El vigilante de seguridad: un profesional esencial
En nuestra sociedad, la seguridad es un pilar fundamental, un derecho que todos merecemos y que a menudo damos por sentado.
Detrás de la tranquilidad que todos disfrutamos en nuestro día a día, ya sea al ir de compras, asistir a un evento o simplemente transitar por la ciudad, se encuentra un colectivo de profesionales cuyo compromiso y dedicación son fundamentales para nuestra seguridad y bienestar: los vigilantes de seguridad. Su labor, a menudo silenciosa y discreta, pero siempre presente, es esencial en múltiples ámbitos de nuestra sociedad. Desde la protección de infraestructuras críticas hasta la prevención de incidentes en espacios públicos, su presencia es garantía de tranquilidad y orden.
Sin embargo, a pesar de su importancia, su trabajo a veces pasa desapercibido y no recibe el reconocimiento que merece. Desde aquí, quiero poner en valor su profesionalidad, su preparación y su compromiso con la seguridad de todos. Los vigilantes de seguridad son mucho más que simples 'seguratas', son trabajadores cualificados que velan por nuestra tranquilidad en prácticamente todos los sectores de nuestra sociedad.
El vigilante de seguridad es un profesional autorizado por la Dirección General de la Policía, con una formación rigurosa y continua en diversas áreas como primeros auxilios, autodefensa, normativa legal, control de accesos, gestión de crisis y mucho más. Su preparación le permite adaptarse a una amplia variedad de entornos y situaciones, siempre según la legislación que regula las actividades de seguridad privada.
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La presencia de un vigilante de seguridad disuade a posibles delincuentes y proporciona una sensación de seguridad a los ciudadanos. Su labor de vigilancia y control previene incidentes, protege bienes y personas, y garantiza el cumplimiento de las normas de seguridad. En situaciones de emergencia, su rápida actuación puede marcar la diferencia entre un pequeño incidente y una tragedia.
Los vigilantes de seguridad son esenciales en la protección de infraestructuras críticas como aeropuertos, puertos, centrales eléctricas y nucleares, donde su labor es crucial para prevenir sabotajes, atentados y otros riesgos que podrían tener graves consecuencias para la sociedad. En el ámbito empresarial, protegen instalaciones, mercancías y personal, contribuyendo a la continuidad de la actividad económica.
En eventos públicos y espectáculos, su presencia es fundamental para garantizar el orden, la seguridad de los asistentes y el correcto desarrollo de la actividad. En centros hospitalarios, protegen a pacientes, personal sanitario e instalaciones, velando por un entorno seguro y tranquilo. En el transporte público, garantizan la seguridad de pasajeros y la cívica convivencia de las personas.
Como ejemplo se debe mencionar las actuaciones diarias que se realizan en el transporte público de las grandes ciudades en prevención contra la delincuencia organizada de bandas de carteristas o similares.
A pesar de su importancia, los vigilantes de seguridad a menudo se enfrentan a situaciones de falta de respeto y reconocimiento. Su labor es menospreciada, su autoridad cuestionada y su integridad física puesta en riesgo. Es fundamental cambiar esta percepción y valorar su trabajo como se merece.
Con una labor, a menudo invisible, que merece nuestro reconocimiento. Es hora de valorar esta actividad. Solo así podremos garantizar un futuro prometedor para la seguridad privada y para los profesionales que la hacen posible.
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