Dictadura de la Comisión Europea. Chat Control: la amenaza silenciosa a la privacidad y la libertad de expresión
Los últimos días se rechazó la propuesta de la presidencia danesa de volver a activar Chat Control, lo que supone de facto eliminar la privacidad en las aplicaciones tanto de mensajería como de correo en línea en Europa. De facto, la inviolabilidad de los mensajes quedan prohibidos en línea. Se rechazó.
La gentuza que destroza la industria, el campo, nos empobrece y aprovecha la situación con Rusia para “quemar” millones de euros en armas y corrupción. Pues tiene una nueva propuesta.
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La nueva propuesta de la Presidencia del Consejo de la UE sobre la regulación para “prevenir y combatir el abuso sexual infantil online” —popularmente conocida como Chat Control— se presenta como una actualización “técnica y razonable” de la legislación vigente.
Se nos dice que elimina obligaciones intrusivas, que refuerza garantías y que protege a los menores sin espiar a los ciudadanos. Pero, en realidad, el texto consolida un marco legal que normaliza excepciones permanentes al secreto de las comunicaciones, habilita nuevas formas de vigilancia previa a la transmisión incluso en servicios cifrados, y crea un sistema europeo centralizado con capacidad para ordenar bloqueos, desindexados y retirada de contenidos con efectos transfronterizos. No es George Orwell, No es 1984. Es Ursula von der Layen y los 40 ladrones.
La pregunta ya no es si Europa quiere proteger a los menores, sino qué nos pretende colar en el proceso. El riesgo es claro: si esta regulación se aprueba tal como está, los pilares que sostienen la privacidad digital en Europa quedarán eliminados.
Un cambio estructural en la arquitectura legal de la privacidad
La regulación hace permanente una excepción a la directiva que protege la confidencialidad de las comunicaciones electrónicas, originalmente temporal. Esta “normalización” de la excepcionalidad abre la puerta a que actuaciones extraordinarias —como la inspección automatizada de mensajes— se conviertan en parte habitual del ecosistema digital europeo.
Aunque se elimina la obligación general de detección para todos los proveedores, el texto mantiene instrumentos clave: órdenes de detección, órdenes de retirada, órdenes de bloqueo, órdenes de desindexado, y un sistema de “actividades voluntarias” que en la práctica permite que las plataformas sigan escaneando comunicaciones privadas si obtienen el consentimiento del usuario… un consentimiento que, como sabemos, muchas veces es obligatorio para usar el servicio. Gmail, hotmail, redes sociales, whatsapp, todo estará al descubierto de estos liberticidas.
La privacidad no desaparece por un acto violento, sino por la incontable suma de pequeñas excepciones aceptadas “sólo para casos graves”. Y la historia demuestra que cuando una excepción se normaliza, se expande al máximo de capacidad.
El peligro del escaneo previo en servicios cifrados
La propuesta insiste en que el cifrado extremo a extremo no se romperá. Sin embargo, exige que las tecnologías de detección funcionen “antes de la transmisión” en los servicios cifrados. Traducido: se habilita el llamado client-side scanning, es decir, la inspección del contenido en el dispositivo del usuario, antes de aplicar el cifrado. Por esto, un terminal Graphene, una buena VPN y unos servicios prestados fuera de la UE son la única solución para escapar de estos sicópatas.
El problema no es teórico, es matemático: cualquier sistema que analiza el contenido antes de cifrarlo introduce una vulnerabilidad. Si el proveedor puede analizarlo, un atacante o un gobierno también podría hacerlo. ¿Podrán modificarlo?. Es un debilitamiento estructural del modelo de seguridad en el que se basa el cifrado moderno.
Bloqueos, desindexados y censura previa automatizada
El texto también consolida mecanismos de retirada y bloqueo de contenido que pueden aplicarse rápidamente y con efectos multiplataforma. En un entorno donde los algoritmos se equivocan, donde los contextos importan y donde los contenidos legítimos pueden parecer sospechosos, las repercusiones son absolutamente inconmensurables:
- Periodistas que documenten abusos pueden ver su material eliminado.
- ONG que denuncien violencia de cualquier tipo pueden quedar bloqueadas.
- Académicos y activistas pueden ser silenciados por automatismos mal calibrados.
Y aunque existen vías de recurso, la retirada rápida combinada con un proceso burocrático lento genera un efecto de autocensura que perjudica a quienes necesitan expresarse para proteger y defender derechos.
Un EU Centre con poderes desproporcionados
La nueva propuesta refuerza el papel de un centro europeo que funcionará como depósito centralizado de indicadores, algoritmos y decisiones técnicas que afectan a miles de millones de comunicaciones. La concentración de poder técnico —y de datos sensibles— en una sola entidad aumenta los riesgos sistémicos: errores, filtraciones, manipulación de listas o simple opacidad administrativa pueden tener consecuencias inmediatas y amplias.
Controlar qué se detecta, qué se bloquea y qué se considera sospechoso nunca debería depender de una estructura burocrática poco transparentada por diseño.
Europa debería proteger, no vigilar
Esta propuesta parte de un objetivo legítimo, pero adopta métodos que erosionan libertades fundamentales. La protección de los menores es incompatible con un sistema que debilita el cifrado, favorece la vigilancia previa de las comunicaciones y habilita censura algorítmica.
Europa tiene una oportunidad para demostrar que la protección no requiere sacrificar derechos: más recursos policiales, cooperación internacional real, investigación dirigida con órdenes judiciales, herramientas forenses robustas y medidas centradas en delincuentes, no en ciudadanos.
El equilibrio entre seguridad y libertad se pierde cuando se empieza a tratar a toda la población como sospechosa por defecto.
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Señoras y señores. Esto va de Libertad de Expresión. Silenciarte es dejar de existir digitalmente. Hoy es expresarte, mañana será desconectar tu billetera, bloquear tu identidad digital o confinarte digitalmente.
¿Lo vas a permitir? Yo, no
Linkedin: Aquilino García



