Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNLa primera causa de muerte en el mundo
  • Buscar
Carlos Escolano

La primera causa de muerte en el mundo

 

Desde siempre me han interesado los 'porqués' de las cosas, así que, cuando en la Facultad me dijeron que la primera causa de muerte en el mundo (el occidental claro) era la enfermedad cardiovascular (compendio heterogéneo de afecciones cardiacas y vasculares diversas) me quedé estupefacto.

 

Algo tan sencillo como un corazón que deja de latir, una arteria que no puede seguir abierta o un vaso que sencillamente se rompe sin más…

 

Y por muchos fármacos que tomamos, no conseguimos reducirla en exceso, solo prolongar la esperanza de vida y de algún modo “controlarla” unos años más. Ojo, no digo que no cumplan su función los fármacos, (ni mucho menos), pero es un matiz importante.

 

Aún recuerdo cuando mi profesor catedrático de Farmacología decía tan tranquilamente que la Insuficiencia Cardiaca era exactamente como un cáncer e incluso peor, porque una vez 'roto' el corazón, es solo cuestión de tiempo que vuelva a fallar y fallar hasta que pare.

 

Y la  pregunta es obvia, ¿cómo es posible que no seamos capaces de luchar contra eso con todo el arsenal terapéutico? ¿cómo es posible que cada vez la incidencia sea mayor y en edades más tempranas? ¿es sólo fruto del envejecimiento de la población? ¿conocemos las causas? ¿se nos escapa algo?

 

Empezando por el final, diré que lo que conocemos desde hace muchos años son los llamados factores de riesgo y hace no demasiados años empezamos a estudiar mejor y a entender las causas. Aunque no deja de ser difícil esta tarea, en parte por  algunos intereses creados (que existir existen), y a la inercia o resistencia al cambio de muchos profesionales. El problema radica cuando el conocimiento pese a estar validado, no se actualiza ni se traslada a la práctica clínica y pasan años hasta que eso sucede, si es que acontece. Pues bien, en ese punto estamos de la historia.

 

Por un lado, es comprensible que en el Top five de enfermedades, figuren enfermedades complejas y relativamente modernas como el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. Fruto del estilo de vida moderno y de un montón de causas multifactoriales muchas de ellas desconocidas, pero, ¿cómo es posible que las enfermedades cardiovasculares las superen?

 

Algunos dirán que los estudios poblacionales más grandes que se han realizado en el mundo son, precisamente de la enfermedad cardiovascular, para conocer a lo largo de los años cómo se desarrolla y entender sus causas. Están en lo cierto, esa era la idea.

 

Ahora bien, encontrar hallazgos no implica necesariamente causalidad; además nos hemos centrado mucho en 'paliar esos hallazgos'. Como quien atenúa el dolor cuando aparece,  sin ver  el conjunto de los datos e información, para poder así curar (esto en ciencia se conoce como sesgo). 

 

Pongo un ejemplo sencillo, si nos encontramos una persona aplastada por un árbol en el suelo, podemos llegar a pensar que el causante del aplastamiento es el árbol, y sería a priori,  un razonamiento válido si no tenemos más información ni conocimiento. Pero no sería tan correcto, decir: “los árboles matan a las personas y, consecuentemente, debemos alejarnos si vemos uno porque aumenta nuestro riesgo de muerte”. Pues claramente no; ya que la causa de la caída del árbol en un ochenta por ciento de los casos (y sin intervención del hombre) es un fuerte viento con tormenta.

 

De igual modo sucede en la enfermedad cardiovascular.

 

El colesterol, por ejemplo, no es la causa de la enfermedad cardiaca, es la consecuencia o indicador aislado (tampoco demasiado fiable por cierto) de la presencia de un proceso complejo de disfunción que sucede en el vaso sanguíneo. Sucede igual con la hipertensión, la cual es un gran valor predictivo de daño y enfermedad, pero no la causa directa de la mortalidad, ya que esa tensión arterial se produce por algún motivo.

 

[Img #4299]

 

Los profesionales que nos dedicamos a la primera línea de atención sanitaria, vemos por ejemplo a veces, como los pacientes hipertensos dicen no considerarse como tales, porque al tomar la “pastilla para la tensión” ya no padecen dicha enfermedad; lo cual es erróneo y produce el efecto contrario, que es agravar mucho más la enfermedad, ya que no se actúa sobre la causa. Así no es extraño que estos pacientes tomen no uno, ni dos, si no hasta cinco fármacos a la vez para mantener “la consecuencia a raya”, con la iatrogenia que eso implica…

 

Esto nos lleva a un proceso en el que por sorprendente que parezca, atendemos los indicadores presentes en una escena de enfermedad cardiovascular, mediante tratamientos efectivos que disminuyen esos hallazgos, pero que no consigue disminuir la incidencia y en muchas ocasiones la mortalidad.

 

Hay que tener en cuenta la peculiaridad de estas enfermedades en las que, primero se establece (muchas veces sin síntomas visibles) y con los años se manifiesta con un final fatal;  y si aparece un evento cardiaco-vascular en algún momento, los fármacos cumplen su función, alargando lo inevitable.

 

Imagina que tenemos una tubería con material corrosivo, y sale un agujero, pues el fármaco es el tapón que ponemos, pero con el tiempo la corrosión genera otra grieta.

 

Al final querido lector, si estos fármacos curaran… no sería la principal causa de muerte en el mundo, y yo no estaría escribiendo este texto.

 

Un ejemplo claro de esto, lo tenemos en los antibióticos. Son eficaces matando bacterias, las cuales son la causa de mortalidad de una infección, y es por eso que en Occidente, las infecciones ya no son la principal causa (como si lo era antaño), porque directamente curan, aunque cada vez menos, pero esto sería tema de otro artículo más largo.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.