El BNB ese
De momento, vamos a fomentar la visita del forastero a nuestra capital, y darle la bienvenida
El taxista, aparcado a la sombra de la parada de La Glorieta, ve cómo su negocio tradicional se ve amenazado por la llegada de competidores como Uber o Bolt. Resiste el avance, pero a medio plazo tiene poca defensa, porque los nuevos métodos de prestar un servicio idéntico responden mucho mejor a las necesidades del cliente.
La pareja perezosa un domingo por la noche llama a pedir su hamburguesa favorita, y se lo trae un tío, o una tía, con una gran caja a sus espaldas, en cero coma. La caja lleva la marca no del restaurante que ha hecho la hamburguesa, sino de la empresa que hace la entrega.
La tienda de electrodomésticos del barrio ve cómo sus cifras de venta se han reducido casi a cero, porque el consumidor encuentra precios mucho más ventajosos en el comercio online, y no duda en aprovecharse de ellos.
La gente joven, o no tanto, que quiere ir a Madrid mañana a las nueve, busca un coche compartido a veinte euros en vez de los 90 que le costaría un AVE. Incluso, si tienes que ir a Segovia en tu propio coche y quieres que el viaje te cueste menos, puedes ponerlo en el blabla y compartir el coste de la gasolina.
Cinco ejemplos de las nuevas plataformas que han cambiado nuestra forma de vida.
Una sexta: El viajero cuando planifica su viaje ya no va a la agencia de viajes, sino que busca su propio vuelo con las líneas low-cost y lo combina con estancias en la ciudad de destino usando booking.com o Airbnb.
'El bnb ese' es una plataforma digital que conecta a la persona que tiene una propiedad que quiere alquilar, normalmente por temporadas cortas, con la persona que quiere alquilarla, normalmente porque va a viajar al lugar donde está la propiedad, para una estancia de unos días.
Para dar un ejemplo nítido sobre cómo funciona el asunto, les cuento mi último uso de la plataforma. Vamos a Londres, mi mujer, mis dos hijos mayores, y yo, y necesitamos parar en el centro de la ciudad una noche, antes de seguir al próximo destino. Como tenemos un coche de alquiler (los trenes en Gran Bretaña son salvajemente caros), necesitamos un sitio con una plaza de parking. Nos conectamos con Airbnb y ¡bingo!, allí hay un apartamento, alquilado por un tal Raj, que cumple con nuestras necesidades. Cuesta una quinta parte de lo que costarían dos habitaciones en un hotel medio-decente en el barrio de Notting Hill, y el pisito es suficiente para una noche en la gran capital. Y tiene espacio para el coche delante.
Las plataformas digitales causan grandes cambios en tiempos relativamente cortos. El auge de Uber crea oportunidades para propietarios de coches que no pueden acceder a la licencia tradicional, mientras que el consumidor ya no tiene que esperar dos horas para encontrar un taxi una noche del Warm. Los restaurantes ven reducidos sus costes de entrega a domicilio, gracias a la caja amarilla, que, a su vez, da trabajo a un montón de gente joven. La vida se hace más fácil.
Las plataformas digitales se conocen como 'disruptivas', porque mientras ofrecen claras mejoras en la vida diaria, a veces arrasan con sectores de la economía tradicional. Son tan disruptivos que son capaces de cambiar nuestras ciudades. Nuestras calles ya están llenas de furgonetas de color azul oscuro con la sonrisa puesta en el lateral. También de miles de personas en vehículos de dos ruedas eléctricas o de pedales con cajas enormes amarillas a sus espaldas. El poder del algoritmo asegura que la oferta y la demanda están servidos.
A nadie se le escapa que Murcia está cada día más llena de turistas. La ciudad está de moda. Este verano hemos visto a muchísimas familias rubias, deambulando por la calle Trapería a las cuatro de la tarde, pensando ¿where is everybody? (Alguien debería darles el manual de instrucciones de la vida murciana en agosto, que indica claramente que entre las 13 y las 19 horas no se sale).
Las ciudades españolas destinos favoritas siempre han sido Barcelona, Madrid, Granada, Sevilla, Palma y muchos más, pero recientemente, se han llenado hasta tal punto de viajeros que se han convertido en insoportables hasta para ellos mismos. De allí la búsqueda de nuevos lugares menos pisados.
Murcia está en el mapa como destino por descubrir. Si eres de Birmingham, Stuttgart, Rotterdam o Amberes, y vienes de viaje a Murcia ahora, eres de la vanguardia, sabes lo que estás haciendo. Murcia con sus tapas exquisitas, sus plazas pintorescas, y ¡una cerveza a tres euros!
El auge del turismo en la ciudad se debe en parte a la facilidad de uso del BNB ese, que te permite encontrar un lugar donde hospedarte tú solo o tú y tus siete niños, sin problemas, y con la seguridad de que el anfitrión es el que dice ser, y que no te vas a encontrar con un millón de cucarachas gigantescas bloqueando la entrada al piso. El sistema de puntuación permite al viajero comprobar dónde va. Y el 'huésped' puede elegir el tipo de persona que permite visitar su casa. Despedidas de solteros: No thank you!
Hay mucha gente que piensa que Airbnb es una cosa mala. Que si tenemos a gente desconocida andando por nuestros edificios. Que si hacen copias de las llaves. Que si van a destrozar el asunto. Las comunidades de propietarios se lanzan de manera repentina a una inesperada y repentina solidaridad. ¡No!
En términos urbanísticos, es cierto que el turismo masivo causa problemas: Masificación de gente foránea, desplazamiento de las personas autóctonas de los centros de las capitales, subida incesante de los precios de la vivienda. En las capitales españolas anteriormente mencionadas, como Barcelona y Palma de Mallorca, sin duda ha llegado a ser un problema que hay que afrontar de alguna manera. Pero en Murcia, en absoluto. Cuando llegue a ser un problema, quizá en una década o dos, tratémoslo como tal. De momento, vamos a fomentar la visita del forastero a nuestra capital, y darle la bienvenida.