¿Cómo gestionas tu propio DAFO?
Una persona de costumbres puede sucumbir al desorden, la fuerza de voluntad no siempre es sinónimo de perseverancia, las personas somos individuos complejos con entornos cambiantes. Estas realidades pueden ser gestionadas a nivel personal aplicando herramientas sencillas de la planificación estratégica, como el clásico diagrama DAFO. Se trata de comenzar identificando algunas de nuestras debilidades habituales, amenazas comunes, fortalezas que debemos trabajar y oportunidades que a veces se distinguen en el horizonte.
Hace unos días leía un artículo que describía un ejemplo muy pedagógico para explicar la importancia del contexto: sin moverse del sitio, el profesor retó a toda la clase a lanzar bolas de papel, intentando encestar en una papelera colocada sobre su mesa. Como podemos imaginar, la proporción de canastas disminuía exponencialmente según se hacían lanzamientos desde filas más lejanas. Entonces, propuso formar un círculo, colocando en el centro la papelera, ahora las condiciones de contorno eran comunes, solo dependían de su habilidad personal. A veces puede estar en nuestra mano movernos, para amortiguar las amenazas o favorecer las oportunidades, en cambio, lo que sí dependerá siempre de nosotros es desarrollar la actitud que nos ayude a transformar la debilidad en fortaleza.
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El hábito es la base de la virtud, y entre ellas considero prioritaria trabajar la confianza. Este valor que pertenece al ámbito de la moral, supone una disposición interior que fomenta la seguridad y la apertura hacia los demás. De hecho, en la lengua inglesa tenemos dos términos diferentes para expresarla: confidence, cuando nos referimos a la seguridad interior en nosotros mismos; o trust, en referencia a es apertura hacia los demás. El primer paso para adentrarnos en nuestro DAFO requiere conocer nuestro potencial interior, nuestra capacidad como persona única e irrepetible, fomentar esta confianza que nos ayude a recorrer nuestro propio camino de la debilidad a la fortaleza.
Unida a la confianza, conviene practicar la paciencia, que es herramienta fundamental al atravesar periferias inciertas, superando infinidad de amenazas mientras buscamos las ansiadas oportunidades. Esta virtud moral, relacionada con la fortaleza, implica resistir con serenidad las dificultades, el dolor o la espera.
Byung-Chul Han, premio Princesa de Asturias 2025 de Comunicación y Humanidades, nos recuerda que en un mundo obsesionado con la rapidez y el rendimiento, la confianza y la paciencia son recursos estratégicos en el desarrollo personal y en el trabajo en equipo. En Aroma del tiempo (2009) afirma que “la paciencia es una forma de resistencia al tiempo acelerado” y en La sociedad de la transparencia (2012), alerta del peligro de una cultura dominada por una desmedida “transparencia que anula la confianza”, superando el muro del pudor más íntimo de la persona, intentando conquistar su alma.
Linkedin: Severiano Arias



