras Netflix
Las plataformas de streaming experimentan con advertencias que se adaptan en tiempo real al perfil de cada espectador, difuminando la línea entre contenido y marketing.
Imagina estar viendo una serie en tu plataforma favorita cuando el protagonista pasa por una valla publicitaria. Lo que no sabes es que esa valla muestra un anuncio diferente para ti que para tu vecino: a ti te enseña coches eléctricos, a él hamburguesas veganas. Tencent, el gigante tecnológico chino, ha comenzado a probar esta tecnología de "advertencias dinámicas" que utiliza inteligencia artificial para personalizar anuncios dentro del propio contenido audiovisual, adaptando logos, mensajes y productos según el perfil digital de cada espectador.
La tecnología, que grandes estudios como Amazon Studios y NBC ya están adoptando, representa un salto cualitativo en la integración entre contenido y publicidad. A diferencia de los tradicionales spots publicitarios que interrumpen la experiencia, estas advertencias se camuflan dentro de la narrativa: carteles en escaparates, productos en estanterías de supermercado, incluso la marca de un smartphone que usa un actor pueden modificarse algorítmicamente para cada audiencia.
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Según un informe de la consultora PwC sobre el futuro de la publicidad digital, el mercado de publicidad personalizada en streaming alcanzará los 18.000 millones de dólares en 2025, impulsado precisamente por tecnologías como esta. La clave técnica reside en lo que los ingenieros llaman "renderizado dinámico": el contenido se procesa en tiempo real, identificando espacios publicitarios predefinidos durante el rodaje y sustituyéndolos por versiones personalizadas antes de llegar a la pantalla del usuario.
Amazon ha sido pionero en integrar productos de su marketplace dentro de sus series originales, pero ahora el sistema se sofistica. Un estudio del MIT Technology Review sobre publicidad contextual documenta cómo estos algoritmos analizan no solo el historial de compras, sino patrones de pausa, rebobinado y abandono de contenido para afinar la relevancia de cada anuncio insertado.
Sin embargo, esta innovación plantea cuestiones inquietantes que van más allá de la eficacia publicitaria. La primera es la transparencia: ¿deben las plataformas informar explícitamente cuando el contenido que estamos viendo ha sido modificado? La legislación europea sobre servicios digitales exige disclosure (obligación de compartir información) de contenido publicitario, pero estas advertencias dinámicas navegan en una zona gris legal, ¡¡nos van a meter anuncios hasta en la sopa!!
Y más preocupante resulta el potencial de manipulación subliminal. Investigadores de Stanford han alertado sobre los riesgos cognitivos de la "publicidad invisible", especialmente en audiencias jóvenes que no desarrollan las mismas defensas mentales ante anuncios integrados que ante bloques publicitarios tradicionales.
Los casos prácticos ya están aquí. Netflix experimenta discretamente con marcas de ropa que cambian según la demografía del espectador en algunas de sus series europeas. Disney+ personaliza juguetes y merchandising que aparecen "casualmente" en sus contenidos familiares. Incluso plataformas nicho como Crunchyroll adaptan productos tecnológicos en anime según el perfil geográfico y económico de sus usuarios. Empieza a verse ya algún capítulo de Black Mirror.
Para profesionales del marketing y la producción audiovisual, esto significa repensar el product placement desde la preproducción. Ya no basta con negociar una aparición estática de marca; hay que diseñar espacios publicitarios modulares y gestionar inventario dinámico de creatividades. Los guionistas y directores deberán considerar "espacios publicitarios adaptativos" como un elemento narrativo más, mientras que las agencias necesitarán equipos especializados en optimización de anuncios en tiempo real.
La advertencia personalizada en streaming no es ciencia ficción, es el presente inmediato de una industria que busca monetizar la atención fragmentada. Como profesionales, debemos prepararnos para un ecosistema donde cada frame puede ser un anuncio potencial, y donde la frontera entre entretenimiento y marketing se difumina hasta volverse indistinguible. La pregunta no es si esta tecnología se generalizará, sino si sabremos establecer límites éticos antes de que sea demasiado tarde.
Aquí es donde siempre entra uno de mis mayores quebraderos de cabeza, las dudas que entiendo nos surgen a los que nos dedicamos o tenemos relación con la publicidad. Con este sistema ¿nos quitarán de anuncios que no queremos ver para minimizar impacto visual?¿o es otra forma más de colarnos más publicidad? La publicidad dirigida es cierto que agobia menos y es menos invasiva, vemos cosas que nos interesan... ¿hasta que punto?¿No podemos cambiar de opinión quizás viendo cosas que no nos interesan por el momento? Estamos entrando en un viaje sin ventanas laterales, panorámicas que nos aportan valor... Os surgen dudas profesionales similares?
Linkedin: Alejandro Garriga



