Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNHéroes anónimos
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Gabriel Vivancos

Héroes anónimos

 

Cuando uno mira a su alrededor se da cuenta que su vida está llena de pequeños detalles. En algunas ocasiones pequeños acontecimientos diarios tienen una influencia decisiva sobre, incluso, el estado anímico, sobre todo, si se suceden en un corto espacio de tiempo. ¿A quién no le ha pasado alguna vez que por pequeñas cosas le ha cambiado el ánimo? Puede ser un golpe absurdo con el pico de una mesa, no encontrar a la primera la llave cuando vas cargado o tener que cambiar la pila del mando cuando por fin estás sentado deseando relajarte.

 

Por contra, también se dan detalles opuestos a los anteriores que nos alegran el día. La vida está llena de pequeñas cosas. De hecho, las pequeñas la llenan más que las grandes y en ocasiones pequeños gestos cobran una importancia capital para otros.

 

El camino está lleno de minúsculos actos de bondad que seguramente provocan más bien a quienes los realizan que a quienes los reciben.

 

Sin ir más lejos, recuerdo un pequeño gesto de alguien anónimo del que yo fui beneficiario. Era invierno y tras unos largos días cargado de trabajo volvimos a nuestro remanso de paz en nuestra casa de la sierra. En cuanto llegamos a la entrada de la parcela vimos que de la puerta peatonal contigua estaba colgada una bolsa de plástico. Me bajé del coche y me dí cuenta que la misma estaba atada al marco haciendo de improvisado cierre. Luego recordé que el último día antes de volver a la ciudad, no había cerrado con llave por lo que con toda seguridad, a lo largo de la semana la puerta se abrió. Seguramente, algún caminante que paseara junto a mi casa, al verla abierta decidió hacer un pequeño gesto bondadoso y anudó la bolsa para evitar, entre otras cosas, que mi querida perra 'Yena' saliera y se perdiera. Mi agradecimiento desde aquí. 

 

Son pequeños gestos de urbanidad que hacen sentirse bien a quienes los realizan y a quienes los reciben.

 

[Img #6080]

 

Esta imagen que acabo de contar me ha venido a la mente tras leer este verano la estupenda novela 'Suite francesa' de Iréne Némirovsky recomendada por mi gran amigo Manolo S.

 

Se trata de una obra con claro componente autobiográfico escrita por una judía que perdió la vida en Auschwitz después de que el colaboracionista régimen de Vichy le negara la nacionalidad francesa pese a los más de 10 años de residencia y de ser una eminente escritora huida del régimen bolchevique.

 

La novela que estuvo perdida durante muchos años, se inicia los días previos a la invasión alemana y finaliza de forma abrupta ante la detención y deportación de la autora.

 

Al final de la obra, una de las hijas supervivientes decidió publicar la correspondencia de sus padres entre 1936 y 1945 y gracias a ello, podemos leer las dos últimas cartas de la escritora que manda a su desesperado marido cuando va camino del campo de concentración.

 

Sin embargo, más allá de estremecerse con el contenido del mensaje me llama la atención cómo pudo llegar el mismo a su destinatario puesto que la autora estaba detenida esperando partir para no regresar.

 

Las conclusiones de los editores de la novela son que una de las cartas pudo llegar a su destino gracias a un pequeño gesto pero que, sin duda, supuso mucho para su destinatario e incluso para los que ahora leemos atónitos el fatal desenlace. Un gendarme anónimo de la comisaría donde aguardaba la deportación tuvo la humanidad de coger la carta, ponerle un sello y enviarla a su dirección.               

 

Poco podía imaginar aquel héroe sin rostro que su acto iba a ser apreciado y recordado por miles de personas casi cien años después.

 

La vida está llena de pequeños gestos, unos bienintencionados y otros no tanto, de personas que hacen el bien sin mirar a quién y de otras que hacen exactamente lo contrario, unas aportan felicidad y otras tristeza pero sin duda todas forman parte de nuestro día a día.

 

La cuestión es elegir en qué lado queremos estar, donde nos vamos a sentir mejor y por supuesto, no dejar de hacerlo porque pequeñas acciones pueden ser muy grandes para otros.

 

Sirva este artículo, que podría dar para muchos otros, de reconocimiento para todas las personas anónimas de bien que sin esperar agradecimientos nos hacen la vida más fácil.

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