Monedas digitales de bancos centrales: qué son, por qué surgen y qué países lideran (I)
En las últimas dos décadas la digitalización ha transformado las formas de pago. Las tarjetas, las transferencias electrónicas y las nuevas plataformas de pago instantáneo han reducido la necesidad de llevar efectivo.
La aparición de Bitcoin en 2009 demostró que es posible emitir dinero digital sin la intervención de un banco central. Los bitcoiners creen que fue creado para destruir el dinero Fiat y los Bancos Centrales. Nada de esto. De hecho, si fuese un riesgo para ellos, lo habrían prohibido.
El éxito de bitcoin precipitó la proliferación de miles de criptoactivos, como una herramienta de testeo. Gran éxito, aunque minoritario.
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Los bancos centrales comenzaron a explorar las CBDC como una forma de “modernizar” el dinero, mantener la soberanía monetaria (capacidad de emisión de dinero) y ofrecer una alternativa segura frente a las criptomonedas privadas.
Según el tracker del Atlantic Council, a mediados de 2025 137 países, que representan el 98 % del PIB mundial, estaban estudiando o desarrollando una CBDC atlanticcouncil.org.
¿Qué es una CBDC?
Una CBDC es una unidad de valor digital emitida directamente por un banco central. Puede clasificarse en dos grandes categorías: minorista (o general) y mayorista. Las CBDC minoristas simulan el dinero físico: están destinadas al público en general, pueden utilizarse para pagar bienes y servicios y son un pasivo directo del banco central; por ello proporcionan el mismo nivel de exigibilidad que el efectivo.
Las CBDC mayoristas, en cambio, se diseñan para las transacciones interbancarias y de gran valor, y podrían sustituir o complementar a los sistemas de liquidación bruta en tiempo real.
El documento base destaca que las CBDC minoristas podrían adoptar diferentes arquitecturas (centralizadas o de dos niveles) y podrían ser programables, es decir, permitir condiciones de pago, límites de gasto, impedir pagar a un determinado usuario, o impedir el pago a un determinado usuario, simplemente desconectando la billetera.
Ventajas potenciales
Entre los beneficios más citados de una CBDC se encuentran:
- Pagos más rápidos y eficientes. Un sistema digital gestionado por el banco central podría permitir transferencias instantáneas y reducir los costes de procesamiento, beneficiando a consumidores y a comercios.
- Inclusión financiera. En países donde muchas personas no tienen acceso a cuentas bancarias, una CBDC accesible desde un teléfono móvil podría facilitar la participación en la economía digital.
- Lucha contra la informalidad y la evasión fiscal. Un dinero digital rastreable reduce la opacidad de las transacciones y facilita el cumplimiento tributario.
- Reducción de la dependencia de stablecoins privadas. Al proporcionar un activo digital de curso legal, los bancos centrales pueden disminuir el atractivo de tokens privados que representan riesgos para la estabilidad financiera, al no controlar el volumen global de estas.
Riesgos y desafíos
La vigilancia de los ciudadanos e incluso la programación de restricciones políticas sobre el gasto, algo incompatible con un sistema de libertades. Un Gobierno autoritario podría desconectar una billetera a un ciudadano, por ser “mal ciudadano”.
Riesgo de ciberataques y a la posibilidad de que grandes depósitos se trasladen desde bancos comerciales hacia el banco central en momentos de tensión financiera, debilitando al sistema bancario.
Casos de estudio actuales
Varias economías están experimentando con CBDC en diferentes etapas:
- Yuan digital (e‑CNY) – China fue pionera al poner en marcha un amplio piloto en 2020. Para junio de 2024 el e‑CNY había registrado transacciones por 7 billones de yuanes y contaba con más de 325 millones de monederos e-axes.com. El plan incluye funciones programables (por ejemplo, pagos que solo se ejecutan si se cumplen determinadas condiciones) y la integración de la moneda digital en sistemas de transporte y programas de consumo. China participa además en proyectos de interoperabilidad como mBridge (véase el segundo artículo).
- e‑krona de Suecia – El Riksbank inició en 2020 pruebas técnicas de una CBDC minorista. El proyecto ha probado pagos fuera de línea y el uso a través de intermediarios, pero aún evalúa su viabilidad comercial.
- Euro digital – El Banco Central Europeo completó en 2023 la fase de investigación y en octubre de 2025 decidió avanzar a la etapa de preparación, con pruebas piloto planificadas para 2027 y posible emisión en 2029. Las autoridades europeas han destacado que el euro digital será un “complemento” al efectivo y que la privacidad se preservará mediante límites de saldo y protección de datos.
- Ejemplos en economías emergentes. El Sand Dollar de Bahamas (2020) fue la primera CBDC minorista en operación a nivel mundial; la e‑Naira de Nigeria (2021) intenta mejorar la inclusión financiera y ya permite pagos internacionales; y el JAM‑DEX de Jamaica (2022) se utiliza para pagos de servicios básicos. Otros países como India (donde el Banco de la Reserva lanzó en 2022 la rupia digital en fase piloto) han mostrado progresos acelerados, convirtiéndose en uno de los proyectos con mayor crecimiento.
- Hispanoamérica y Caribe. Brasil planea lanzar el Drex (anteriormente real digital) como plataforma para tokenizar depósitos bancarios, y países como Uruguay, Colombia y México exploran diseños propios. Estas iniciativas buscan reducir el uso de efectivo y combatir la informalidad.
Panorama global, 2025
El rápido avance de los pilotos refleja una tendencia global. A mediados de 2025, el Atlantic Council contabilizaba 49 proyectos piloto y 3 lanzamientos completos (Bahamas, Nigeria y Jamaica).
China siguió liderando por adopción, mientras que Europa consolidó la regulación de criptoactivos mediante MiCA.
Estados Unidos, por su parte, han desacelerado los trabajos sobre un dólar digital, centrándose en fortalecer el mercado de stablecoins mediante la Ley GENIUS (ver Artículo próximo). Esta diversidad muestra que no existe un camino único: cada jurisdicción diseña su CBDC de acuerdo con sus prioridades económicas, tecnológicas y políticas.
Reflexión Final
Las CBDC representan la evolución del dinero público en una era digital: el dinero FIAT. Pueden ofrecer pagos más rápidos, transparentes y accesibles, pero también plantean riesgos de privacidad, ciberseguridad y estabilidad financiera.
Como muestran los casos de China, Suecia y Europa, el éxito dependerá de un diseño cuidadoso que equilibre innovación y protección de derechos, algo que parece fuera de la estrategia en la UE. La adopción de estándares como ISO 20022 (descritos en el próximo artículo) ayudarán a que las CBDC coexistan con el dinero bancario y otros activos digitales, fomentando un ecosistema financiero abierto y seguro.
Linkedin: Aquilino García



