La salud mental en la alta dirección: el tabú que ya no podemos seguir ignorando

Durante demasiado tiempo, la conversación sobre liderazgo se ha centrado en resultados, estrategia, expansión, rentabilidad y visión. Sin embargo, existe un elemento crítico -quizá el más determinante de todos- del que apenas se habla: la salud mental de quienes ocupan posiciones directivas. Un tema que afecta directamente a la sostenibilidad empresarial, pero que todavía se vive en silencio, con pudor o como si reconocerlo fuese un síntoma de debilidad.

En la Región de Murcia, donde el tejido empresarial está formado en gran parte por directivos que lideran compañías familiares, proyectos en crecimiento o equipos sometidos a alta competitividad, la presión es especialmente visible. El liderazgo regional combina tradición, responsabilidad generacional, innovación, cambios normativos y un alto nivel de exigencia personal. Y esa mezcla, aunque poderosa, también pasa factura.

Burnout y medicación: la realidad que muchos no cuentan

En conversaciones cotidianas con directivos de distintos sectores -industria, agroalimentario, servicios, logística y tecnología- cada vez escucho con más frecuencia algo que debería alarmarnos: muchos necesitan medicarse a diario para conciliar el sueño, para poder dormir o para amortiguar la presión mental que sienten.

Ansiolíticos, hipnóticos, relajantes o “fármacos para que los problemas sean menos problemáticos”. Lo dicen casi en voz baja, como si fuese una confesión. Y sin embargo, es cada vez más habitual. Esta tendencia tiene una raíz profunda: el directivo siente que no puede parar, que no puede fallar ni mostrar vulnerabilidad. Vive en estado de alerta permanente. Y el cuerpo no está diseñado para sostener esa intensidad de forma indefinida.

Murcia es una región donde se trabaja mucho, rápido y con una gran implicación emocional. Esa fortaleza, sin gestión interna, también genera desgaste silencioso.

La soledad del líder y la cultura del “estar siempre disponible”

Aunque un directivo esté rodeado de personas, la posición a menudo resulta profundamente solitaria. Las decisiones difíciles, la gestión del riesgo y la responsabilidad de sostener equipos acaban creando un aislamiento emocional que pocos expresan.

A esto se une la cultura de la disponibilidad total: teléfonos encendidos 24/7, correos a cualquier hora, reuniones interminables… y la expectativa de estar siempre en modo resolución. Con el tiempo, esta dinámica erosiona la claridad mental y la capacidad de liderar desde la calma.

Meditación, naturaleza y bienestar: lo que parece raro y debería ser normal

Paradójicamente, cuando hablo con directivos sobre incorporar meditación diaria, respiración consciente o baños de biofilia -contacto profundo con la naturaleza- muchos se sorprenden. Lo ven como algo “raro” o alternativo.

Y sin embargo, vivimos en una región privilegiada: a 20-40 minutos tenemos mar, montaña, senderos, silencio y espacios naturales que regulan el sistema nervioso de manera científica y comprobada.

Neuropsicólogos, médicos y divulgadores como Marian Rojas Estapé, Mario Alonso Puig o Manuel Sans Segarra explican desde hace años cómo la naturaleza, la respiración y la gestión emocional impactan directamente en la capacidad cognitiva y en la toma de decisiones. La evidencia es clara: el cortisol baja, la creatividad sube y la ansiedad disminuye.

Cuidar la mente del líder es una decisión estratégica

La salud mental de la alta dirección no es un tema personal: es un asunto de competitividad y cultura empresarial. Un directivo que no descansa lidera desde la reactividad. Uno que se regula, en cambio, piensa con claridad, comunica con serenidad y contagia equilibrio a toda la organización.

Un nuevo liderazgo más humano para Murcia

La Región de Murcia necesita líderes capaces de sostener no solo el crecimiento económico, sino también el bienestar emocional de sus personas. Un liderazgo que entiende que cuidar la mente no es un capricho, sino una responsabilidad estratégica.

Linkedin: Ana Conesa Segura